Entrevistamos a Antonia Olivares Martínez, Diputada de Cultura y Deportes de Jaén.
Una vez finalizada la 57 edición del Premio ‘Jaén’ de Piano, con la triple ganadora en la jovencísima Anastasia Rizikov, canadiense de ascendencia ucraniana, la Diputada de Cultura y Deportes de la Diputación Provincial de Jaén, Antonia Olivares, en su cuarto año frente al certamen que organiza la Diputación de Jaén, resume su trayectoria que concluye precisamente este año, haciendo balance y celebrando una exitosa edición más, que ha tenido 44 participantes y 66 inscritos y que ha dejado una final que se recordará por muchos años, ya que los tres finalistas, con la propia Anastasia, Alexey Sychev y Dasul Jung, demostraron un muy alto nivel.
Con esta edición, la 57, concluye un periodo de cuatro años en el que usted ha liderado el Concurso, como Diputada de Cultura de la Diputación de Jaén, que es la organizadora y responsable económica del Premio… ¿Cuáles han sido sus objetivos en estos cuatro años?
Los objetivos que nos marcamos en este mandato con el Concurso Internacional de Piano Premio “Jaén” eran muy claros. En primer lugar, seguir avanzando en el prestigio del certamen en el ámbito nacional e internacional, y para ello había que cuidar detalles muy concretos de la organización y del desarrollo del premio, tales como los componentes del jurado, la recepción y el tratamiento que se da a los concursantes, etc. Pero también nos fijamos un reto importante, porque siendo la provincia de Jaén la cuna y la sede de un prestigioso concurso conocido internacionalmente, entendíamos que era necesario profundizar en el conocimiento que la población jiennense tiene de este evento. Era necesario que se conociese más, y en esa línea hemos trabajado decididamente estos últimos cuatro años.
Tanto en el ámbito provincial como en el nacional e internacional, deja un Concurso con una salud espléndida…
Me encuentro especialmente satisfecha con mi paso por el Área de Cultura y Deportes porque en unos tiempos de crisis, difíciles, en los que otras administraciones apostaban por el recorte en materia cultural de una forma espectacular, nosotros hemos hecho todo lo contrario. Hemos mantenido una apuesta clara, definida y contundente por la política cultural en la provincia de Jaén. Entendimos que era un motor económico y de empleo importante, y esa ha sido nuestra apuesta. Y dentro de la apuesta por la cultura en nuestra provincia, indiscutiblemente el buque insignia, o quizás la actividad más relevante, es el Concurso Internacional de Piano. Por eso hemos trabajado mucho en este mandato por cuidar, mimar y porque crezca en prestigio, conocimiento y esplendor nuestro certamen, tanto a nivel de provincia como nacional e internacional, como usted ha indicado en su pregunta. Por eso me voy satisfecha y con los deberes hechos.
¿Con qué perspectivas, ya desde una posición menos “comprometida”, ve a este certamen?
Las expectativas que yo tengo para el futuro del Premio “Jaén” de Piano son muy positivas porque ya tiene un gran prestigio ganado en España y el extranjero y porque esa cuota de calidad va a seguir incrementándose en los próximos años. En este mandato hemos sentado unas bases muy sólidas y rotundas que van a contribuir a que siga creciendo de cara al futuro. Pero, sobre todo, hay una cuestión que tengo especialmente clara, y es que va a ser más conocido y valorado por la población en Jaén. Estoy convencida de que esta percepción se va a incrementar en el futuro porque ya hemos dado unos pasos que no tienen marcha atrás, todo ello con la finalidad de que se convierta en un referente también en el ámbito provincial.
