Música clásica desde 1929

Ramón Tebar
Enero 2018 - Núm. 914

Ramón Tebar

El maestro regresa a casa

Designado recientemente nuevo director titular y artístico de la Orquesta de Valencia, compaginando este cargo como director principal invitado en el Palau de Les Arts, además de sus importantes y frecuentes compromisos internacionales, la razón de ser de un director de orquesta cobra sentido con Ramón Tebar. Este Ulises de la dirección, nacido en Valencia en 1978, regresa a su ciudad natal tras residir en Estados Unidos, donde en 2010 fue nombrado director de la Palm Beach Symphony y en 2011 fue designado director musical de la Florida Grand Opera, además de director del Festival Musical de Santo Domingo en la República Dominicana y desde marzo de 2014 de la Opera de Naples en Florida. El maestro Tebar estrenó titularidad con la Orquesta de Valencia hace escasos días, el 22 de diciembre, y aún resuena por el aire la atronadora ovación… Todas las entradas se agotaron desde hace varios meses y marca una tremenda expectación para su próxima presencia con la Orquesta de Valencia, el próximo 9 de febrero, en un programa con música rusa (Shostakovich, Prokofiev y Rachmaninov). Con él nos hemos sentado para hablar de este nuevo puesto y sus sensaciones como director de orquesta, “lo que hacemos los directores es dar sentido a ese trámite necesario entre la comunicación y los sentidos”, afirma el maestro.

Es un colaborador habitual del Teatro de la Zarzuela y de la OCNE, en el primer caso, cómo se lleva dando un paso hacia el género llamado “chico” tras venir del más “grande”…

La verdad es que nunca he hecho nada de lo que es llamado “género chico” en escena, porque las dos producciones que he dirigido en el Teatro de la Zarzuela han sido óperas (Marina y El gato montés). No obstante, para mí no hay géneros más grandes o chicos que otros. Para mí, lo único que hace “grande” una obra de arte no es su tamaño, es su calidad. De hecho, en el futuro tengo ya proyectos de dirigir Zarzuela escenificada. Respecto a la Orquesta y Coro Nacionales de España, va a ser la tercera vez que vuelvo y estoy muy emocionado de trabajar y hacer música con ellos. Sin duda, Madrid es una ciudad que amo y me siento muy halagado de que me quieran de vuelta. 

¿Qué ritmo teatral debe mantener la zarzuela con respecto a la ópera?

La tensión teatral no debe variar. Es cierto que el texto en la zarzuela puede interrumpir esa tensión musical, pero es la labor de los solistas y del director mantener esa línea y tener en mente siempre el clímax de la obra.

En su actividad en el Palau de Les Arts de Valencia, ha estado en diciembre con un peso pesado como Don Carlo y en la temporada anterior con La Traviata… ¿Verdi intimida? ¿Es su compositor operístico?

Nunca me he sentido intimidado, ni por Verdi ni por los grandes compositores. Todo lo contrario, cuando uno se encuentra delante de autores de esta altura y con una obra de una factura tan genial, que habla de los problemas humanos tan de cerca, siento cercanía con la música y con el mismo compositor. Cuando estoy con la partitura siento como si fuera un diálogo entre dos personas. Esta es la grandeza de Verdi y una de las razones por las que es uno de mis compositores favoritos. Lo mismo me sucede con Mozart, Beethoven, Puccini o Mahler. 

¿Y con Plácido Domingo qué tal?

Fenomenal. No es la primera vez que hacemos música juntos y es un verdadero placer hacerlo por segunda vez en mi ciudad. Es uno de esos pocos artistas de los que uno aprende ensayo tras ensayo, y función tras función. Tenemos más proyectos futuros juntos, y esto es un privilegio.

Valencia es su ciudad en su DNI, pero también ha pasado a ser un lugar clave para su actividad profesional…

Efectivamente, y más ahora después de ser nombrado director titular y artístico de la Orquesta de Valencia. Ser director principal invitado en Les Arts fue el primer acercamiento musical a mi tierra y ahora, con la otra orquesta de de mi ciudad, en el Palau de la Música, me siento incluso más en casa que lo que dice mi DNI. De hecho, soy muy afortunado porque ahora tengo tres casas, la de mi familia y los dos Palaus.   

Desde el 1 de septiembre es director Titular y Artístico de la Orquesta de Valencia, una formación que conoce bien, puesto que trabajó con ella como músico, háblenos de ella…

Es una Orquesta a la que tengo mucho cariño, porque mis primeros recuerdos musicales los asocio a su sonido. Tengo muchos amigos y amigas y todas mis vivencias son muy entrañables. Hay mucho talento y potencial para desarrollarlo aún más, tanto a nivel musical como de proyección más allá de Valencia y deseo poder contribuir junto con los músicos y el equipo del Palau de la Música, a hacer esto posible. De hecho, la primera semana me he sentido muy a gusto con tantas muestras de cariño y felicitaciones por parte de sus músicos y el equipo técnico.

