Música clásica desde 1929

Orquesta Sinfónica de Galicia
Julio-Agosto 2012 - Núm. 854

Orquesta Sinfónica de Galicia

Andrés Lacasa Nikiforov

Sentido común y estabilidad para una orquesta que ha cumplido veinte años.

El nuevo gerente de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG), Andrés Lacasa Nikiforov, asume el cargo en la formación gallega con una idea clara: realizar más actividades con el mismo presupuesto. Como él nos cuenta en la entrevista, “los primeros veinte años de la OSG han sido los años de las cosas bien hechas”. Esta limpieza y este saneamiento, tanto cultural como económico y social (la orquesta cada año amplía su número de abonados mientras su saneamiento económico es total), es posible principalmente porque la OSG es una orquesta que cuida al público y este le responde con cada vez más demanda de abonados. A Andrés Lacasa y su equipo se le presenta el momento de dar el relevo a un maestro como Víctor Pablo Pérez, que cumple su contrato como director titular en 2013. Este relevo, según Andrés Lacasa, debe hacerse sin prisa, con meditación, aunque la última palabra la tiene el Ayuntamiento de La Coruña. Como nos cuenta, el nuevo director debe de gustarle a la orquesta, por lo que tiene que haber pasado antes o después por el podio de la OSG. Nos dice que se están estudiando distintos perfiles de un director que domine el gran repertorio y que, principalmente, se implique con la orquesta. También se habla del Festival Mozart, un verdadero escaparate para la OSG, que entre sus proyectos está el de ofrecer cada vez más conciertos fuera de La Coruña, teniendo la oportunidad de seguirlos por su web con una calidad muy alta de retransmisión. Lo que el aficionado y lector de RITMO ya sabía de la OSG, su altísima calidad, es otra de las señas de identidad de la misma que nos recuerda Andrés Lacasa.
 
Ante esta nueva etapa de la OSG, deberíamos tratar de resumir lo que han sido sus primeros veinte años…

Estos años han sido los años de las cosas bien hechas. Durante este periodo se han construido los cimientos de la orquesta, y se han construido en base a tres conceptos. Primero: calidad artística, que es fundamental, y por eso es una de las mejores orquestas que hay en España. Segundo: implicación política; todas las instituciones políticas, tanto Ayuntamiento, Diputación y Xunta, están muy implicadas en el proyecto, y eso es esencial, no solo a nivel económico, también en lo que es la gestión diaria, muy importante para la orquesta, ya que los políticos tiene la capacidad de cambiar las cosas para mejor. Y tercero: el público. Durante estos veinte años se ha creado una masa de abonados que siguen a la orquesta todas las semanas, que es bastante inaudito, pues hablamos de más de mil cuatrocientos abonados que presencian los conciertos de los viernes. Resumiendo, se ha creado una orquesta que tiene sentido y que está saneada, que también ha sabido gestionar muy bien sus recursos y que ha mantenido los costes siempre a raya. Llegamos a este momento de dificultades económicas con todos los deberes hechos y con la capacidad para competir a nivel europeo. Sin calidad artística no se va a ningún lado.

Mil cuatrocientos abonados pueden competir con el Deportivo de La Coruña…

Déjeme que le diga algo: para la ciudad de La Coruña la Orquesta Sinfónica de Galicia es como el Deportivo; es apoyada por la ciudad y el público, como hacen del mismo modo con el Deportivo. Esto es gracias a que todos los años se han hecho muy buenas programaciones y a que ha crecido el número de abonados, a los que se ha cuidado especialmente. Los abonados saben que hay un equipo que puede jugar en primera y, si se hacen bien las cosas, puede jugar en la Champions…

Este equipo es de Galicia, y además de La Coruña…

Efectivamente. Y de hecho la próxima temporada una de las grandes novedades es que hemos creado un ciclo de cinco conciertos en Santiago de Compostela, y estamos trabajando para hacer más conciertos fuera de la ciudad de La Coruña, como Ferrol o Vigo, en las que también previsiblemente habrá un concierto. Todo lo que sea ampliar las actuaciones fuera de la ciudad de La Coruña va a ser también fundamental para consolidar el proyecto.

