Música clásica desde 1929

Georgina Sánchez Torres
Diciembre 2019 - Núm. 935

Georgina Sánchez Torres

El violonchelo holístico

Uno no sabría por dónde empezar, porque Georgina Sánchez Torres engloba cuatro actividades musicales de intensa actividad y dedicación, de las que solo una de ellas llevada a cabo con regularidad y constancia absorbe tal cantidad de tiempo, que me lleva a pensar que éste no le sobra a esta joven músico de ojos azules muy expresivos. Concertista de violonchelo, docente, directora de orquesta y compositora, todos para uno y uno para todos… Así es Georgina, como un elemento de la naturaleza en constante cambio y siempre activo. “A lo largo de todos estos años he podido forjar, concierto tras concierto, una técnica que me permite expresar lo intangible del alma y todos los sentimientos posibles a través de las cuatro cuerdas. A día de hoy pienso que tenía que tocar este instrumento, la providencia debió elegirlo”, afirma la violonchelista, convencida de haber elegido el instrumento correcto.

“A veces medito sobre las palabras del inigualable pianista Esteban Sánchez, quien en su día ocupó cátedra en el mismo conservatorio donde actualmente enseño: el que aplaude a un artista, aplaude a un esclavo”. Reconoce por tanto la cantidad de horas que se necesita para llevar a cabo de forma mínimamente correcta su trabajo, sobre el que además añade la cualidad de editora, habiendo creado Santor Ediciones: “Santor tiene su forma, su lugar, porque ofrece un repertorio original que no está publicado en ninguna otra parte. Su objetivo inicial era tener recogidas mis creaciones y las de mi colega Francisco José Gil. Seguirá creciendo, porque es como un corazón que no para de latir, uno de los proyectos más genuinos de mi vida”. Así es Georgina Sánchez Torres, el violonchelo holístico.

¿Con quién nos encontramos a día de hoy, con la concertista, la docente, la directora de orquesta o la compositora…?

Nos encontramos ante un ser despistado, místico pero a la vez muy risueño y soñador, que con nueve meses ya quería entonar, y criándose entre verbenas de fiestas populares terminó expresando su interior tocando el violonchelo, creando música, registrándola, dirigiendo formaciones orquestales, formando a chelistas y transmitiendo sus experiencias artísticas al mundo.

Por qué no hablamos de cada una de las facetas, por ejemplo la de violonchelista concertista…

Allá por 1993, mi encuentro con el chelo fue inesperado. No imaginaba cómo podía sonar, puesto que jamás lo había escuchado. En el conservatorio de Plasencia mi destino se cruzó con el de José Ramón Serrano, mi primer Maestro de este instrumento. Siendo la Sonata n. 5 de Vivaldi la que selló mi vínculo eterno con el chelo, mi mayor incentivo consistía en sorprender a mi profesor en cada clase con Estudios de Duport, Franchomme o Dotzauer o Popper, todos ellos repletos de octavas, dobles cuerdas o golpes de arco, así como con las Piezas de Couperin, las Suites de Bach… sin ver límite. Había algo en José Ramón que resonaba en mí, familiar, conocido, y tocar se convirtió en algo deleitoso. En las horas que pasé con él le vi hacer (siempre con humor, sin suponer esfuerzo -afirma en un tono cariñoso-), un spiccato volante inigualable, o un legato entre cuerdas prodigioso. Mi siguiente mentora fue María de Macedo, a la que debo tanto buena parte de mi logro técnico como rasgos de mi musicalidad. Mis años con Asier Polo y Damián Martínez fueron muy fructíferos, coincidiendo con los premios en el Certamen de Interpretación Intercentros y Juventudes Musicales de España, los cuales promovieron mi carrera concertística en sus inicios. París y la Escuela Superior de Música Reina Sofía redondearon mi formación. A lo largo de todos estos años he podido forjar, concierto tras concierto, una técnica que me permite expresar lo intangible del alma y todos los sentimientos posibles a través de las cuatro cuerdas. A día de hoy pienso que tenía que tocar este instrumento, la providencia debió elegirlo.

¿Se puede compaginar bien todo ello, sin despreciar ninguna actividad?

En mi caso es posible llevar a la vez los conciertos como violonchelista y directora con la actividad docente. Para la composición tengo que parar de todo lo demás. Cuando miro la música desde la integralidad, resulta más fácil solventar problemas específicos que las obras entrañan, al igual que un águila desde las alturas escudriña el terreno para luego lanzarse a su presa; siendo la presa en este caso la cuestión a resolver en nuestro estudio. De esta manera, empleamos menos tiempo enfrascados en un pasaje o fragmento de una obra.

Y hablemos ahora de su faceta como docente… ¿Quién sería Georgina Sánchez Torres sin la docencia?

