Si los últimos registros discográficos para Sony Classical del pianista Igor Levit tenían como hilo común las asociaciones en el tiempo, los “encuentros” (Encounter) y un viaje a través de lo material y espiritual, la vida y la muerte, la noche y el día (Life), en On DSCH nos presenta un piano que orbita en torno a Shostakovich, partiendo de sus sensacionales Veinticuatro Preludios y Fugas Op. 87, para llegar a la Passacaglia on D-S-C-H de Ronald Stevenson, donde el compositor escocés, a lo largo de un tour de force (como un tour de d’horizon lo define Anselm Cybinski en las notas del booklet) de casi media hora, despliega una fantasía surgida desde las sombras de la Guerra Fría de la década de 1960.
Los títulos de sus grabaciones, que podrían ser un argumento más para la promoción en otros pianistas, en Igor Levit cobran sentido al escuchar la maravillosa música que encierran, tanto en los recientes Life y Encounter como en el presente On DSCH. Levit podrá ser diferente, pero esa diferencia divina es la que le hace especial, la que lo convierte en un músico que no toca nada que no merezca la pena. “Hay algo absolutamente único” nos relata el pianista, “en esta combinación de calidez, inmediatez y soledad pura. Para mí, es un ritual de autoexploración y autodescubrimiento que aborda las cuestiones más íntimas”, refiriéndose a la mezcla de Shostakovich y Stevenson y sus dos colosales ciclos de variantes pianísticas que parecen, en manos de Levit, orbitar sobre la tierra.
No hace mucho dedicábamos dos páginas a la grabación completa de las Sonatas de Beethoven por Igor Levit para su sello en exclusiva, Sony Classical. Y no mucho antes hablábamos de otro registro que acoplaba tres monumentales y grandiosos ciclos de variaciones en un conjunto de 3 discos: Variaciones Goldberg de Bach, Variaciones Diabelli de Beethoven y The People United Will Never Be Defeated! de Rzewski. Y de Bach, antes de las Goldberg (“se trata de un Bach que respira naturalidad desde la complaciente exposición del aria inicial, con clara disposición y atención a las voces melódicas que avanzan lentamente, engranando todo con elegancia y delicadeza, sin brusquedades ni cabos sueltos, permitiendo disfrutar de una música para soñar”, afirmaba nuestro llorado José Luis Arévalo), ya nos había ofrecido su particular enfoque de las 6 Partitas (“a Levit se le escuchan todas las voces con la claridad de un despejado día de principios de verano”, me hizo escribir).
Exóticos repertorios
Nada de lo que toca y graba Levit nos deja indiferente, y ya su exotismo a la hora de escoger la música de Rzewski, alcanzó velocidad de crucero en sus discos Life y Encounter con más Rzewski, Bill Evans y Morton Feldman entre obras de Bach, Brahms, Busoni, Schumann o Liszt. Esta predisposición a ofrecernos rarezas bien situadas en el centro del campo rodeadas de estrellas pianísticas como Brahms o Liszt, ha crecido de manera exponencial en On DSCH, fusionando los Veinticuatro Preludios y Fugas Op. 87 de Shostakovich (compuestos after Bach) con otro outsider como es el escocés Ronald Stevenson y su Passacaglia on D-S-C-H, compuesta apenas diez años después del ciclo de Shostakovich y que lo enlaza con el ruso de manera atemporal.
“La Passacaglia, -asegura Levit-, es un verdadero compendio de vida, un tipo de música que nos habla de nuestra responsabilidad hacia el mundo como una totalidad”. Estas formidables estructuras pianísticas son cualquier cosa menos obras cerradas en sí mismas, a pesar de la intensa espiritualidad, concentración y hermetismo que destilan. Con Levit descubrimos nuevos pliegues, nuevos sonidos, pero lo que el pianista hace es como lo que un gran director de cine puede hacer con una historia difícil de narrar: hacerla accesible a todos y contar la historia como es, sin renunciar al arte, que es la esencia última de cada pianista.
Levit afronta con valentía y profundo estudio la magna obra de Shostakovich y el reto último de Stevenson, una música que puede recordarnos a Busoni y Sorabji en sus dimensiones y especificaciones (en el Adagissimo barocco final de la Pars Tertia, donde la música parece incluso desafiar la gravedad, el compositor indica: “con un senso di spazio quasi gagarinesco” -con un sentido del espacio casi gagarinesco-, haciendo alusión a la carrera espacial que en plena Guerra Fría llevó al espacio en 1961 al cosmonauta ruso Yuri Gagarin).
Desde este instante, el piano de Levit orbita en torno a los grandes ciclos ya citados, y lo hace de manera referencial para el caso de Stevenson y me temo que es una parada obligatoria para aquellos que consideran el ciclo de Shostakovich una obra fundamental del piano del siglo XX, que, como tantas otras músicas, se inspira en la biblia bachiana de El clave bien temperado.
por Gonzalo Pérez Chamorro
www.igor-levit.com
www.sonyclassical.es
CON FUNDAMENTO
por Darío Fernández Ruiz
El pianista alemán de origen ruso Igor Levit (Nizhni Nóvgorod, 1987), siempre original e interesante en sus planteamientos, rompe la baraja con su última grabación, un tour de force magistral, difícilmente clasificable y de absoluta referencia para cualquier aficionado a la música del siglo XX que reúne los Veinticuatro Preludios y Fugas Op. 87 (1951) de Dmitri Shostakovich y la Passacaglia on DSCH (1963) de Ronald Stevenson.
