Santiago L. Sacristán, pianista castellano manchego (natural de Valdepeñas), acaba de sacar al mercado el sexto volumen de la obra completa para piano de Isaac Albéniz en el sello Naxos. Es un pianista versátil que se siente igual de cómodo interpretando música de los clavecinistas (no en vano se declara un gran amante de la música de D. Scarlatti) como de la época actual, aunque manifiesta su debilidad por la música española, y en especial por la figura de Isaac Albéniz. Ha desarrollado su carrera concertística, que comenzó a la edad de 15 años como pianista-solista de la primera orquesta de Castilla la Mancha, tanto en España como en varios países europeos. Entre sus estrenos destaca Cantata in memoriam Op. 72 del compositor Ignacio Morales Nieva, discípulo de Joaquín Turina, cuya parte para piano fue compuesta especialmente para este pianista. El disco que ha sacado con Naxos es la continuación del trabajo iniciado por el pianista Guillermo González para completar la grabación de la obra integral para piano de Albéniz.
Sabemos que uno de los aspectos más cuidados en su disco es el sonido, ¿cuéntenos qué es exactamente lo que ha buscado?
Mi idea, en todo momento, ha sido que la experiencia del oyente resulte más cercana a estar escuchando un concierto que a estar sentado junto a un equipo de música. Sería bonito, aunque se esté frente a una grabación, sentir el piano como un instrumento vivo: poder percibir un sonido más brillante y con mayor relieve y profundidad. Para ello los micrófonos se han colocado a muy corta distancia del instrumento.
Pero eso debe ser muy comprometido para el intérprete…
Sí, porque el sonido no se diluye en la sala, y cada pequeño detalle se escucha con absoluta nitidez. Es verdad que el pianista está más expuesto, pero pienso que el resultado ha merecido la pena, ya que creo que se ha conseguido un sonido limpio, potente y natural. Esto ha sido posible gracias al gran equipo de profesionales que he tenido detrás.
Ha sido una grata sorpresa descubrir en su disco cuatro primeras grabaciones mundiales: la mazurca Recuerdos, el Tercer Minueto, la Mazurca de salón Op. 81 y el Minueto de la Séptima Sonata.
Pues sí, es un material inédito y no deja de ser curioso que hasta más de cien años después de la muerte de Albéniz estas obras no vean la luz. Aunque hay que tener en cuenta que en esta época todavía estaba experimentando, creo que es importante conocer las obras de su primera etapa para poder entender al Albéniz más maduro. En ellas podemos encontrar similitudes con obras posteriores del Albéniz que todos conocemos.
Y también podemos encontrar indicios de autores anteriores…
Efectivamente, así es. Tengamos en cuenta que corría la década de 1880 y estaba absorbiendo y asimilando el estilo de diferentes compositores, para después crear su propio y personal lenguaje que lo ha hecho inconfundible. Así, podemos encontrar rasgos de Chopin en el Vals Champagne, de Schumann en la parte central del Tercer Minueto, o de Liszt en el Estudio Deseo.
Un Estudio que, por cierto, y como apunta usted en su disco, rivaliza en dificultad con los Estudios Trascendentales de Liszt.
Sí, es una obra muy exigente para el intérprete y que conlleva una gran dificultad, y aunque ciertamente es muy lisztiano, yo encuentro en su parte central rasgos del Albéniz más español.
En su disco aparece también la Suite España, una de las series más conocidas por el gran público, en contraposición a otras piezas del álbum que nos muestran a un Albéniz más desconocido…
Sí, y es que seguramente las melodías más conocidas de Albéniz no sean las que se encuentran en sus grandes obras, sino en otras como España, como puedan ser su Tango en re Mayor o la Malagueña. El propio Albéniz, que comparaba este tipo de piezas con su colosal Iberia, decía que al final de su vida notaba en ellas menos ciencia musical y menos idea grande, pero más calor, más luz del sol y más sabor de aceitunas. Que esa música suya de juventud era como los alicatados de la Alhambra, que no quieren decir nada, pero que son como el aire o como el sol, lo mejor de toda España.
Y con respecto a España, ¿qué cree usted que puede aportar su versión?
He pretendido, ante todo, hacer una versión sincera y cercana a lo que creo que es el pensamiento musical de Albéniz, intentando huir de lo que la gente piensa normalmente que es la interpretación de la música española. Siempre, por supuesto, desde el mayor respeto a la partitura.
Como curiosidad, su disco contiene la primera y la última obra para piano que compuso Albéniz…
Así es, y llama la atención que ambas piezas tuvieran que ver de una u otra manera con la infancia. La primera, la Marcha Militar, porque la compuso a la edad de ocho años, seguramente influenciado por la música que escuchaba de niño en Barcelona, debido a la cercanía de su domicilio con el lugar de ensayo de una banda militar. Y la última, Yvonne en visite!, porque describe el episodio durante el cual una niña, Yvonne, se ve obligada por su madre a interpretar al piano en el transcurso de una visita. Episodio por el que creo que todo músico ha pasado en algún momento de su niñez.
