Vicente Alberola, Juana Guillem, Marisol Boullosa, Adrian van Dongen y Carmen Antequera representan, como profesores, el espíritu de ESMAR, la Escuela Superior de Música de Alto Rendimiento con sede en la Comunitat Valenciana, cuyo objetivo es formar profesionales cualificados y con un dominio completo de la técnica, preparados para desarrollar sus competencias en un mercado laboral cada vez más exigente. Representando a ESMAR como la escuela de los grandes intérpretes, este profesorado es el ideal para volcar en sus alumnos sus propias experiencias como intérpretes con las mejores agrupaciones del mundo y en las salas y auditorios más importantes.
“Dirigir la Orquesta Sinfónica ESMAR ha sido una experiencia maravillosa. Dirigir a jóvenes siempre es un placer, por su actitud, las ganas de recibir información y aprender…”, afirma el clarinetista Vicente Alberola, una figura esencial en el instrumento y un reconocido director de orquesta. Por su parte, Juana Guillem, flauta solista de la Orquesta Nacional de España, afirma que “mi experiencia con tantos directores, entre otros aspectos, es lo que necesitan aprender los alumnos de superior”. La soprano Marisol Boullosa, encargada también de la nueva titulación Producción y Gestión, aclara que “se pretende fomentar en el alumnado la imaginación y la creatividad, forjar el carácter y proporcionar las herramientas que necesitan para desenvolverse en su vida profesional dentro del sector de la gestión musical”.
“Mis experiencias en el mundo de la música de los últimos cuarenta años y lo que he aprendido de mis maestros, lo transmito a mis alumnos a través de mi propio método de enseñanza”, afirma el gran cellista Adrian Van Dongen, mientras la violinista Carmen Antequera, ya al final de esta entrevista coral, indica que “siempre me ha interesado mucho aprender e investigar cada obra”, aspecto crucial en una enseñanza superior tan cuidada como la que ofrece ESMAR.
VICENTE ALBEROLA
Vicente Alberola es uno de los músicos españoles más reconocidos a nivel internacional por su larga trayectoria como clarinetista y director de orquesta.
De dirigir a las prestigiosa Mahler Chamber Orchestra, Orquesta Sinfónica de Valencia o Joven Orquesta Nacional de España, ha pasado a dirigir la Orquesta Sinfónica ESMAR. ¿Qué opinión le merece la joven orquesta de esta Escuela Superior?
Sin duda, dirigir la Orquesta Sinfónica ESMAR ha sido una experiencia maravillosa. Dirigir a jóvenes siempre es un placer, por su actitud, las ganas de recibir información y aprender… Y cuando los músicos tienen tanto nivel como los de esta Escuela de Alto Rendimiento, el trabajo se disfruta aún mucho más. Es una orquesta que funciona ya desde el primer ensayo; destacaría especialmente un gran nivel de solistas de viento y, sin duda, una cuerda muy compacta y flexible.
Uno de los objetivos de la Orquesta Sinfónica ESMAR es trabajar de manera intensiva con encuentros semanales donde hay un planning de ensayos y conciertos como en una orquesta profesional. ¿Cómo ha vivido la participación en estos encuentros? ¿Qué destacaría de esta forma de trabajo?
Pues la verdad es que la experiencia de los encuentros intensivos es muy interesante, porque realmente los chavales trabajan como si estuvieran contratados en una orquesta profesional: los ensayos planificados y el concierto final. Y el repertorio tiene que salir adelante sí o sí, porque hay un concierto con público que defender. Hacemos ensayos parciales, que son siempre necesarios, ensayos con los solistas, porque siempre tocan alumnos brillantes como solistas con la orquesta, y luego todos juntos. La verdad es que hacen un trabajo excelente.
Además, el Auditorio de la ESMAR es increíble, ya que es una sala agradable con muy buena acústica. Se disfruta mucho tocando allí.
Además de ser director invitado en la orquesta, usted es profesor de clarinete en ESMAR, siendo un músico en activo con una intensa agenda concertística y musical. Y este es precisamente uno de los perfiles de profesorado que posee la escuela, el de músicos en activo. ¿Cómo compagina su actividad docente con la actividad musical?