¿Cuál es su proyecto, sus líneas maestras artísticas para la Orquesta de Valencia?

En primer lugar, necesitamos más profesoras y profesores en la Orquesta, puesto que se han quedado vacantes diversas plazas por jubilación, y es difícil reponerlas al mismo ritmo. Esto es esencial para establecer una regularidad en la calidad de cualquier orquesta. Algunos de los proyectos en los que estamos trabajando, son el de incentivar la creación musical, asociar artistas de renombre con la orquesta, tanto en la interpretación como en la enseñanza, y que nuestra formación pueda ser un trampolín para muchos de nuestros artistas, compositores, solistas y directores.

¿E Internacionalmente?

Exacto, sí los hay. Otro de los proyectos de la Orquesta será salir más de casa, tanto a nivel nacional como fuera de las fronteras y también hacer grabaciones. Creo que esto ayudará a motivar a nuestros músicos, a darles visibilidad y, asimismo, que se nos conozca más fuera y poder de esa forma actuar como embajadores de nuestra ciudad y de nuestro talento.

Compagina la titularidad de la Orquesta con la Palm Beach Symphony, director artístico de la Opera Naples, principal director de la Florida Grand Opera y principal director invitado del Palau de les Arts Reina Sofía…

Sólo se puede compaginar toda esta actividad con una buena organización de calendario. Tengo la suerte de contar con muy buenos equipos en cada una de las instituciones de las que soy responsable musical. No sólo me ayudan a coordinar toda mi actividad, sino que la potencian, ya que el hecho de estar presente en varias orquestas y teatros (también como director invitado), me permite crecer como artista e importar a cada una de mis orquestas, las experiencias vividas alrededor del mundo. Es un enriquecimiento mutuo.       

¿Cree que hay una generación como nunca de directores jóvenes españoles?

Creo que en España y en Valencia hemos tenido siempre un don natural para la música, quizás sea nuestro mar. Es posible que mi generación sea muy potente, pero al mismo tiempo hay muchísima más competencia ahora que antes. Pero indudablemente, pienso que nuestra generación va a ayudar a nutrir el futuro de la música en España, y dejar huella en el extranjero.

¿Cómo podría definir “filosóficamente” a un director de orquesta?

Un misterio.

¿La música que más ama es la música que más dirige? ¿O hay imposiciones de repertorio que son imposibles de rechazar?

No siempre coincide, pero cada vez intento elegir la que más amo. No obstante, la curiosidad me puede y me gusta adentrarme en repertorios aparentemente menos afines, y como la vida está llena de sorpresas, termino descubriendo obras y enamorándome de compositores que nunca pensé qué me eran o iban a ser tan cercanos. Esos momentos son los que atesoro con más cariño.

¿Qué música no dirigiría?

Creo que la música no está para dirigirla, sino para vivirla. Lo que hacemos los directores es dar sentido a ese trámite necesario entre la comunicación y los sentidos. Siempre he sido un músico que trata de comunicarse, tanto con la orquesta como con el público, y por ello intento evitar pensar más en aspectos técnicos que en la pura expresión. Si el gesto nace de la expresión, las barreras técnicas se habrán superado (hablo de lo que se entiende como dirección orquestal).

¿Y qué música cree que es imprescindible en su vida?

La que me emociona, la que me plantea preguntas y la que me comunica un mensaje.

¿Qué directores le han marcado?

Todos, para lo bueno y para lo malo. Hay directores de los que no admiro su gestualidad y me han enseñado mucho musicalmente, mientras que hay otros que me han enseñado qué no hacer. Pero sin duda el maestro que más me ha enseñado es el foso del teatro de ópera.

¿Sería de los que acabarían un concierto con un pianissimo…?

No sólo, pero sobre todo con un silencio…

¿Cuáles son los aspectos fundamentales del Ramón Tebar director? ¿Preciosismo, control, claridad, expresión…?

Depende de la obra, su música nos va marcando el camino.

¿Dejarse llevar por las emociones o controlarse…?

Depende del momento, pero si tuviera que prescindir de una, lo haría del control. Lo que llega directamente de la música al corazón, tanto de los artistas como del público, son las emociones. 

Si ahora mismo pudiera sentarse en una mesa a analizar con un compositor su obra, ¿cuáles serían? Y por qué…

Si pudiera elegir, no analizaría ninguna de sus obras. Hablaría de literatura, de filosofía, de su visión de la vida, pasearía y compartiría una buena comida y un buen vino.

Su respuesta me lleva a hacerle esta pregunta, ¿ve la música como un arte global, que aúna al resto de las artes, o la aísla por completo?

Veo la música como un lenguaje, y como lenguaje, su cualidad debe ser la de comunicar. Si como músicos podemos comunicar adecuadamente las notas del pentagrama, nos podremos sentir realizados como artistas.

Sabias palabras maestro, mucha suerte con su nueva etapa en la Orquesta de Valencia. Gracias por su tiempo.

por Gonzalo Pérez Chamorro

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