En palabras de Stephen Smoliar, la grabación que usted ha hecho debería ser reconocida por demostrar que Albéniz podría tener sentido del humor...
En efecto, esto lo dice a propósito de Yvonne en visite!, y es realmente en el segundo movimiento donde la pieza tiene un carácter más humorístico, ya que el pianista debe imitar la mala ejecución de Yvonne y transmitir esa torpeza. Esta obra está plagada de indicaciones al estilo de Erik Satie, y es llamativa la última de ellas, que poniendo letra a los compases finales de la obra, reza "Je ne sais pas si l'on saisira!!!" (“no sé si esto será comprendido!!!”) en referencia a la obra. En esta música se puede apreciar un lenguaje más moderno, cercano a Prokofiev, aunque con ecos de Iberia, que nos puede llevar a pensar que si Albéniz hubiera vivido más tiempo posiblemente hubiera entrado en una nueva etapa compositiva con un lenguaje distinto al que había usado hasta ese momento.
¿Qué aceptación está teniendo su disco?
He podido saber que está siendo radiado en Estados Unidos y Francia, y que han aparecido varias críticas internacionales; teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva en el mercado estoy bastante satisfecho.
Usted demuestra que es posible compaginar una carrera pianística no sólo con la docencia, sino incluso con la dirección de un conservatorio.
Por supuesto que es posible, yo imparto clases desde muy joven y llevo años dirigiendo el Conservatorio "Isaac Albéniz" de Cabra. Desde niño tenía clarísima mi vocación de intérprete, aunque la de docente vino más tarde, en la última etapa de mi formación académica en la que tuve la inmensa suerte de poder estudiar con Guillermo González, en cuyas clases me contagié del entusiasmo de la docencia. Fue ahí donde me di cuenta de la importancia de seguir transmitiendo los conocimientos que a mí me eran transmitidos: al fin y al cabo, a través de la historia de la música, los intérpretes y los compositores siempre se han dedicado también a enseñar. Además, en esta etapa en la que estoy ahora, en la que mis dos hijas son estudiantes de piano, he descubierto una nueva dimensión de la docencia mezclada con el placer de enseñarles a amar la música.
Entonces en su hogar se respira un gran ambiente musical...
Claro que sí, vivo en una casa de músicos. A mi esposa, que también es pianista, y a mí, nos gusta mantener largas conversaciones sobre música, y nos encanta escucharnos al piano y aconsejarnos el uno al otro.
Para finalizar, Santiago, ¿qué proyectos tiene en este momento?
Hay un proyecto conjunto de los pianistas que estamos grabando la integral de piano de Albéniz para Naxos, que incluye conciertos en España y en el extranjero para difundir la música de este genial compositor; también tengo otro proyecto discográfico que comprende obras de distintos compositores con un hilo conductor, pero de momento no puedo desvelar más.
Muchas gracias. Ha sido placer conocerle y conocer mejor a Albéniz.
+ Info sobre el disco en Naxos.com
Disponible en España desde: Música Directa
Por: Gonzalo Pérez Chamorro
MAESTRO Y ALUMNO
Devoción por Albéniz
Me siento orgulloso de poder escribir unas letras sobre Santiago. Fue mi alumno desde muy joven en la cátedra que yo dirigía en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Enseguida comprobé que era muy dotado, con una sólida técnica y un enorme deseo de dedicarse entera y profesionalmente al piano. Tuvo que sortear muchas dificultades en esa época, además no vivía en Madrid y se financiaba los estudios dando clases. Aún así, lograba mantener un magnífico nivel en el Conservatorio, tanto en piano como en las numerosas asignaturas preceptivas que se exigían. A su capacidad de aprendizaje unía la humildad y una necesidad verdaderamente envidiable de conocer música. Sobresalía, para mí, por esa sonrisa infantil capaz de encajar las más duras críticas y la mayor exigencia sin aspavientos. En la magnífica grabación que acaba de presentar exhibe una técnica exigente cuando el texto lo requiere y una musicalidad y sonido necesarios cuando es la única vía de comunicación.
Logra interpretaciones muy serias, muy profesionales: brillantes las piezas que lo son, pero también verdaderas joyas musicales en esas piezas aparentemente fáciles que necesitan de un intérprete que las haga “volar”. Creo que es un disco de referencia por su sinceridad, su impecable conducción de la música, su sonido y unos pedales imaginativos e impecables.
Las recientes críticas internacionales así lo expresan.
¡Enhorabuena Santiago!
Guillermo González
Foto: Maestro y alumno, Santiago ha heredado directamente la sabiduría albeniciana de Guillermo González.