Si no supiera lo que es quitar el miedo escénico a personas que temblaban dos semanas antes de salir al escenario, o lo que significa analizar cada detalle de la técnica para hacer volar la musicalidad de mis discípulos… imagino que, teniendo el alma tan llena de mis otras facetas, no lo echaría de menos. Pero lo he sabido, y a día de hoy no podría desligarme de ello. En mis primeros meses impartiendo clases la satisfacción era tal que podría haber prescindido de mis otras dedicaciones, pero al pensar en el público y en la música en sí, me di cuenta de lo mucho que aún tenía que decir en el escenario y de la responsabilidad artística y espiritual de hacer bien a quien escucha. A veces medito sobre las palabras del inigualable pianista Esteban Sánchez, quien en su día ocupó cátedra en el mismo conservatorio donde actualmente enseño: “el que aplaude a un artista, aplaude a un esclavo”. Sin embargo, a esto yo diría que puede que seamos esclavos de nuestra pasión musical, pero con la gran responsabilidad de traer los sonidos del lugar recóndito e intangible de donde provienen, viajando hasta nosotros músicos para que hagamos magia con ellos. Bendita esclavitud.

¿Y cómo desarrolla su actividad como directora de orquesta?

La pasión por dirigir comenzó por el afán de acompañar conciertos a solistas. Observando las partituras generales, me cercioré de cantidad de detalles, voces internas, amén de indicaciones que los compositores habían escrito y solían pasar desapercibidas en la preparación de dichas obras. También observé que el solista, especialmente de chelo, con el problema de proyección sonora debido a su timbre y registros, podía llegar a sentirse mucho más cómodo respaldado por una orquesta con dinámicas reguladas, dejando espacio para cantar sin forzar, dar holgura a los colores sonoros..., pudiendo hacer su versión sin temor a que la masa orquestal le sepultara o no le siguiera… En 2013 fui la primera directora de la Joven Orquesta Leonesa, con quien grabamos un disco con obras poco conocidas de Dinu Lipatti. Durante mi carrera he dirigido tanto ensembles como bandas y orquestas sinfónicas, haciendo incursión en la ópera con Rigoletto y Così fan tutte, en Roma y la ciudad portuguesa de Castelo Branco, respectivamente. Acabo de dirigir un estreno en el Festival Guitarra Clásica de Vallirana y en primavera haré un programa de corte clásico con la Orquesta Sinfónica de Albacete, en el que el solista será mi par camerístico Francisco José Gil Ortiz, con el que formo desde hace once años el dúo Santor-Gilort de chelo y clarinete.

¿Cómo es su música?

Compongo con una predisposición natural al misticismo y raíz española. De momento no he concluido nada sinfónico, pero hay desde hace años un conato de concierto para chelo y orquesta; cuándo verá la luz es lo que no podría saber.

También creó la editorial Santor Ediciones, para dar a conocer sus discos y composiciones. ¿Es esta la mejor manera de auto-editarse y promocionarse?

La editorial tiene en estos momentos siete álbumes en el mercado, En la Ciudad del Cielo (monográfico con parte de mi música); El Vuelo del Pájaro (también en versión inglesa como The Flight of the Bird), cuento musical con el que conté con la producción y la interpretación al contrabajo de Juan Manuel Guevara y Luis Gómez al didgeridoo (un instrumento aborigen australiano), el cual fue grabado en los estudios de Berklee Valencia; Live in Zaragoza, un directo en la Sala Mozart del auditorio de esta ciudad con el pianista Krzyzstof Stypulkowski (Premio MIN de Música Clásica 2016); Repertorio para Requinto (Francisco José Gil, Elías Romero), uno de los primeros discos monográficos para este instrumento; y próximamente será publicado el álbum de música española para clarinete y piano Leyenda (Francisco José Gil, Martín Acevedo), junto con el dedicado a Beethoven y al desconocido compositor alemán Franz Tausch, que interpretamos el Dúo Santor-Gilort. Asimismo, están disponibles las partituras de la integral de mis obras para chelo y clarinete, clarinete en Si bemol y La, al igual que para requinto. Si es la mejor manera, contestando a su pregunta, no puedo saberlo, porque no ha sido pretensión el compararme con ninguna editorial. Santor tiene su forma, su lugar, porque ofrece un repertorio original que no está publicado en ninguna otra parte. Su objetivo inicial era tener recogidas mis creaciones y las de mi colega Francisco José Gil. Seguirá creciendo, porque es como un corazón que no para de latir, uno de los proyectos más genuinos de mi vida.

También practica Danza Fusión Oriental, ¿cómo la relaciona con su actividad musical?

Desde pequeña he tenido disposición para bailar, siempre me ha dado vida, me ha regenerado. Hace unos años descubrí la OFD en sus modalidades de Étnico-Contemporáneo y Danza Terapia. La filosofía de algunos movimientos son curiosamente muy semejables a los que realizamos cuando tocamos el chelo; ciertos mudras de India me han ayudado a expandir la extensión de la mano izquierda para llegar a más posiciones en la tastiera; la consciencia del arraigo a la tierra me hace tener una base mucho más sólida en la cadera y extremidades inferiores, permitiéndome una mayor flexibilidad y libertad en la espalda y los brazos, lo cual hace que me despreocupe del cuerpo a la hora de tocar o dirigir.

¿Usa redes sociales, le concede mucha importancia?

Las uso, pero conciliarlas con mis actividades no es tarea sencilla, y también delego en otras personas para que me ayuden con ellas. Inevitablemente, son un medio innegable de promoción y difusión del trabajo de muchos artistas hoy en día. En mi caso, han sido el vehículo de algunas propuestas profesionales.

por Gonzalo Pérez Chamorro

www.santorediciones.com

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Facebook: @GeorginaSanchezCellist

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