Tras el parón de la actividad musical en el pasado 2020, la música ha ido recuperando su mejor tono en el transcurso del año actual. Un año en el que hay que resaltar el excelente trabajo y compromiso de los profesionales y artistas del sector, permitiendo que estemos ante una nueva temporada 2021-2022 que, si no hay contratiempos sanitarios de última hora, será todo un éxito, con cifras muy positivas tanto en el número de espectadores como en los resultados económicos.
Desde este editorial de cierre de año, hemos considerado interesante y oportuno ofrecer a los lectores una imagen, con cifras, de lo sucedido en el mercado de la música clásica en el año de la pandemia 2020, con respecto al anterior 2019 y sus efectos en 2021, tomando como base documental los datos que aporta el excelente estudio del recientemente publicado “Anuario de la SGAE de las artes escénicas, musicales y audiovisuales 2021”.
En el pasado año la irrupción de la pandemia por el Covid-19 afectó muy negativamente a la actividad musical de nuestro país. Tras cinco años de crecimiento continuo en el número de conciertos de música clásica, en 2020 se produce una brusca ruptura de dicha tendencia, cayendo las cifras un 54% respecto al año anterior. Por otro lado, en cuanto al número de espectadores, las cifras fueron todavía más tremendas, pues a la reducción de conciertos hay que sumar la reducción de aforos, marcando una caída del 79,3% (5.290.730 personas en 2019 y 1.092.839 en 2020).
Si nos fijamos en la recaudación, los números se muestran con toda su crudeza en el año de la pandemia, pues se produjo un descenso de ingresos por la actividad concertística del 73,6% (45.463.724 euros en 2019 y 11.996.647 euros en 2020). Datos que reflejan con claridad el durísimo golpe que ha sufrido el sector y apoyan, una vez más, nuestro aplauso a los gestores y artistas que han podido sobrellevar, bajo mínimos y con dignidad, la drástica reducción de su actividad y de sus ingresos, sin caer en el pánico, manteniendo las estructuras contra viento y marea, creyendo en todo momento que de esto saldríamos y que llegaría la normalidad, como así está sucediendo.
La ópera y la zarzuela todavía han sufrido más que los conciertos en este "annus horribilis" 2020. La oferta de espectáculos se redujo en un 71,6%, un 87,8% en el número de espectadores y un 83,8% en la recaudación. Nuevamente, desde estos datos, nos parece una gestión impecable, digna de encomio, que los teatros de ópera hayan podido “aguantar” la tremenda crisis, manteniendo sus costosas estructuras estables durante estos largos meses de restricciones, pudiendo así ofrecer una temporada lírica 2021-2022 de altísimo nivel, como la que venimos disfrutando.
La danza, dado que su recuperación tras la crisis económica de 2008 fue mucho más lenta, muestra unas cifras de caída de mercado en 2020 ligeramente inferiores. Su oferta de espectáculos se redujo un 49,4% con respecto a 2019, el número de espectadores cayó en un 75,3% y los ingresos un 68,2%. Pese a ello, la danza también ha sido capaz de poner nuevamente en escena su temporada actual con normalidad.
La actividad discográfica, en caída libre desde hace años para las ventas de soportes físicos (CD-DVD-BR), caída ya casi compensada por el incremento de los servicios digitales (descargas, streaming desde Internet y plataformas audiovisuales de radio y TV), ofrece en el mismo periodo de pandemia una evolución muy distinta, pues en el año 2020 se anota un crecimiento del 6%, aunque con un mercado físico que pierde el 24,5% y el digital que sube un 16%. Estos datos ahondan aún más en la consolidación de los servicios digitales online para la música grabada de cara a 2021-22.
La lectura de todo lo anterior ofrece una aproximación de lo que ha supuesto, en cifras, el efecto de la pandemia sobre el mercado de la música clásica en nuestro país. Una imagen que, pese al “tsunami” sanitario vivido, vuelve a confirmar la fuerza de recuperación y profesionalidad de los equipos artísticos y de gestión de la vida musical española. Para todos ellos, y para ese público fiel y amante de la mejor música, nuestros mejores deseos de continuidad musical “in crescendo” para el nuevo año que está a punto de comenzar.