Pues la verdad es que exige mucha dedicación y una buena programación y organización. Siempre he dicho que combinar varias facetas musicales es un privilegio que te da esta profesión: dirigir, interpretar, dar clases, hacer música de cámara, etc. Requiere mucha energía, eso sí, pero con muchas ganas y amor por este trabajo se lleva estupendamente.
JUANA GUILLEM
Juana Guillem es flauta solista de la Orquesta Nacional de España y, después de un largo periplo como concertista por diversas orquestas nacionales e internacionales, aterriza como profesora en ESMAR, además en Valencia, su ciudad natal.
¿Qué supone volver a su tierra y hacerlo dedicándose a su gran pasión, la flauta travesera?
Siempre me ha gustado tener alumnos valencianos que han venido regularmente a Madrid a estudiar conmigo. En nuestra tierra se respira la música y eso se nota en ellos, en su forma de cantar, en su ritmo, en su musicalidad. Estoy encantada de acercarme a ellos, a mi mar, a mi tierra. Estar como profesora en ESMAR me hace una especial ilusión, porque es formar parte de un proyecto musical de mucha calidad, trabajar junto a compañeros músicos que son referentes internacionales y hacer música con alumnos de un nivel altísimo.
Ha trabajado con cientos de directores, entre ellos nombres como J. López Cobos, A. Witt, Frühbeck de Burgos, Kurt Sanderling, Gustavo Dudamel o Walter Weller. Sin duda, un cúmulo de aprendizajes y de experiencias musicales que usted atesora y que comparte con sus alumnos de flauta. ¿Cómo influye toda esta vasta carrera profesional en su actividad docente?
He aprendido mucho y me he enriquecido tocando con grandes directores y acompañando a magníficos solistas, y a esto se une también la interpretación del repertorio sinfónico y de cámara más importante, de diferentes estilos. A mi parecer, esto nos hace tomar control sobre muchos detalles, como la proyección, la afinación, el empaste, la emisión del sonido, etc.; todo esto es lo que necesitan aprender los alumnos de superior. El haberlo conseguido tú previamente, y el seguir haciéndolo en tu actividad regular como intérprete día a día, te da la capacidad de poder explicarlo a los estudiantes.
Como profesora de flauta travesera, también tiene una amplia experiencia pedagógica en conservatorios superiores, universidades y cursos internacionales de perfeccionamiento. ¿Qué consejos daría a los jóvenes flautistas que están ahora estudiando con el sueño de poder llegar a tener una carrera profesional como la suya?
A mis alumnos les aconsejo que estudien como hormiguitas, que este camino es largo y nunca se acaba de aprender y de formarse, que aprovechen todas las oportunidades que se les presenten, que se metan en líos, que experimenten, que vivan, que toquen siempre y donde puedan, porque el intérprete se hace tocando sobre el escenario. También les aconsejo que intenten disfrutar al máximo de lo que hacen, y que se valoren mucho. Pero todo ello siempre con los pies en la tierra.
MARISOL BOULLOSA
Marisol Boullosa inicia su carrera musical como soprano en centros como el Koninklijk Conservatorium de La Haya y en el Conservatorio Codarts de Rotterdam, pero pronto da el salto a la producción musical con el Máster en Gestión Cultural en la UOC, y un postgrado en relaciones institucionales.
¿Cuál fue su motivación para pasarse a la parte de la gestión en la industria de la música?
Desde mis inicios como intérprete iba observando la importancia de tener una visión panorámica de la carrera musical para poder tomar decisiones que ayudaran tanto al desarrollo del trabajo artístico como a la promoción de la cultura a nivel social. Ante la necesidad de suplir las carencias con respecto a estas inquietudes en los conservatorios, busqué en otros centros educativos. Posteriormente, a la vez que compaginaba mi carrera artística, comencé a desarrollar mis propios proyectos, desde la gestión de grupos propios o de compañeros, la gerencia de agencias artísticas de grandes intérpretes hasta el mundo de la cooperación cultural como fundadora y directiva de ARTS Cultura y desarrollo.