Cuando en este país se conjugaba el verbo recortar, la Diputación de Jaén conjugó el verbo apostar, cosa que ha seguido haciendo en estos cuatro años…
Para nosotros, en la Diputación Provincial y en estos momentos de dificultad, han sido estratégicas una serie de apuestas por políticas que entendíamos claves para el desarrollo de la provincia de Jaén: políticas de empleo, de servicios sociales, pero también en esa priorización en este mandato estaban las políticas culturales. De hecho, no sólo no hemos recortado, sino que hemos apostado por mantener toda la programación cultural que tenía la Diputación, que era propia, la hemos mejorado e introducido nuevas actividades que complementasen, que mejorasen, que dotasen de más calidad y diversidad a la oferta cultural de la Administración provincial y de la provincia. Pero de igual forma hemos hecho algo que para mí ha sido crucial: hemos sido una pieza clave para que actividades culturales que se celebran a lo largo y ancho de toda la provincia, en estos años difíciles, no se hayan caído, no se hayan suprimido, porque hemos entrado a ser soporte de estas actividades allí donde otras administraciones o empresas privadas se estaban retirando. Y así hemos permitido que la programación cultural de la provincia de Jaén se haya mantenido muy dignamente en estos años de dificultad, e incluso que haya aumentado, mejorando en calidad y diversidad
Este año se ha alcanzado un número muy alto de concursantes inscritos, nada más y nada menos que 66, con 44 presentados finalmente…
Efectivamente, el número de concursantes inscritos ha sido muy importante en esta edición, sin duda es uno de las más altos de la historia, y creo que esto es especialmente relevante, sobre todo si tenemos en cuenta que este año se celebra también el “Paloma O’Shea”, que no es un concurso anual como el nuestro y que tendrá a algunos de los pianistas que han participado este año en Jaén, y normalmente la edición que coincide con el Premio “Jaén” de Piano se traducía en un menor número de pianistas inscritos en nuestro certamen. Sin embargo, en esta ocasión no ha sido así, sino que se ha mantenido e incluso incrementado respecto al año anterior, por lo que nos sentimos muy satisfechos, porque creo que es un dato más que ilustra ese gran prestigio que tiene nuestro premio. En cuanto al número de participantes definitivos, 44, también es una de la cifras más altas pese a esa coincidencia con el “Paloma O’Shea” y con otros concursos importantes nacionales de ámbito internacional, por lo que tenemos una gran satisfacción.
La apuesta por la cultura de la Diputación es clara: entrada libre en todas las pruebas y un precio muy económico en la final…
Como ya he dicho anteriormente, la apuesta por la cultura en general por nuestra parte es clara y eso se ha traducido en el mantenimiento, mejora y crecimiento de la programación propia de la Diputación y de la provincia de Jaén. Pero eso no solamente se ha traducido en estos hechos claros y manifiestos, sino que también hemos procurado que la cultura en la provincia se universalice, llegue a todos los rincones, que la población tenga acceso a una programación cultural de calidad viva donde viva, en cualquier lugar de la provincia. Por eso hemos procurado que la inmensa mayoría de las actividades culturales que organizamos, o bien sean de entrada libre, como es el caso de las pruebas clasificatorias de este concurso, o bien tienen un precio muy módico, como ocurre en la gran final del Premio “Jaén” de Piano, que cuenta con la participación de la Orquesta Ciudad de Granada. De esa manera facilitamos que la población tenga acceso a la programación que impulsamos desde la Diputación.
Se incrementaron los premios y se han mantenido sin reducción…
Los premios son una de las grandes satisfacciones que tenemos en este concurso porque se incrementaron hace unas ediciones y en estos años de crisis los hemos mantenido haciendo un gran esfuerzo económico, tanto por parte de las administraciones que colaboran con el premio como sobre todo desde la Diputación Provincial. Entendíamos que si queríamos seguir creciendo, los premios no se podían tocar, porque son un incentivo muy importante para que concursantes de gran nivel en el ámbito internacional quieran participar en nuestro concurso, de ahí que sea una apuesta de presente y futuro importante, por eso los hemos mantenido.
El vínculo con actividades musicales con la provincia de Jaén es muy alto…
Las actividades musicales tienen un peso muy importante dentro de la programación cultural que se desarrolla en la provincia, no sólo entre las que organiza la Diputación, sino también las que celebran otras administraciones y colectivos de la provincia. Existe gran inquietud entre la población jiennense por la cultura en general, pero en particular por la música, y eso tiene que verse reflejado en el abanico de propuestas que compone la programación cultural de la provincia.
El Concurso se ha hecho más tangible en estos últimos años, ha llegado más y mejor a la gente y a la provincia, a través de recitales en conservatorios, conciertos en la calle, etc. Ahora, en Jaén, el certamen es, sin duda, mucho más conocido que hace unos años…
Ya lo he comentado al principio de la entrevista. Uno de los principales objetivos que nos marcamos cuando empezamos este mandato era que la población de la provincia conociese más en profundidad el concurso y sus entresijos. Para eso hemos aumentado exponencialmente las actividades previas al desarrollo del certamen, incluso hemos introducido algunas en los días en que se realiza el concurso, sobre todo las dirigidas a divulgar su conocimiento entre la ciudadanía. Desde esa filosofía nacieron iniciativas como los pianos en la calle, la explicación de la obra obligada por parte del compositor, los conciertos en los conservatorios que se han mejorado todavía más y el maratón de piano, en el que hemos incrementado la calidad de los participantes y hemos complementado su asistencia con actividades para que supiesen que no están en una actividad aislada, sino que forma parte de algo más grande como el Premio “Jaén” de Piano. Ese es el camino que hay que seguir, no hay que descuidar el tronco del concurso, que es lo que va a hacer que siga creciendo en el ámbito nacional e internacional, pero paralelamente hay que apostar por la difusión en la provincia, y estas creo que son las líneas que hay que seguir en el futuro.