Trate de definirnos que va ser la OSG a partir de ahora…

Por un lado la OSG tiene que abrirse a todo el público de Galicia, ir creando en aquellos sitios donde no hay tradición o donde no hay temporadas estables de música sinfónica, ir creando en la medida de lo posible más demanda de abonados. Y, sobre todo, lograr el gran reto que creo que tiene la orquesta en estos momentos, no otro que crecer a nivel internacional. Es un instrumento muy bueno y debemos trabajar para estar en el gran circuito europeo. Es una orquesta de gran calidad y esto requiere de su promoción y difusión, también en cuanto a los directores invitados. Es decir, es una orquesta, por continuar con el símil deportivo, con la que ojalá podamos jugar en los próximos años la Champions…

Para eso habrá que contar con un entrenador de prestigio… ¿Cómo va la sucesión de Víctor Pablo en la dirección titular?

Estamos estudiando diferentes perfiles, tratamos de encontrar un director que se implique en la orquesta, que guste a los músicos y que pueda llevar a la orquesta fuera de España. Debe de ser igualmente, como Víctor Pablo, un director que conozca el gran repertorio, esto es evidente, y que, como he dicho, guste a la orquesta. Por tanto debe de haber venido ya a la OSG antes de decidir su elección. Las cosas hay que hacerlas bien, con calma y meditadas, sin prisas. Debe de ser un perfil que aporte también valor añadido.

En esta nueva etapa ¿hay alguna modificación sustancial que se aprecie especialmente, como en la coordinación, gestión, programación…?

Dentro de las actividades de la Sinfónica, la línea de la programación va a ser continuista, porque es una programación que genera nuevos públicos, algo en lo que tenemos que incidir bastante. Se ha abierto un nuevo espacio, que creo va a ser fundamental, como es el nuevo Ciclo de Cámara y Lied, que también va servir para llevar la música a otras ciudades, además de La Coruña. Es un ciclo que se organiza en colaboración con las sociedades filarmónicas de Galicia. Para los músicos de la OSG es una cuestión esencial hacer música de cámara, enriqueciéndolos en todos los sentidos, aunque también vamos a contar con intérpretes de prestigio internacional, como el Tokyo String Quartet o el tenor Ian Bostridge. Es muy importante contar con los grandes músicos que tiene la OSG para llevar la música de cámara a otras ciudades. El otro espacio elemental sobre el que va a crecer la orquesta, sobre algo que ya existe, es todo el proyecto didáctico de agrupaciones juveniles. Una orquesta sin cantera no tiene demasiado sentido hoy en día. La Sinfónica de Galicia ya tiene cantera, tiene la Orquesta Joven, la Orquesta de Niños, el Coro Joven y los Niños Cantores. Esto es, en parte, el futuro de la orquesta y el coro. De este modo se va a seguir trabajando en esta vía y se va a ampliar para poder traer a personas que viven en entornos con probabilidades de exclusión social y acceso a la educación cultural y musical, que no se plantean formar parte de la cantera.

Pocas orquestas tienen tantas filiales juveniles…

Sí, la verdad. La Orquesta Joven está teniendo un gran éxito desde su creación, y muchos de los músicos que estaban en la Orquesta Joven ahora están en grandes orquestas europeas. La Orquesta Joven se nutre de la energía y del ambiente de la orquesta sinfónica, y también para los músicos de la Sinfónica es un orgullo dar clase y ayudar a gente joven, porque además en el futuro la orquesta sinfónica se tendrá que nutrir de nuevos músicos y hace falta crear esa cantera.

