Música clásica desde 1929

Editorial

Independientes y de casa
Diciembre 2017 - Núm. 913

Independientes y de casa

En un mundo globalizado, donde las grandes corporaciones comerciales intentan acaparar gran parte de la creación musical, surgen iniciativas que dan a conocer, casi siempre fuera de los circuitos habituales, nuevos intérpretes, nuevos autores y nuevas obras rescatadas del olvido. Gracias a estas iniciativas, se ha conseguido una oferta cultural mucho más atractiva y plural que a todos enriquece. En el sector discográfico han ido naciendo varios cientos de pequeñas editoras que, con medios muy limitados, realizan un trabajo de investigación, creación y producción, que está permitiendo disfrutar de numerosas grabaciones singulares al máximo nivel artístico y documental; recibiendo estas empresas el apelativo de  “independientes”.

La incorporación de Internet ha permitido que surjan servicios e iniciativas para la comunidad nunca antes imaginados, pues cualquier persona puede volcar libremente información en la red y recibir la volcada por los demás. Esta situación ha revolucionado el mundo y, en nuestro caso, la gestión y promoción cultural a nivel internacional. La información ya no tiene fronteras, los servicios tampoco y las iniciativas empresariales, individuales y colectivas, “vuelan” a costes mínimos por las autopistas de Internet. Por otro lado, la revolución digital ha permitido que, con equipos de relativo bajo coste, se puedan realizar grabaciones fonográficas de cámara de muy alta calidad, grabaciones que no desmerecen, si los que las hacen saben lo que llevan entre manos, de las de los grandes estudios de antaño.

El mercado internacional del disco de música clásica cuenta actualmente con varios cientos de sellos discográficos independientes que, utilizando las herramientas de Internet y los actuales medios digitales de grabación y edición, nos ofrecen miles de producciones cada año, aportando nuevos artistas y nuevos repertorios.

España no está al margen de esta realidad, pues más de una veintena de sellos discográficos independientes operan actualmente en nuestro país de manera continua. Unos trabajan con proyectos desde sus estudios de grabación, y otros son realizados por los propios artistas en autoediciones. Estos registros digitales se suben a las principales plataformas de distribución musical en Internet (Amazon, Deezer, eClassical, EMusic, Google, iTunes, MusicNet, Napster, Pandora, Presto, Qobuz, Spotify, YouTube... hasta más de 60), lo que garantiza la difusión y distribución mundial a coste muy reducido y con ciertos derechos de cobro por descarga o streaming, derechos que actualmente producen mínimos ingresos, pues para obtener 10.000 euros (importe medio de coste de una grabación y edición completa de un CD) sería necesario que 2,5 millones de aficionados se hubiesen descargado o escuchado el disco en cuestión, situación imposible, salvo para los éxitos de la música popular de las grandes multinacionales. Hay que resaltar que la mayoría de los sellos independientes sigue editando sus discos también en formato físico (CD-DVD), que luego suelen utilizar los artistas como tarjeta de presentación, promoción y publicidad en la venta de sus conciertos.

Para financiar las ediciones independientes, ahora que la venta de discos físicos es prácticamente testimonial, y que los ingresos por descargas y streaming son insignificantes para la música clásica, los artistas deben poner dinero de su bolsillo para que las empresas independientes editen sus discos, o bien encontrar patrocinadores e instituciones que las apoyen, tarea muy complicada en estos tiempos.
Teniendo claro que la riqueza cultural que ofrecen la mayoría de las producciones discográficas independientes españolas está fuera de toda duda, pues para ello solo hay que echar un vistazo al catálogo que ofrecen, es una necesidad que las instituciones públicas destinen en sus presupuestos partidas para su desarrollo, como ya lo hacen algunas locales y autonómicas que, con éxito, han buscado en la música el reconocimiento a sus raíces y patrimonio cultural. Con seguridad, la prometida nueva Ley de Mecenazgo también abrirá nuevos horizontes que puedan ayudar a estos fines.

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