No hace mucho hablábamos con Monsieur Yago Mahúgo del inicio de la integral para clave de Couperin con la primera entrega, que ahora se ha ampliado con aquella, más tres órdenes del Libro I para clave, en un ambicioso proyecto que recogerá la integral y en una grabación que en nada se parece a lo que se ha hecho hasta ahora: “para nosotros, grabar música para clave es mucho más que registrar sonido; implica comprender el contexto de la época, el instrumento, la obra y la interpretación, para así tomar las decisiones sonoras más adecuadas para el proyecto”.
Hace poco más de un año celebrábamos el inicio de la integral para clave de Couperin con la primera entrega, ¿en qué se diferencia ésta de aquella primera toma de contacto?
Hace un año presentábamos un par de órdenes en un solo disco. Ahora se ha completado todo el Primer Libro de clave de Couperin que comprende los 5 primeros órdenes repartidos en 3 discos. ¡Casi 3 horas y media de música!
A grandes rasgos, ¿puede describir la obra para clave de Couperin? ¿Y nos aclara un poco como están estructuradas, por órdenes y libros?
Couperin compone más de 230 piezas para clave, que agrupa en 27 ordres (órdenes en español) y que publica en 4 libros (en los años 1713, 1717, 1722 y 1730, respectivamente). Al usar el término “orden”, Couperin estaba enfatizando la idea de que cada colección de piezas no era simplemente una secuencia aleatoria de composiciones, sino que estaba cuidadosamente organizada y estructurada en un orden específico, manteniendo la tonalidad en cada pieza del mismo orden. Se sale de la forma suite característica (allemande, courante, sarabande, gigue), añadiendo “piezas de carácter”, que son composiciones musicales que llevan títulos evocativos y descriptivos. Estas piezas no solo representan una estructura musical, sino que también buscan capturar y expresar un estado de ánimo, una escena, un personaje o una idea específica. Couperin fue especialmente hábil en crear estas miniaturas musicales llenas de matices y detalles. Las piezas de Couperin destacan por su refinamiento, elegancia y riqueza ornamentativa. Yo siempre digo que de 10 notas que escribe, 11 tienen un ornamento. Creo que no hay compositor que use tanto ornamento como él. Eso complica sobremanera la interpretación, pero queda tan bien…
Hay algo también que nos debe decir sobre la afinación…
Hemos optado por usar un diapasón de la nota La a 392 Hz, lo que supone un tono completo por debajo del actual, establecido en 440 Hz y medio tono por debajo de lo que es habitual en música barroca. Se sabe que ese diapasón se usaba en la Francia del XVII y XVIII y le da un carácter más oscuro y pomposo a todas las piezas. Usamos a su vez una afinación irregular, un temperamento llamado mesotónico de sexto de coma, también en uso en esa época en Francia. Se basa en cuidar la afinación de la tercera, lo que supone que las quintas no sean puras y eso le da también un sabor especial a las obras. Son sutilezas que mejoran, creemos, el conjunto.
La ingeniería sonora que ha llevado este volumen con los cinco primeros órdenes merece una explicación por su parte…
Este álbum forma parte de un proyecto de investigación que hace una revisión histórica del sonido. Somos tres personas en el equipo (el ingeniero de sonido Iker Olabe, el profesor Alberto Rodríguez Molina y un servidor) que nos hemos juntado para llevar a cabo esta investigación, creemos que tan necesaria hoy en día. François y Louis Couperin (así como otros músicos) interpretaban su música en la corte, lo que nos generó un gran interés por comprender en qué condiciones acústicas se realizaban estas interpretaciones. Durante un proyecto de grabación, nuestro ingeniero de sonido visitó el Palacio de Versalles y el Castillo de Fontainebleau en Francia para investigar más sobre las condiciones acústicas de estos espacios: dimensiones, materiales, tiempos de reverberación… Tras recabar estos datos, llegamos a la conclusión de que estos lugares tienen una acústica mucho más íntima de lo que la discografía de estos compositores ha reflejado a lo largo de los años. Y sin entrar en detalles técnicos, esta fue nuestra reflexión principal para recuperar una producción sonora lo más fiel posible, dando protagonismo a los estrenos y encargos que François y Louis Couperin realizaban en la corte. No olvidemos que ambos compositores, tío y sobrino, eran organistas. Observamos claras influencias de este hecho en la selección de los acordes finales de muchas de sus obras, especialmente escogidos para resaltar la resonancia larga y rica en armónicos del clavecín, como si de un acorde de órgano se tratase. Para nosotros, grabar música para clave es mucho más que registrar sonido; implica comprender el contexto de la época, el instrumento, la obra y la interpretación, para así tomar las decisiones sonoras más adecuadas para el proyecto.
Dado que usted está con la mente en exclusiva en Couperin, ¿hasta cuándo se va a prolongar esta colosal empresa?, porque pueden llegar a ser 4 entregas discográficas en 11 CD…
Esperamos poder concluir la opera omnia para clave dentro de unos 5 años. Ya llevamos un cuarto de camino andado, ahora solo quedan los otros tres cuartos (risas). Pero antes del siguiente libro de Couperin, va a ver la luz al menos un proyecto más, mi disco 44 Aniversario, con el que voy a celebrar mis 44 años como músico. Va a ser un álbum que contiene un programa ecléctico, con varios compositores europeos (Bach, Soler, Couperin…), muy curioso, ya que está basado siempre en el número 4. ¡Ya habrá más noticias sobre este disco en el cuarto mes de este año!
por Gonzalo Pérez Chamorro
https://yagomahugo.com
Foto: Yago Mahúgo ha grabado los cinco primeros órdenes, el Libro I para clave, de la obra integral prevista de François Couperin.
Crédito: © Tony Pugliese