Actualmente es gerente de la empresa de proyectos culturales Nova Lux Artean S.L. y directora artística del festival de música antigua FestRibAlt. Además ha participado en la coordinación de numerosos festivales y proyectos como Residencies Moonwinds del Auditori de Barcelona o el Orfeo ed Euridice de la Fura del Baus en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada. ¿Puede compartirnos un poco de su experiencia como mujer empresaria y gestora musical?
Hay muchas mujeres trabajando en el mundo de la cultura, en todos los campos. Muchas son grandes profesionales y están sobradamente preparadas y capacitadas, pero aun pocas están al frente de sus empresas, muy pocas en órganos de decisión, ocupando cargos directivos, directoras de festivales, teatros o auditorios. La cultura es un sector con miras muy abiertas y no tan estigmatizado como otros y la buena noticia es que estamos en un momento en el que se está avanzando. La idea de visibilizar nuestro trabajo es un reto para poder dar referentes a las futuras generaciones, y que estos sean los mejores. Citando a la escritora Alice Walker: “Mira de cerca al presente que estás construyendo, porque debe parecerse al futuro con el que sueñas”.
Y del mundo de la industria musical a la docencia. Es una de las pocas profesoras que existen en esta nueva titulación que es Producción y Gestión y que usted imparte en ESMAR. ¿Podría contarnos brevemente cuál es el perfil de alumnado que estudia esta carrera y en qué consiste?
Compaginar el trabajo profesional en el sector con la docencia me fascina, crear espacios y acompañamiento para ir generando un impacto en los futuros profesionales. Desde Producción y Gestión en ESMAR pretendemos fomentar en el alumnado la imaginación y la creatividad, forjar el carácter y proporcionar las herramientas que necesitan para desenvolverse en su vida profesional dentro del sector de la gestión musical. El perfil del alumnado es diverso, desde el interesado en realizar sus carreras como gestores de espacios culturales, agentes y managers, técnicos de instituciones públicas o privadas, los estudiantes de música como un magnífico complemento par incrementar sus opciones de empleabilidad; hasta artistas que llevan su propias carreras profesionales o emprenden sus proyectos.
ADRIAN VAN DONGEN
Adrian Van Dongen ha sido solista en la Netherlands Philharmonic Orchestra y la Netherlands Chamber Orchestra de Amsterdam y ha trabajado bajo la batuta de directores como Sir Colin Davis, Abbado, Kitaenko, Zinman, Gergiev, Lazarev o Maazel, actuando en los mejores salas del mundo como Concertgebouw, Suntory Hall, Royal Albert Hall, Salzburger Festspielhaus o Berliner Philhamonie.
Un cellista con una vida musical tan intensa como la suya tendrá mucho que compartir con sus alumnos, ¿no es así? ¿Cómo repercute toda esta historia musical en sus clases de ESMAR?
A lo largo de mi carrera he tenido la suerte de trabajar con grandes directores de orquesta y de compartir el escenario con músicos fantásticos, de los que he aprendido mucho, pero quizá lo que más aprendo es de mis alumnos. Cada alumno te pone un espejo y te hace reflexionar sobre tus propias ideas. Todas mis experiencias en el mundo de la música de los últimos cuarenta años y lo que he aprendido de mis maestros, lo transmito a mis alumnos a través de mi propio método de enseñanza, e incluso les hablo de mis propios errores y de cómo he aprendido de ellos.
Aparte de la vertiente interpretativa, tiene un perfil como pedagogo y docente muy reconocido, con alumnos que son miembros de orquestas internacionales en Helsinki, México DF, Valencia, Amsterdam, Lausana, Bilbao, etc. ¿Cuál es la clave, si es que existe alguna, en la formación de los futuros cellistas profesionales? Técnica, sonoridad, repertorio… ¿o la mezcla de todas ellas?
Tener un sonido bonito es esencial para todo músico, por lo que en mis clases presto mucha atención a los distintos aspectos de la técnica de la mano derecha, como la articulación, la variedad de color del tono y el tocar con peso. Es una ley no escrita que la mano izquierda sólo se siente segura en el diapasón cuando se apoya en la mano derecha. La mano derecha también tiene un impacto directo en, por ejemplo, el vibrato y los cambios de posición. Creo que la elección del repertorio debe ser siempre "a medida", es decir, orientada al nivel del alumno, a su etapa de desarrollo e incluso a su propia personalidad. Un aspecto de la buena técnica que me gustaría destacar es el uso y el estudio de movimientos naturales y compactos, realizados a partir de una conexión entre la parte superior del cuerpo y los brazos. He destacado este elemento en uno de mis vídeos tutoriales "Advanced Cellotips" en YouTube.
