Durante el mes de agosto, el Ciclo Internacional de Órgano de Torreciudad ha llegado a su XXVII edición. La experiencia de todos estos años confirma el acierto de seguir apostando por la conjunción de instrumentos melódicos con el órgano, al que siempre le corresponde el papel principal. En esta ocasión se ha combinado con trompa, violín, violonchelo y oboe.
El Ciclo constituye un referente de primer orden entre los eventos musicales que se programan en Aragón durante el periodo estival. Unido al festival Clásicos en la Frontera, está organizado por el Departamento de Música del santuario.
Los argentinos Matías Sagreras (órgano) y Juan Ignacio Emme (violonchelo), en la imagen, inauguraron esta edición, con un programa muy variado en el que demostraron una exquisita compenetración y complicidad.
La segunda actuación corrió a cargo de la organista Ana Mínguez y el oboísta Darío Puyuelo. Fue la nota aragonesa y una apuesta por las nuevas generaciones.
El cuarteto estonio Järvi Instrumentalists, compuesto por Mari Järvi (órgano), Miina Järvi (violín), Marius Järvi (violonchelo), e Ingely Laiv-Järvi (oboe), ofreció un magnífico concierto, con los músicos cerca del público, ubicados en la nave principal de la iglesia.
La organista eslovaca Mónica Melcova (órgano) y el bilbaíno Juan Manuel Gómez (trompa) ofrecieron un brillante concierto de clausura. Espectacular el solo del trompista, Quasi un rondó, de Aragüés, y la improvisación de Mónica, que hizo brillar los 4.072 tubos del órgano Blancafort.
Foto de J. A. Arregui y Damien Bouyssi
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