¿Qué puede ser lo más complicado de plantearse cuando uno decide dedicarse profesionalmente a la guitarra?
Muchas personas pueden pensar que lo más complicado de dedicarse a la guitarra u otro instrumento es adquirir un buen nivel técnico, destreza, habilidad, para poder tocar a un nivel concreto un instrumento. La exigencia en los estudios de música es muy elevada, está claro que la destreza, la técnica, las horas de estudio es primordial. También es muy importante el sacrificio que implica lo anterior, la constancia en el estudio, etc. Pero realmente creo que lo complicado es darse cuenta de que eso no lo es todo, de que, por ejemplo, existe una parte mental que hay que trabajar, una forma de estudio concreta que pulir y, sobre todo, lo más complicado es poder ser músico y vivir de ello. Mantenerse a flote en un mundo complejo, cada vez más. En una sociedad cambiante, cuyos gustos pueden alejarse del tipo de música que nosotros hacemos. Plantearse eso y darse cuenta de ello, así como encontrar la capacidad de mantenerse es lo más complicado.
¿Cuáles son los valores que cree que transmite como artista, además de una buena interpretación?
Me gustaría pensar que comunico humildad, cercanía, solidaridad, positividad, etc. Tengo claro quien quiero ser y qué quiero transmitir cuando toco. Creo que soy una persona natural, normal y cuando me subo a un escenario, pongo a la música en el foco, que es la protagonista realmente. Creo que en cada interpretación sale un trocito de mí. Hay mucha gente que dice que les llega mis interpretaciones, que se emocionan, y que transmito mucho, la verdad nunca lo sabré porque no podré estar al otro lado, pero sí que intento transmitir emociones al público y experiencias que les hagan en un momento dado olvidarse de donde vienen o a donde van, que les hagan vivir el momento y disfrutar, a la vez que aprenden cosas nuevas o escuchan música que de otra forma no la hubieran escuchado.
¿Qué cree usted que se podría hacer para acercar a los jóvenes a la música clásica?
Lo primero es que ambos tenemos que acercarnos. Los jóvenes tienen que acercarse y nosotros también a los jóvenes. Hay que entender el contexto en el que estamos. Todos tenemos preconcepciones y prejuicios. Habrá jóvenes que piensen que la música clásica es elitista o aburrida, y creo que se podrían sorprender con muchas obras, estoy segura de que les gustaría. Por otra parte, los que nos dedicamos a la música clásica a veces también tenemos asumido que el público joven no es nuestro público y no pensamos qué podemos hacer para que sí lo sea. Es complicado, pero habría que hacer un acercamiento por ambas partes sin prejuicios.
¿Cuál cree usted que es la diferencia entre el mero entretenimiento y la cultura?
Bueno, creo que la cultura puede ser también entretenimiento, es decir, porque algo sea cultura no tiene por qué “ser aburrido”. Esto es algo que algunas personas han podido comentar delante de mí alguna vez. Supongo que la cultura, aparte de entretener, transmite algo más, unos valores, un mensaje, puede hacerte reflexionar, o no dejarte indiferente…
Últimamente está adquiriendo cierta relevancia en medios, sobre todo a raíz de su concierto online donde donó los fondos recaudados al Hospital de Puertollano…
Donar los fondos al Hospital de Puertollano en un momento tan difícil para mí fue una obligación moral, y un compromiso con mi tierra. Si por mi profesión soy más visible y puedo ayudar más ¿por qué no hacerlo? Ayudé con mi música y hubo mucha gente que vio el concierto y donó. Hubo aportaciones de ciudades como Barcelona, Valencia, Madrid… Agradezco a todos profundamente su colaboración.
¿Cree que puede ser profeta en su tierra?
Creo que a todo el mundo le gustaría ser profeta en su tierra. En ocasiones las circunstancias y otros factores no lo permiten, o no acompañan, pero claro que me gustaría. Me siento profundamente manchega, aunque por circunstancias vivo en Barcelona.
¿Cómo le ha afectado a usted la pandemia del Covid-19?
He tenido un caso muy cercano y son momentos de confusión, miedo e incertidumbre, pero todo va mejor. A nivel profesional, va a ser muy difícil pues todos los conciertos y actividades que tenía programadas hasta junio se han cancelado y seguramente se cancelen también hasta septiembre. Después tenía una gira por Latinoamérica y está en el aire, tal y cómo está la situación actualmente, veo muy complicado que en 2020 pueda ir.
¿Cree usted que el formato de concierto como lo conocemos hasta ahora tiene cabida en un mundo afectado por el coronavirus?
Pienso que, si no hay un tratamiento o vacuna, el formato de concierto como está concebido hoy en día va a ser difícil, sí. También pienso que todo lo malo y todas las crisis tienen algún aspecto positivo, quizá hay una oportunidad de transformar o adaptarse a la nueva situación. A lo mejor se inicia una etapa de transformación que al final llega a ser positiva.
¿Cuáles son los planes de Silvia Nogales para el futuro?
Mis planes están un poco en el aire, pero creo que, aunque se puedan desplazar o posponer en el tiempo, siguen siendo los mismos. Sigo pensando que iré a Latinoamérica, a lo mejor lo tenemos que postergar a 2021, pero es cierto que ha habido mucho interés en que vaya y buena acogida, tarde o temprano iremos. También tengo nuevos proyectos que aún no puedo desvelar y que he retomado con fuerza. Habrá algún trabajo discográfico, dentro de no mucho tiempo y haré alguna colaboración con una obra de teatro que se está gestando.
Y personalmente, sobre todo, mi plan es mantenerme activa dentro de lo posible, aprender de la situación que nos ha tocado vivir, poder dentro de no mucho estar más tiempo con mi familia y ayudar en lo que esté en mi mano.
por Blanca Gallego
www.silvianogales.com
Foto: La guitarrista Silvia Nogales Barrios.
Crédito: © Ian Van der Velde