Nuestros últimos editoriales sobre la incidencia de Internet en los hábitos y costumbres del aficionado a la música y, por consiguiente, en el comercio discográfico y editorial parece que han arrojado cierta dosis de pesimismo. Da la sensación de que nos estamos moviendo en un pequeño caos social en la distribución de los contenidos informativos y culturales. Y no es para menos, pues ni los grandes grupos editoriales saben muy bien cuál es el camino a seguir a corto y/o medio plazo. El problema principal es cómo conjugar el ocio cultural con el negocio editorial.
Para la música hay ciertos caminos despejados que ya se vislumbran con cierta claridad, y uno de ellos son las fonotecas virtuales. Una reciente promoción de Movistar ha conseguido varios cientos de miles de suscriptores a la plataforma de audición musical online Spotify. España ya es un mercado consolidado para otras plataformas similares como iTunes. Si a estos hechos sumamos la reciente noticia de que España figura a la cabeza de Europa en el número de teléfonos móviles inteligentes en uso, y que seis millones de internautas viven conectados permanentemente a Internet en nuestro país, se confirma plenamente el camino online para los productos y servicios culturales.
Efectivamente, los sistemas de audición online, desde distintas plataformas musicales en Internet, ya se están consolidando; pero la música clásica exige, quizás, una mayor especialización y calidad en estos servicios. La complejidad en la catalogación de las obras musicales clásicas (autores, obras, directores, orquestas, agrupaciones, solistas, cantantes…) precisa de potentes sistemas de rastreo, localización y ayuda para encontrar lo que se quiere escuchar.
En la línea de especialización en música clásica existen en el mercado internacional varias plataformas de audición y descarga: NaxosMusicLibrary, ClassicsOnline, iTunes, Rhapsody, eMusic, etc. Unas permiten solamente audición online y otras solamente la descarga de ficheros musicales. Ambos sistemas tienen su público, pero los aficionados se están decantando últimamente por el de audición online o streaming.
La audición online ofrece muchas ventajas al aficionado. La propia plataforma se encarga del archivo y mantenimiento de los registros musicales, y el aficionado no tiene que mantener su fonoteca (digital o física) ni su organización y archivo. Por una pequeña cuota económica anual o mensual se tiene acceso a toda la música clásica grabada; o a casi toda (millones de cortes musicales, centenares de miles de discos, en todo caso). Cada mes la plataforma incorpora cientos y cientos de novedades, tanto de las grandes multinacionales como de los sellos independientes y artistas que van “por libre”. La calidad de la audición ya es suficiente para equipos incluso de alta gama y la audición es posible en todo tipo de soportes online (ordenadores, portátiles, teléfonos móviles, tabletas, SmartTV…). Todo esto quiere decir que, con estos nuevos sistemas de distribución, ya hay una línea directa, en tiempo real, entre el intérprete y el aficionado.
Como es de pura obligación, en RITMO queremos estar atentos a esta transformación de la sociedad de la información y del mercado musical y huir del pesimismo del sector. Por ello, vamos a iniciar un nuevo camino que permita al lector disfrutar de los contenidos que ofrecemos cada mes y, además, de las referencias musicales de dichas informaciones. Las nuevas secciones son: Conociendo una colección imprescindible y La música de Ritmo online del mes.
Para el desarrollo de estas dos nuevas secciones nos basamos en dos plataformas de distribución digital online de música clásica: www.naxosmusiclibrary.com y www.classicsonline.com . Hemos elegido estas dos plataformas por su estrecha relación con nuestro grupo editorial y porque ofrecen casi todo lo que el aficionado especialista puede esperar, tanto de sellos independientes (más de 600 sellos: BBC, Bis, BR-Klassics, Capriccio, Chandos, CPO, Hänssler, Harmonia Mundi, Hungaroton, LPO, Marco Polo, Naive, Naxos, Zig-Zag…), como de multinacionales (Sony, Warner-Emi, Erato, RCA, Teldec). También los recursos profesionales que se ofrecen a nivel de buscadores, libretos, portadas, comentarios, etc., están al más alto nivel, con descarga permitida. Y la calidad de los audios es tan buena como la del original CD, no como sucede con otras.
En ambas secciones se comentan las obras musicales que se han seleccionado y se sugiere su audición desde las plataformas online. De esta manera, el lector puede acceder, sin moverse de su domicilio y con las máximas garantías profesionales, a la audición de las obras sobre las que está leyendo. Si la lectura de RITMO la realiza desde la edición digital de la revista, con un clic puede acceder directamente a la búsqueda de la obra musical elegida.
Para RITMO esta es una nueva experiencia editorial, que intenta iniciar el camino hacia la revista multimedia que, en nuestra opinión, es el futuro para una publicación musical como la nuestra. Esperemos que a los lectores también les parezca positivo este nuevo paso hacia los nuevos escenarios de la información musical especializada. O al menos a esos seis millones de usuarios de teléfonos móviles inteligentes.