Un pequeño balance del resultado final…
En Jaén hemos descubierto a una joven pianista excepcional. Algunos miembros del jurado hablan de ella como la nueva Martha Argerich, nada menos. Su interpretación en la final del Concierto para piano n. 2 de Chopin y sus pruebas clasificatorias hasta llegar a la final demostraron que es una pianista, a pesar de su juventud, de una calidad enorme y de una proyección inimaginable. Gracias al Premio ‘Jaén’, Anastasia Rizikov podrá grabar para Naxos y su nombre queda grabado en la ilustre lista de ganadores. Felicitar también al resto de premiados, que concursaron a muy alto nivel, realizando una prueba final que la ciudad de Jaén y sus visitantes difícilmente podrán olvidar. Ha sido un éxito de público, de resultados y de organización.
Muchas gracias.
Por Gonzalo Pérez Chamorro
http://premiopiano.dipujaen.es/
SUEÑOS Y PESADILLAS
“Hay que atrapar al oyente y, le guste o no, atraerlo hacia la ruta de los sonidos sin que sea necesaria una formación especial. El impacto sensual debe ser tan contundente como cuando se oye un trueno o se mira el interior de un abismo sin fondo” (Iannis Xenakis)
Hablaba (con esa pasión que otorga la seguridad y el ingenio) el escurridizo e inclasificable compositor Juan Cruz-Guevara, en la charla previa donde intentaba desatar (tanto a los oyentes, como a los pianistas que en breve iban a enfrentarse a sus escarpados pentagramas) los nudos de esa “Obra Obligada” escrita en exclusiva para el Concurso de este año y que tituló Soñando María Magdalena (en clara referencia a la filiación de su esposa). Decía que si una vez que el Premio Jaén de Piano consiguiera llegar a una cifra que rozara la centena de las composiciones escritas especialmente para el certamen (hasta hoy “solo” llevamos 24), aseguraba que con ese guarismo, una de estas composiciones conseguirá romper barreras y pasar a la Historia de la Música de este país. Esto hará que la espera, el esfuerzo y la inversión hayan merecido la pena. Y no andaba mal encaminado el creador almeriense, pues son estas piezas forjadas a hierro y fuego las que en definitiva insuflan oxígeno y perdurabilidad al patrimonio musical patrio. Si uno de esa centena de trabajos consiguiese convertirse en la Fantasía Bætica de Falla, El Pelele de Granados o en un cuaderno de la Musica Callada de Mompou, el círculo al fin se cerraría gloriosamente. El tiempo hablará por nosotros.
El único compositor que salió de su boca durante toda la conferencia no fue otro que el Dios del ritmo: Igor Stravinsky. Y no es descabellado divisar sus lentes escondidas entre algunos compases de su pieza, pues el rigor y el férreo control rítmico impera en toda la partitura. No es fácil de asimilar el lenguaje armónico que baraja Cruz-Guevara, un compositor al que (no por casualidad) no paran de lloverle premios. La vanguardia nunca resultó ser plato de buen gusto para todos. Resulta tarea harta difícil intentar explicar su personalísimo universo sonoro con palabras, con signos de escritura, pues es música creada exclusivamente para el oído, ilegible a cualquier lenguaje de signos. Su radicalismo militante hace que su obra esté muy alejada del gusto medio del gran público, pero cuando uno consigue traspasar su espeso telón de acero, queda irremediablemente atrapado en su tela de araña. El de Macael es mitad músico, mitad inventor. Un mago capaz de sacar música de su manga con el simple chasquido de una lata. Uno se imagina su mesa de trabajo a algo parecido a un laboratorio científico.