Los Veinticuatro Preludios y Fugas Op. 87 de Dmitri Shostakovich constituyen un homenaje indudable a El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach y el primer ejemplo de este género en la música rusa. Como nos recuerda Jesús Garrido, la figura central en su discografía es la pianista soviética Tatiana Nikolayeva, alumna de Alexander Goldenweiser. Fue precisamente la participación de Nikolayeva en el primer Concurso Internacional Johann Sebastian Bach que tuvo lugar en Leipzig in 1950, lo que dio origen a estos Preludios. El propio Shostakovich asistía al concurso como invitado de honor y miembro del jurado. Horrorizado ante las miserias que había traído la guerra e impresionado por la actuación de Nikolayeva, Shostakovich se aplicó en su composición, aunque es posible que ya hubiese escrito algunos con anterioridad.
No es extraño, pues, que Nikolayeva considerase los preludios como “suyos” y nos dejase cuatro versiones diferentes: dos para Melodiya (1962 y 1987), otra para Hyperion (1990) y la última para Medici DVD (1992, disponible en YouTube). Shostakovich también grabó una selección de los preludios en varios LP, reeditados en CD y aunque pasó pronto a ser parte del repertorio soviético, no existen demasiadas grabaciones de esta era: una de las excepciones es Sviatoslav Richter, quien solía ofrecer números sueltos en sus programas, aunque conocía y tocaba la obra entera y grabó para Philips varios de ellos. Keith Jarrett y Vladimir Ashkenazy (alumno de Lev Oborin) también grabaron el ciclo durante los años noventa, aunque quizás la versión más conocida sea la más reciente de Konstantin Scherbakov (2000), editada por Naxos y premiada en Cannes en 2001.
Así las cosas, Levit, que ha trabajado el ciclo durante muchos años y los ha interpretado con frecuencia en concierto desde 2017, recupera esta obra capital del modernismo musical y la aborda desde su particular prisma, el de "una especie de diario musical", en cuya “combinación de calidez, inmediatez y soledad pura […] hay algo completamente único. Para mí, es un ritual de autoexploración y autodescubrimiento que aborda las cuestiones más íntimas”.
Desde el Moderato del Preludio n. 1 en do mayor hasta el Adagio del dramático n. 14 en mi bemol menor, Levit hace gala de su formidable técnica, su acostumbrada musicalidad y una expresión depurada que se sostiene sobre su gusto por el contraste y un extraordinario sentido de la medida dinámica y agógica. La variedad de acentos y tempi responden a una lógica que acaba imponiéndose con contundencia. La nitidez del ataque y la hondura del fraseo redondean, en fin, una interpretación que se sitúa a la cabeza de la discografía y no puede soslayarse en el conocimiento y disfrute de la opus magna de Shostakovich.
Por su parte, el relativamente poco conocido Ronald Stevenson (1928-2015) es quizás el más prolífico compositor escocés de todos los tiempos. Entre sus numerosas obras para piano, destacan la virtuosística Preludio, fuga y fantasía sobre temas del Doktor Faustus de Busoni y la monumental Passacaglia on D-S-C-H que motiva estas líneas. Considerada como un “un intento de alcanzar una síntesis de la música del mundo”, es en realidad un “conjunto continuo de variaciones” de casi una hora y media de duración. Las letras DSCH detallan el monograma musical de Shostakovich, a quien está dedicada la obra, mediante sus nombres de notas en alemán: D–Es–C–H = Re–Mi bemol–Do–Si.
La originalísima partitura contiene formas y elementos muy diversos, que van desde el fandango hasta el vals, pasando por la fuga, el pibroch escocés, la marcha, la sonata y la triple fuga. Si prescindimos de la resistencia física y mental que requieren su interpretación, la exigencia técnica de la obra no es tan tremebunda como pudiera parecer, pero en cualquier caso su riqueza de invención es tal que el escritor y productor discográfico Ates Orga ha llegado a calificarla como “la expresión más concentrada del desarrollo de un motivo en la historia de la música”.
La discografía de Passacaglia cuenta con alrededor de una decena de grabaciones, tras las dos realizadas por el compositor (1964 y 1988) y las de John Ogdon (1966), Raymond Clarke (1994), Murray McLachlan (2003) y James Willshire (2017). La querencia de Levit por las obras de grandes proporciones es conocida, pero quizás no lo sea tanto su fecunda relación con la Passacaglia, en la que está trabajando desde 2018; las versiones que ofreció en el Wigmore Hall de Londres (2019) y Salzburgo (el pasado mes de julio) fueron recibidas con críticas entusiastas y no menos memorable resultó la retransmisión el 20 de abril de 2020, que realizó desde su domicilio berlinés, dentro de la personalísima serie de conciertos domésticos (Hauskonzerte) que ofreció durante el confinamiento.
El trabajo que firma ahora de este otro capolavoro del piano del siglo XX es igualmente sobresaliente. En tan comprometido desempeño, Levit se entrega de forma heroica a la causa, apabullando con un virtuosismo transcendente en las variaciones que concluyen la Pars altera y el Nocturne de Pars prima o deslumbrando con su capacidad para la comunicación directa en Reverie-Fantasy. Un aficionado medianamente interesado en el piano del siglo XX no debería dejar pasar estos registros.
IGOR LEVIT. ON DSCH.
Obras de SHOSTAKOVICH (24 Preludios y Fugas Op. 87) y STEVENSON (Passacaglia on DSCH).
Igor Levit, piano.
Sony Classical 0194398092126 (3 CD)