También hay una Orquesta de Cámara vinculada a la Sinfónica…

Sí. Actualmente tiene menos actividad por razones estrictamente presupuestarias, aunque hasta la fecha ha sido una formación con muchísima actividad musical.

Entonces, uno de los principales proyectos que tiene su nuevo equipo es ampliar las actividades de la orquesta…

Por supuesto. Queremos llegar a más público y a otro tipo de público. En la música, todos los proyectos educativos y didácticos ahora no solo buscan enseñar o dar a conocer la música de los granes compositores de la historia. Lo que hay que intentar, a través de la música, es que la sociedad se enriquezca y que la música sea algo cotidiano. Que igual que lo es el deporte, el tocar un instrumento o tocar en una orquesta de niños sea un pasatiempo como otro cualquiera, lo que requiere dedicación, requiere inversión, requiere mucha paciencia… Hace poco menos de cuatro semanas, la Orquesta de Niños debutó en un teatro de Lugo y tuvo un éxito sin precedentes. En estos casos siempre se exige un mínimo de disciplina, y más cuando hablamos de tocar un instrumento y aun más al hacerlo en grupos, si no es imposible ejercer de músico. Pero también es cierto que lo que falta quizás en España es afición. Puede que sea más bien una cuestión de ausencia de educación, ya que se puede haber estudiado música aunque luego no se viva de ella, pero ya se tiene una base que genera un conocimiento y este, a su vez, la afición. Vivir o haber vivido la música de forma activa es más fácil para tener afición que pedirle a alguien que se siente dos horas en un auditorio, especialmente a la gente joven, y que escuche obras que posiblemente no hayan escuchado en su vida, con los protocolos elitistas que están ligados a este tipo de acontecimientos, aunque sean procesos inevitables. Si conseguimos que la gente joven se implique de forma activa, cantando o tocando con gente de su edad, que tengan en los fines de semana otras cosas que hacer… Todo esto al final impregna a la sociedad de afición, ya que se involucra a familias y amigos. Se trata de normalizar el uso de la música.

¿Sus gustos personales pueden afectar a la programación en las próximas temporadas?

No, de ningún modo. Ni pueden ni deben. Creo que seguiremos con la línea que ha comenzado Víctor Pablo Pérez, que ha tenido un gran éxito, programando atendiendo al público, como siempre se debe hacer, atendiendo también al patrimonio local, regional y nacional. En una orquesta como la Sinfónica de Galicia hay que programar las grandes obras del repertorio, ya que ese es el núcleo de su actividad, aunque también lo ideal es abarcar desde el repertorio clásico al repertorio contemporáneo. Todo lo que sea ampliar el repertorio será estudiado.

Remitiéndonos a su pasado violinístico ¿su gestión en la OSG va a ser más como solista o como integrante de un grupo?

Disfruto más de la gestión que de la interpretación porque se abarcan muchísimas más cosas. Es fundamental el equipo, un gerente no hace nada sin su equipo. Es un trabajo muy bonito porque, insisto, se abarca todo, desde asuntos artísticos, laborales, etc. Al final uno tiene que hablar en varios idiomas cuando está en la gerencia de una orquesta como la Sinfónica de Galicia; con los abonados, con el archivero, con los músicos, y dentro del grupo de músicos, con el director, con los distintos solistas, coro, integrantes de la orquesta… Cuanto más se abarque creo que es mejor.

Habla de implicación social y política ¿Cómo es el equipo que le rodea y qué nivel de implicación tiene en su proyecto?

El consorcio o el equipo técnico, en su gran parte, nació con la orquesta. Es el alma de la orquesta. Este equipo tiene muchas ganas de hacer nuevos proyectos, está muy motivado y siente en gran parte la orquesta como suya.

