En un plazo de tres años, el Teatro Real desarrolla las actividades para celebrar los doscientos años de su inauguración y los veinte de su reapertura en 1997. Para comenzar, creo oportuno matizar algunos puntos sobre los 200 años del coliseo madrileño. Si no estoy mal informado, el actual teatro se levantó en el lugar que ocupaba el Teatro de los Caños del Peral, que fue demolido en 1817. Según parece, la primera piedra del nuevo edificio la colocó en 1818 Fernando VII, monarca funesto, además de zote, al que la música importaba un bledo. Las obras comenzaron en serio en 1830 y se dilataron hasta 1850, año en que se inauguró. Posteriormente hubo que cerrarlo en 1925 por su estado ruinoso. En 1966 se volvió a inaugurar, pero como sala de conciertos, y se volvió a cerrar en 1988 para reinaugurarlo como teatro de ópera en 1997. En mi humilde opinión, los 200 años del teatro se cumplirán en 2050. Pero cualquier pretexto es bueno para celebrar cosas.
Como se quiere dar un especial realce al acontecimiento, la dirección del Teatro ha querido presentar sus proyectos para los próximos tres años. En este periodo escuchamos y escucharemos, cronológicamente hablando por su fecha de composición, Giasone de Francesco Cavalli (1649), la Rodelinda de Haendel (1726), Catone in Utica de Leonardo Vinci (1728). Todas ellas novedades en la casa. De Mozart Lucio Silla, novedad también, La clemenza di Tito y La flauta mágica; de Bellini, Norma (por primera vez representada) e I Puritani. De Donizetti, Lucia di Lammermoor y La Favorita; de Wagner, La prohibición der amar, que fue estreno absoluto en el coliseo, El Holandés y Parsifal; de Gounod, Fausto; de Verdi, Aida y Otello, con el que se ha inaugurado la presente temporada y del que doy buena cuenta en mi crítica en este número.
No podía faltar Carmen, de Bizet. Puccini estará presente con La Bohème, Madama Butterfly y Turandot. Y a partir de aquí todo han sido y son novedades: El Gallo de Oro de Rimsky-Korsakov, la exquisita Jeanne d’Arc au bûcher de Honegger, El emperador de la Atlántida de Ullmann, Street Scene de Kurt Weill, El Gato con Botas de Montsalvatge y una de las joyas de la programación, Billy Budd, de Britten, compositor del que también escucharemos otra obra que, en mi opinión, no alcanza el nivel de la anterior: Gloriana. También el inmenso Moses und Aron de Schoenberg, uno de los hitos de la pasada temporada. El estreno para mí más importante de todos es Die Soldaten, de Zimmermann, para el que a la orquesta del teatro se unirá la OCNE. Y además Bomarzo, de Ginastera (Arnoldo Liberman ya nos habló el mes pasado en su tribuna, ampliando sobre Mujica Láinez este mes), Yerma de Heitor Villa-Lobos, la escandalosa Powder her face de Thomas Adès, Dead man Walking de Jake Heggie, El caballero de la Triste figura de Tomás Marco, Wilde de Héctor Parra, Le malentendu de Fabian Panisello, Only the sound Remains de Kaija Saariaho, La ciudad de las mentiras de Elena Mendoza, Picasso de Juan José Colomer y El Abrecartas de Luis de Pablo.
Directores musicales
Ivor Bolton, director titular del teatro, es el encargado de dirigir Rodelinda, Lucio Silla, La flauta mágica, La prohibición de amar, El gallo de oro, Billy Budd, Gloriana y Only the sound Remains. Pablo Heras-Casado, primer director invitado, tendrá que vencer el reto de estrenar Die Soldaten y tomar las riendas del Holandés wagneriano y la Butterfly de Puccini. El pimpante y extraordinario nuevo director de la OCNE, David Afkham, conducirá el Bomarzo de Ginastera.
Repiten dirigiendo la escena Claus Guth con Rodelinda y Lucio Silla, la Fura dels Baus con el Holandés, Faust y Jeanne d’Arc au bûcher. Espero que Calixto Bieito utilice toda su artillería para Die Soldaten…
Cantantes
En la importantísima sección de cantantes visitan el Real en cuatro ocasiones Gregory Kunde para Norma, Otello, Aida y Turandot; Javier Camarena en tres, para Puritani, Lucia y La Favorita, además Bejun Mehta, Maria Agresta o Angela Meade, que espero respondan a las expectativas creadas sobre sus interpretaciones de Norma. También Diana Damrau, Celso Albelo, Ludovic Tesier, Olga Peretiaytko, Ismael Jordi, Ilderbrando D’Arcangelo, Violeta Urmana, Francesco Meli, la inmensa Ninna Stemme para Turandot con Maria Agresta como Liu. Anna Caterina Antonacci encarnará a Elisabeth I en Gloriana, y Joyce DiDonato será la protagonista de Dead man Walking. La fabulosa Stoyanova viene para un papel demasiado pequeño para ella, la Desdemona de Otello. El reparto de Faust es de fábula, nada más y nada menos que Damrau, Beczala, Ismael Jordi e Ildar Abdrazakov.
Lástima que no hayan tenido cabida obras nunca representadas en Madrid tan importantes como Guillermo Tell de Rossini y Los Troyanos de Berlioz. Triste también la ausencia creaciones de Dvorák, de Mussorgky, como Jovanchina, por ejemplo, de Borodin, de Tchaikovsky y, sobre todo, de uno de los grandes: Richard Strauss.
Hubiese sido apetecible, aunque debe ser casi imposible contratarlos, traernos a algún director de la talla de un Thielemann, un Petrenko, un Nelsons, un Salonen o un Dudamel. Y se nota la ausencia de Netrebko, Harteros, Garanca, Gheorghiu, pero estas cantantes deben estar contratadas hasta el año 2030. Aunque Kaufmann sí estará, ofreciendo un concierto, así como Elsner, Bartoli, Flórez, Palmer, Damrau o DiDonato, que compaginarán sus actuaciones operísticas con recitales y conciertos.
Cierto es que no se puede tener todo, pero está siendo interesante lo que vamos a tener y hemos tenido en el transcurso que llevamos de las celebraciones del Bicentenario.
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Foto: El estreno de Bomarzo de Ginastera, según la novela de Mujica Láinez, tiene a Nicole Beller Carbone en el papel de Julia Farnese.
A: © Diana Sansano
Por: Francisco Villalba