Esta inquietante Soñando María Magdalena, con sus dinámicas extremas, está labrada sobre una serie de diferentes variaciones (donde reina a su antojo la libertad formal) basadas en un tema popular jiennense conocido como “la carrasquilla”, que en sus manos acaba mutándose una y otra vez, como si fuera la cara de un cubo de Rubik. Cuatro submundos dividen el corpus de esta obra que no duda en saltar sin red de la verticalidad a la horizontalidad. La parte inicial alterna momentos de gran fuerza expresiva, con otros donde prima la melodía. La que le sigue es muy lírica y expresiva, pues los trinos rinden pleitesía al intérprete. El universo se hace más etéreo, hasta ansiar diluirse en el oído. La tercera, en palabras de su autor, “alterna el carácter de la tierra con la tristeza que muchas veces la misma tierra nos impone”. La pieza que cierra su “bíblica” obra es la más espectacular en cuanto a concepción sonora. Está interrumpida por pequeños golpes de clusters, que nos conducen irremediablemente hacia el gran Apocalipsis final. Y es que algo tiene de Rayuela cortazariana su propuesta. La Teoría del Caos hecha música.
Javier Extremera
El ejemplo de Claudio
La partida al otro mundo de un gran compositor siempre es dolorosa, pero mucho más cuando no sólo ha sido un gran músico sino también una gran persona; no sólo inteligente, sino también corazón que ha difundido bondad y amistad alrededor. La defunción de Claudio Prieto deja así un gran vacío que otros sólo pueden ir llenando, poco a poco, con sus obras. Él fue uno de los que decidieron tomar su propio camino al margen de las modas y tuvo eco en un amplio público para quien fue muy querido y estimado, comprendido con una forma de hacer música que reclamaba que hay varios modos posibles para el final del siglo XX y principios del XXI. Ahora vienen los homenajes a un autor que comenzó de un modo modesto como instrumentista, en un pueblo de la montaña palentina, y fue trabajando sin cesar, joven en El Escorial y luego con una beca en la Academia Nacional de Santa Cecilia, de Roma, donde pudo aprender de grandes figuras como Goffredo Petrassi y Bruno Maderna. También participó en los míticos cursos de Darmstadt, donde se encontró con Ligeti, Stockhausen y otros que entonces eran la vanguardia última.
Sus trabajos compositivos lograron premios nacionales e internacionales. Sus creaciones han sido escuchadas en varios continentes a través de algunos conjuntos como la Orquesta Nacional de España, la Sinfónica de Chicago, la de Londres, la Orquesta Nacional de Santa Cecilia de Roma o la Rundfunk Sinfonieorchestrer de Berlín, entre otras muchas. No en vano se publicó el libro con su biografía y un análisis de su música escrita por V. A. Pliego y participó en numerosas ocasiones en la Tribuna Internacional de Compositores de la Unesco. Bien podría haber merecido un lugar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando o el Premio Nacional de Música, pero la independencia y el ir al margen de grupos a veces tiene su precio. Su puesto de consejero en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) también quedó vacante, pero no su memoria, su alma cálida que deja poso en muchos y su espíritu transformado en música que sigue sonando en multitudes que le han sabido estimar con hondura.
Claudio compuso la obra obligada del Concurso Internacional de Piano Premio “Jaén” en su 50 aniversario, y le puso el expresivo título Jaén 2008. Esta obra fue una de las mejores composiciones que se han escrito para este concurso y cosechó un gran éxito de crítica y público. El Premio llora al compositor y al amigo fiel que tanto ayudó en momentos de transición y cambios políticos y humanos. En esta edición, la 57, el Premio le ha dedicado, entre la emoción y el recuerdo, el acto de presentación de la obra obligada Soñando María Magdalena del compositor almeriense Juan Cruz-Guevara. Nuestro querido Claudio quedará para siempre en los corazones de todos los jienenses y en el de los amantes del piano.
Ilia Galán, escritor, filósofo y profesor de Estética del Arte de la Universidad Carlos III de Madrid.
Zulema de la Cruz, compositora, profesora del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y miembro del Consejo Asesor del Premio Jaén de Piano.