Háblenos un poco de la próxima temporada, de ese ciclo Tchaikovsky que no sé si es fruto de su segundo apellido…

No, en absoluto. La temporada y su programación pertenecen a la dirección musical de Víctor Pablo. Creo que el maestro ha querido en su última temporada despedirse incidiendo en aquello que él ha hecho tan bien, como es atraer nuevos públicos. La próxima temporada vamos a abrir el abono de los sábados, que hasta ahora tenía siete conciertos, y lo vamos a ampliar a diez, porque hay una gran demanda de público que no puede asistir a los de los viernes. Un compositor como Tchaikovsky, que gusta a todos, será muy beneficioso para ampliar y atraer a más público. Habrá también gran repertorio, como Bruckner o Mahler, atendiendo también a los compositores gallegos, con bastantes estrenos.

¿Hay que dosificar la incorporación de nuevos repertorios?

Es fundamental hacerlo, como lo es apoyar la creación contemporánea. Pero hay que ir poco a poco. No podemos comparar una ciudad como La Coruña, con una oferta cultural determinada, con una ciudad como Madrid…

Para la temporada próxima se leen nombres como Nebolsin, Kitajenko Steinbacher, Koopman, Larmore, Sara Ott, Perianes, Znaider… Primera fila de solistas invitados…

Sí, son muy grandes artistas y de altísimo nivel. La OSG ha tenido históricamente una relación privilegiada con grandes artistas, desde Anne-Sophie Mutter, Grigory Sokolov o Maurizio Pollini. Es una de las pocas orquestas con la que estos artistas colaboran. Esta misma semana va a tocar Maxim Vengerov con la OSG en el Festival Mozart. Estas relaciones hay que mantenerlas. Son músicos que saben que cuando van a Galicia se van a encontrar con un instrumento de primera categoría. Además también contamos con la presencia de nuevos y jóvenes músicos, como los directores Guillermo García Calvo o Rubén Gimeno, que salió de la orquesta y ahora se dedica a la dirección con gran éxito. En una programación hay que combinar artistas consagrados con artistas jóvenes a los que dar una primera oportunidad.

¿Se va a mantener el Festival Mozart y su vinculación con la OSG?

El Festival Mozart se traslada de Madrid a La Coruña de la mano de Antonio Moral y gracias a la Fundación Caixa Galicia, que lo patrocina en su totalidad. Gracias a esto se crea el Festival Mozart en La Coruña y durante muchos años, de hecho hasta hace dos o tres años, el apoyo económico de la Fundación Caixa Galicia estaba intacto. Este era un ciclo que no dependía del presupuesto de la orquesta. Como todos sabemos, en los últimos años la situación económica se ha deteriorado, y me he encontrado en el año 2012 sin patrocinio privado. Por tanto, el Festival Mozart se ha programado con recursos propios del consorcio. Ha sido fundamental el apoyo del Ayuntamiento de La Coruña, que ha considerado muy importante mantener el Festival, haciendo hincapié en mantener la calidad, que es una de las señas de identidad de este Festival, que se ha mantenido a costa de suprimir las producciones operísticas, que son muy costosas. Es un punto de inflexión, ya que la ópera volverá al Festival Mozart. Es el verdadero escaparate de la OSG. Recientemente hemos tenido a Lorin Maazel, que alabó sinceramente a la orquesta. Fue un concierto histórico (ver crítica en esta misma página).

Como gerente y como músico, tendrá algunos músicos que admire y a los que le gustaría ver por la OSG…

Casi todos los gerentes queremos que vengan grandes directores a dirigir su orquesta. Como gustos personales le diría nombres como Mariss Jansons, Riccardo Muti o Christoph Eschenbach. Grandes directores que por su agenda es muy difícil conseguir que vengan, aunque la temporada que viene tenemos a otro gran maestro, como James Conlon. Vamos a intentar que el Festival Mozart tenga uno de estos grandes nombres una vez al año.

¿E intérpretes…?

Me encantaría que volviera Grigory Sokolov, me parece uno de los más grandes pianistas (el entrevistador coincide con Andrés), o Maurizio Pollini. En cuanto a solistas, la orquesta ha colaborado con casi todos los grandes.

