Música clásica desde 1929

Editorial

85 AÑOS: QUIÉNES SOMOS
Noviembre 2013 - Núm. 868

85 AÑOS: QUIÉNES SOMOS

Con el presente número RITMO entra en los ochenta y cinco años de su existencia. No son pocos: toda una vida, y generosa en cumpleaños, pero exageradamente muchos para un medio de prensa musical (aunque seguramente también no musical) sumido ahora en una cierta hilaridad al oír hablar de crisis, cuando tuvo que pasar por el trago de reabrir una redacción que había sido cerrada por la simple razón de que el país se había metido en una guerra. ¿Crisis ahora? Sí, claro, pero no de identidad propia, sino producto de esa extraña relación entre progreso y caos que viven no ya los medios de comunicación sino la Comunicación misma. Esta revista sabe todo acerca de las crisis. Le ha dado ya tiempo para vivirlas todas y cada una. Y aquí está, enfrente de la enésima.

En fin, si el lector lo desea puede indagar en ello, pues, como es sabido desde hace meses, la revista completa y, por consiguiente buena parte de toda la historia musical de este país (incluidas sus crisis, musicales y a veces sencillamente políticas) está disponible en Internet; véase más abajo, en la mancheta, la dirección digital para acceder a los archivos.

En un momento en el que es difícil saber a qué lado van a acabar decantándose ciertas balanzas; en el que nos pone muy nerviosos la incertidumbre que crea no poder saber a ciencia cierta cómo va a convivir la creación futura con los medios utilizados para su gestión y entrega al consumidor; en el que, a la postre, el mismo concepto de Comunicación está pidiendo a gritos una profunda revisión, conviene recordar quiénes somos, por qué esta revista sigue estando donde está y por qué genera optimismo en cada nuevo número que ve la luz.

En parte, la respuesta está en las mismas razones que tenemos para mostrar nuestro más sentido agradecimiento al trabajo de tantas y tantas firmas, desde las profesionales a las “desinteresadas”, cuyos protagonistas han invertido tiempo en dar vida a miles de páginas y en crear contenidos de interés y variedad, elaborados desde la información pura y dura hasta el análisis musical más  profundo. Recuérdese que muchos de esos colaboradores, que además hicieron sus pinitos en RITMO, hoy son reconocidos especialistas musicales. Nuestras gracias de corazón a todos ellos; sin duda constituyen una importante parte del argumento para contestar a las anteriores preguntas. Pero hay más.

RITMO, desde los tiempos de Don Fernando Rodríguez del Río y Don Antonio Rodríguez Moreno, sus primeros directores, apoyó a la música española desde todos sus ángulos; la primera de esas personas fue el pionero, la segunda, el visionario. Y hoy la revista camina por la vía abierta entonces, modificada y lógicamente actualizada, defendiendo a capa y espada al artista y a la música española, como puede comprobarse número tras número, revista tras revista. Naturalmente, este apoyo al artista conlleva un esfuerzo promocional tremendo e indispensable, que es necesario adaptar a las situaciones (que no siempre son las mejores) del músico español: RITMO quiere ser, entre otras cosas, un espacio-refugio donde el músico pueda disfrutar de una promoción de calidad y eficaz.

Esta política promocional, que consideramos muy nuestra y defenderemos siempre, tiene efectos colaterales muy positivos para los músicos jóvenes de talento. Porque intenta salir al paso de un fenómeno indeseable, la emigración musical en busca de trabajo cualificado (hoy eufemísticamente llamada “movilidad laboral”), creando espacios para la oportunidad desde la propia independencia. Los jóvenes músicos deben mostrar sus cualidades, antes de caer en la “movilidad musical”, y todos, por obligación de país, debemos de trabajar para no dejar que se escapen. Y particularmente nosotros, para conseguir que el lector español conozca a los talentos destinados a ocupar, un día, la primera fila de la actualidad musical de este país.

En RITMO creemos que la promoción del artista es muy beneficiosa para este, ya que lo sitúa en la rampa de salida de la actualidad musical nacional (internacional para los que nos leen, digital y físicamente, allende nuestras fronteras), proporcionándole la posibilidad de ser incluido en las agencias artísticas y en las actividades musicales de las instituciones públicas y privadas del país. En otras palabras, la promoción del artista es una lanzadera para mejorar sus actividades creativas, cosa que RITMO defenderá siempre como auténtica seña de identidad .

Y una última consideración no exenta de importancia. Tras una buena promoción, seria, sin demagogias y bien fundamentada, el artista puede mejorar  su situación laboral, lo que desde luego no es baladí,  pues si hacer música puede ser algo de otra dimensión, un verdadero acto espiritual, también es un trabajo  como cualquier otro .

Así que, siga sonando la música otros ochenta y cinco años. Con el artista, cómo no, a escena.

 

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Política, políticos y música
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Mayo 2011 - Núm. 841
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