Homenaje a Rafael Quero
Con buen criterio, el Pleno de la Diputación Provincial de Jaén acordó distinguir con la Medalla de Oro del Concurso Internacional de Piano Premio Jaén, al intérprete jienense Rafael Quero (Porcuna, 1940), que desde 1988 forma parte activa del Jurado, destacando su “contribución, disposición y colaboración durante tantos años con este certamen”. Mi conocimiento de Rafael Quero como pianista se traslada hasta mis años de estudiante en Córdoba y Granada. Tiempos en los que eran habituales sus recitales, tanto en el Conservatorio Superior de Música, donde ejerció como director más de veinte años, como en el Aula Magna de la Facultad de Medicina, organizados por la Cátedra Manuel de Falla. Lo primero que llamaba la atención, era la parquedad de las notas al programa, que se convertían por lo general en largas exposiciones de reconocimientos. En las notas de Rafael se leían breves indicaciones sobre sus paso como alumno de los Joaquín Reyes Cabrera (siempre afirma que él fue quien le hizo músico) y José Cubiles, premios varios de virtuosismo y estancias en el extranjero para su perfeccionamiento.
Pero lo importante no estaba en las distinciones. Se enfrentaba, con toda la humildad y respeto que la música siempre le ha inspirado, a densos programas, incluyendo en un mismo recital las Variaciones y Fuga sobre un tema de Haendel, una selección de Preludios de Debussy, junto al adorado Ravel del Gaspard de la Nuit. Y si en las primeras obras se manifestaba como pianista de bravura y rotundidad, con Ravel mostraba su capacidad de atender con especial fineza al detalle y matiz sonoro. Sin abandonar sus vínculos interpretativos con el repertorio romántico, mostró especial interés por la música de Bach, dedicando amplios monográficos a su obra. En su integral sobre las Suites Francesas en el cordobés Festival Rafael Orozco del año 2002, dotaba a esta música de gran honestidad y vigor rítmico, magníficamente propuesto en sus aspectos formales, con riqueza de ataques y color, añadiéndoles un enfoque humanístico en el que se asume la velocidad adecuada para extraer toda la poesía que esconden estas estructuras abstractas. Sirvan como ejemplo las delicadas, profundas, íntimas y sentidas Sarabandas.
El acercamiento a su persona es posterior, el de compartir pausas y comentarios a lo largo de varias ediciones del Premio Jaén, que han permitido conocer al hombre que defiende con vigor sus ideas, siempre preocupado por las necesidades familiares, sencillo, de trato afectuoso, que debe su sabiduría más a la vida que a los libros, capaz de relatar con especial gracia sus innumerables anécdotas. Como aquella en que el profesor Cubiles, como favor para facilitarle cierta prueba, le comunicó que la obra sorpresa a tocar sería la Sonata Op. 111 de Beethoven, a lo que (con el senequismo que le ha imbuido su Córdoba de residencia) se limitó a contestar: “maestro, que el que toca esta Sonata es el otro Rafa (Rafael Orozco), que yo soy Rafael Quero, pero no se preocupe, que en quince días haré lo que pueda”. Hace poco me confesaba que últimamente se acercaba muy poco al piano, seguramente aceptando el pensamiento de Unamuno de que “no hay música más grande ni más sublime que el silencio”, por lo que esperamos que mientras llegue la próxima edición del concurso que le premia, disfrute de ese merecido silencio.
José Luis Arévalo
PREMIOS Y PREMIADOS
Primer Premio - Anastasia Rizikov (Canadá)
Patrocinados por la Diputación Provincial de Jaén:
Medalla de oro, Diploma, la edición de un disco con el sello Naxos y 20.000 Euros.
• Un concierto en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén.
• Un concierto al día siguiente de la prueba final, con la Orquesta Ciudad de Granada.
• Un concierto en Boston, patrocinado por el Tsai Performing Arts Center de la Universidad de Boston (EE.UU.).
Segundo Premio - Alexey Sychev (Rusia)
Diploma y 12.000 Euros.
Tercer Premio - Dasul Jung (Corea del Sur)
Patrocinado por Unicaja.
Diploma y 8.000 Euros.
Premios Especiales
Premio ‘Rosa Sabater’ - Anastasia Rizikov
Patrocinado por el Ayuntamiento de Jaén al mejor intérprete de música española.
Diploma, un concierto en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jaén y 6.000 Euros.
Premio ‘Música Contemporánea’ - Anastasia Rizikov
Patrocinado por el Ministerio de Cultura al mejor intérprete de la obra obligada.
Diploma y 6.000 Euros.
Premio del Público - Anastasia Rizikov
Escultura de bronce. Sin dotación económica. Se otorga por votación entre el público.
JURADO
Presidenta: Ana Guijarro.
Vocales: Andrzej Pikul, Rafael Quero, Jean Paul Sevilla, Boaz Sharon, Josu de Solaun, Michiko Tsuda.
Secretario: Pedro Jiménez Cavallé.