No me ha dicho violinistas…

Tenemos ahora a Vengerov en el Festival. Espero que pueda volver Frank-Peter Zimmermann, que es un violinista que ha tocado a menudo con la OSG. Otro violinista que me encanta y que espero que pueda venir es Leonidas Kavakos. También me gustaría contar con grandes voces, como René Pape.

No sé por qué, pero hablando de Pape en 2013 recuerdo que tenemos un año Wagner…

Y año Britten y año Verdi, nada menos. Algo tendremos en la Sinfónica Galicia como homenaje a estos tres grandes. Recuerdo que la orquesta programó hace unos años nada menos que la Tetralogía de Wagner…

Pues estaremos atentos a esta nueva temporada. Ha sido un placer, muchas gracias.
 
Por: Gonzalo Pérez Chamorro
 

FESTIVAL MOZART: ESPERANZADOR COMIENZO
 
Muy amablemente sugerido por la Orquesta, tuve la oportunidad de asistir a los dos conciertos que abrieron el Festival. Ambos bajo la batuta de Víctor Pablo Pérez, el maestro titular de la OSG. Tuvieron lugar los días 12 y 13 de mayo pasados.
 
El primero dio comienzo con una pieza que pareció de compromiso. Sin embargo, no me parecen justificadas ciertas opiniones –que pude recabar, y que desde luego considero legítimas– acerca de la conveniencia de programar una música de estas características. La obra a la que me refiero es Alborada de noite e de luz, un estreno absoluto del compositor vigués Juan Durán. No conocía a este señor, pero, cuando me he informado, he visto que nació en 1960. Pocos años me parece que tiene para hacer una música tan llena de convenciones y poco interesante en su sonar general. No obstante, empece antes a decir, me perece muy bien que una orquesta autonómica muestre las creaciones de los paisanos de su tierra, sean o no del agrado de unos u otros. Porque, además, seguro que hay muchos “de los otros” para este tipo de musicas hechas a golpe de nacionalismo rancio, pero que al final congregan a legiones de seguidores en el lugar con el que se corresponden. Un dato más, en todo caso: seguramente, o esta vez o nunca, porque la pieza está escrita para una plantilla descomunal, con lo que su programación debe de ser apoyada por alguna otra que requiera grandes esfuerzos sinfónicos, pero cuya presencia sea indiscutible. El Te Deum, de Berlioz, sin ir más lejos. 

El resto del concierto, es decir, la versión del mencionado Te Deum, fue una gloria. Víctor Pablo estuvo sembrado; los coros (el de la casa,más el Orfeón Donostiarra, más los Niños Cantores de la OSG) exhibieron una potencia extraordinaria y una lujosa musicalidad, y el tenor Tosten Kerl dijo su parte con notable autoridad. La Orquesta,una vez más, demostró estar en una envidiable forma. Víctor Pablo ha hecho a lo largo de estos años un trabajo excelente, que su sucesor tendrá que agradecerle. Este Te Deum, una música que desde luego se escucha poco y que, como otras tantas de Berlioz alcanza unas cotas de calidad e interés que los programadores suelen desconocer, fue una gloria, decía antes. Añadiré ahora que, a mi entender, gracias al trabajo de Víctor Pablo, con cuyo tipo de obras suele tener una gran afinidad. Músicas que se apartan de un clasicismo más o menos conservador, y que requieren ojos que miren en muchas direcciones y una cabeza que esté en varios lugares simultáneamente. 

