Llamamos streaming a la tecnología que permite ver y oír contenidos, que se transmiten desde Internet u otra red, sin tener que descargar previamente los datos al dispositivo desde el que se visualiza y escucha el archivo. Una tecnología que se ha posicionado como el medio habitual de disfrute de las obras audiovisuales, dejando más atrás cada día los soportes físicos (CD-DVD-BR) y el download o descarga de ficheros.
Como ya hemos confirmado en otras ocasiones, la llegada de la distribución digital de música vía Internet ha supuesto un antes y un después para el mercado. En un principio, parecía que la red acercaría de manera directa a los intérpretes y los consumidores, evitando los intermediarios y eliminando pasos y monopolios en la cadena de venta, pero el transcurrir de los años ha demostrado que no ha sido así. La idea de que el artista mostraría directamente sus realizaciones al cliente final era muy atractiva y teóricamente posible, pero la aparición de las grandes plataformas de distribución digital, en conexión con los grandes editores musicales, ha ido monopolizando nuevamente la gestión de dicha distribución. Por ello, ahora tenemos un panorama comercial muy parecido, pero con otros nombres, otras tecnologías y otro sistema de precios, al que teníamos cuando comprábamos los discos físicos.
Evidentemente el nuevo mercado online de audiovisuales ofrece muchísimas ventajas, tanto tecnológicas como económicas. En la actualidad, desde los distintos servicios de streaming, podemos escuchar grabaciones de música o visionar imágenes de una ópera con calidad igual o superior que si lo hiciésemos desde un CD o un DVD-BR. Evidentemente precisamos de una buena conexión vía cable o 5G (desde móviles) y de un buen equipo de música-vídeo con conexión digital a la red. El mercado ya dispone tanto conexiones como equipos que cubren de manera excelente estas necesidades, pudiendo utilizar incluso el teléfono móvil como elemento de conexión.
Las distintas plataformas que ofrecen servicios de streaming son en su mayoría plurinacionales, tienen acuerdos de distribución global con los principales sellos discográficos e independientes, de tal forma que cada una de ellas puede satisfacer, de manera completa y universal, toda la demanda de grabaciones disponibles en el mercado internacional para el amante de la música clásica. Estas plataformas podríamos agruparlas en dos grandes bloques: las generalistas, que ofrecen todo tipo de música, como Spotify, Apple Music, Google Play, Amazon Music o YouTube, entre otras, y las especializadas en distintos tipos de música, en nuestro caso la clásica, como Classical Archives, Idagio, Qobuz y los servicios de streaming del grupo Naxos (NML, NVL, NRadio…), por solo citar algunas de ellas (enlaces directos en la pestaña “tienda” de ritmo.es).
Las plataformas de música clásica tienen múltiples ventajas para el consumidor especializado como son, en muchos casos, alta resolución en imagen y sonido, buscadores profesionales de obras, artistas, grabaciones y presentación de repertorios y artistas en estándares de información documental más cercanos al tradicional disco clásico. En todas ellas se encuentran la mayoría, por no decir todos, los sellos discográficos del panorama internacional.
En el mercado del streaming han entrado también, y con mucha fuerza, los propios teatros de ópera del mundo y las grandes orquestas. En nuestro país, un caso de éxito a reseñar es la plataforma “My Opera Player” del Teatro Real que ofrece, con altísima calidad y variedad, sus archivos audiovisuales de ópera, conciertos y danza, así como grabaciones de otros teatros y orquestas del mundo (La Monnaie, Opera Nacional de París, Royal Opera House, Teatro Colón, Filarmónica de Berlín, Arena de Verona, Gran Teatre del Liceu, Berlin Staatsoper, Dutch National Opera, Ópera Real de Estocolmo, Teatro Bolshoi…).
El sistema de pago de la mayoría de las plataformas de streaming suele ser mediante una cuota periódica, en tarifa plana, que permite el disfrute completo del servicio en su totalidad, tanto de fondo de catálogo como de novedades. Son precios muy económicos si los comparamos con el coste unitario de un CD o de un DVD-BR (por el precio de 5/10 discos se puede escuchar/ver música sin límites durante un año, dependiendo de la plataforma).
Queridos Reyes Magos:
“Como apasionado melómano que todavía no he accedido a la música clásica vía streaming, aprovecho la oportunidad en esta carta para pediros una suscripción a una, o varias, de las plataformas que el mercado nacional e internacional me ofrece, y así tendré un año completo de disfrute musical al más alto nivel y a precios de tarifa plana”