Imparte en ESMAR, además de violoncello, música de cámara como profesor especialista. La música de cámara es un ámbito importante de empleabilidad para los músicos, ya que este repertorio ocupa gran parte de los carteles de los escenarios internacionales. ¿Cómo debe prepararse un músico que quiera dedicarse a la música de cámara?
Me gustaría describir la música de cámara como "el arte de escuchar". Uno debe aprender a escuchar la totalidad más allá de su propia parte. El alumno que se adentra en el mundo íntimo de la música de cámara debe, además de un perfecto dominio de su propia partitura, abrir todas sus líneas de comunicación y ser receptivo a las ideas de sus compañeros. Además, es necesario un profundo conocimiento de todas las voces de la partitura para poder descifrar grandes obras maestras como el Quinteto de cuerda de Schubert o el Octeto de Mendelssohn.
CARMEN ANTEQUERA
Carmen Antequera se ha formado como violinista con profesores como Vartan Manoogian y Sergei Fatkouline, así como músicos de la talla de Marta Gulyás o Ferenc Rados, y como pedagoga con referentes como Mimi Zweig.
Usted representa un perfil de cuerda especialmente cercano a la creación contemporánea. ¿Qué supone la música contemporánea dentro de la literatura para violín? ¿Es el alumnado receptivo a la incursión en el repertorio de creación actual?
El violín es un instrumento que tiene mucho repertorio en todas las épocas y así es también en la actualidad. Los compositores de los últimos cien años han escrito tanto para violín solo, como para violín y piano u otras formaciones gran cantidad de obras en donde se exploran diferentes maneras de abordar el sonido, muchas de ellas con la necesidad de la utilización de las técnicas extendidas. Al alumnado le resulta interesante que les descubra nuevas obras y nuevos compositores desconocidos para ellos, ya que todavía en las programaciones de los conservatorios cuesta incluir este repertorio.
Es Doctora Cum Laude con una tesis que presenta una catalogación sistemática y analítica de las técnicas extendidas en el violín, y tiene la doble vertiente de intérprete e investigadora, tan escasa como necesaria en el panorama musical. ¿Cómo ha compaginado la labor investigadora con la pedagógica e interpretativa? ¿En qué medida sus alumnos en ESMAR se enriquecen con su experiencia investigadora?
Siempre me ha interesado mucho aprender e investigar cada obra. He tenido la suerte de llegar a la música contemporánea a través del Grup Instrumental de Valencia (Premio Nacional de Música en 2005), del que formo parte desde 2002. Tocar en este ensemble me ha dado una visión muy amplia de los compositores nacionales e internacionales de la música de creación. Como en mi formación no se me había enseñado, he tenido que aprender este repertorio directamente a través de la práctica profesional, enfrentándome a muchas dificultades e incógnitas que despertaron mi interés por la investigación y profundización en los recursos instrumentales de la música de creación. Este interés y experiencia se materializaron en mi tesis doctoral, un documento que se ha convertido en un referente para compositores e intérpretes, tanto en España como en Latinoamérica. La visión crítica y la forma de abordar la interpretación, siempre desde la investigación, se conectó de manera natural con la práctica docente. Para el próximo curso ESMAR inicia su Máster con un gran reto por delante, formar a alumnos que sean buenos intérpretes, pero con una capacidad investigadora que les dirija hacia interpretaciones personales y fundamentadas, más allá de la visión tradicionalista. En este proyecto yo compartiré toda esta experiencia.
Como pedagoga, investigadora y violinista, ¿podría darnos algunos referentes que para usted sean imprescindibles en el ámbito de la formación de los futuros violinistas?
Tanto Clive Brown como Irvine Arditti han sido grandes referentes como violinistas investigadores, mostrando que se puede afrontar el repertorio y la técnica instrumental de manera reflexiva e informada.
por Blanca Gallego
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