Al día siguiente llegó Beethoven. Y en un par de partituras muy exigidas. La una por más de una dificultad intríinseca para ser puesta en sonido; la otra por ser página maestra y tan transitada que ya resulta un poco trabajoso escucharla tan a menudo, con la cantidad de música que espera, incluso del propio Beethoven. Pero el público la reclama y, por supuesto, los directores la aman. La versión de Víctor Pablo Pérez me pareció multiforme. Percibí en ella varias ideas motoras, alguna con la que estoy de acuerdo y alguna con la que no lo estoy. Por ejemplo, no me convencieron (y es algo que se está defenfiendo mucho últimamente) la rapidez de tempi, en general. Puede que esto sea una manía mía, producto de una cierta indigestión de directores mayores, pero he pensado bastante en ello y no veo que determinadas carrerras en el discurso sea beneficioso para esta música. Este problema se puso muy de manifiesto en el primer movimieno, que transcurrió inrespirado y como una exalación, sin ni siquiera no ya responder a la múltiples preguntas que se hace el compositor, sino sin ni siquiera intentarlo. Esta manera de proceder funcionó mejor en la Fantasía para piano,coro y orquesta, música importante sin duda, pero bastante más retórica y recurrente que su hermana mayor. El Scherzo y el Adagio, en todo caso, fueron más convencionales, y en eso encontraron mejores vías para su explicación. Para mí lo mejor de la versión fue el Final, expuesto de un solo trazo, sin especular, y,sobre todo, con una intención más reconocible de aproximación no a las preguntas sino a las posibles respuestas.Los solistas, y sobre todo el coro (otra vez doblado), fenomenales. 

Me fui, una vez más, de A Coruña, con la impresión de regresar de uno de esos países míticos por su vida musical. Una vez más, sorprendido por lo que se ha hecho y se sigue haciendo allí por la música. Pero lo mejor es que, a pesar de tener que lidiar con tiempos convulsos y de acelerado descontrol, parece que todo va a seguir funcionando de estas maneras. Enhorabuena.
 
Por: Pedro González Mira
 
 
SEGUNDO CONCIERTO: TITÁNICO MAAZEL
 
Lorin Maazel probaría convergencias con la O.S.de Galicia, partiendo de esa prototípica obertura de La forza del destino verdiana, para recabar un sentido de lo pausado en la Sinfonía núm. 41, la Jupiter, de Mozart, pretendiendo, por lo que se vio, una actitud de acomodo para mayores vuelos por la Primera de Mahler. Larga es la trayectoria de la orquesta en sus tratos con el sinfonismo mahleriano, en distintas temporadas, por lo que parte del recorrido quedaba sin entredichos, de manera que el asistente solventó sus dudas en la resolución de semejante maridaje con semejante director de fuste e irreprochables criterios, talante difícil y ego crecido. Exultante experiencia por lo vivido y escuchado, por la firmeza de actitud en su planteamiento, claridad de ideas, precisión apabullante en las entradas y consecución de un sonido definitivo. El temible Norman Lebrecht se había reservado halagos cuando el franco-americano había grabado sus sinfonías en la Musikverein, con la Orquesta Filarmónica de Viena, ya que podría haber cerrado los ojos e imaginar que estaba dirigiendo el compositor en persona. Director y orquesta se comprenden sin necesidad de hablar mucho. Esta vez le vimos desde su podio de señorío desplegando todo tipo de recursos, desde la mímica hasta el detallismo de sus puntualizaciones en los tempi. Titánico para la Titán del compositor de Kalischt, y una orquesta que observaba como acrecentaba recursos. Fue la sinfonía, cumplidos ciertos planteamientos, todo un “Bildungsroman” de talante autobiográfico, como testimonia su autor; una novela simbólica y moral cuyo héroe, a no dudar, será la propia música. No pudo faltar ese momento paralizante de transición entre el final del “Feierlich und gernessen, ohne zu schleppen” y la sacudida a la que nos sometería la entrada del “Stürmish bewegt”. Desde ahí hasta la definitiva claudicación de agradecimiento. Tanto la obertura de entrada como la Jupiter mozartiana se vieron condicionadas en protagonismo por este Mahler de señorío.
 
Por: Ramón García Balado
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