El quinteto Zoar (formado por Joan Ibáñez, flauta y coprincipal de la Sinfónica de Galicia; David Villa, oboe y principal asistente de la Sinfónica de Galicia; Antonio Suárez, clarinete y profesor del Conservatorio de Culleredo; Benjamín Iglesias, trompa y profesor del Conservatorio Profesional de A Coruña; y Álex Salgueiro, fagot y coprincipal de la Sinfónica de Galicia) celebra su 15 aniversario con la adaptación de la Suite Iberia de Albéniz en un nuevo álbum, en un arreglo para quinteto de viento de la obra maestra de la música española, motivo que nos lleva a tener este encuentro con un ensemble de una calidad ya consolidada.
Tras 15 años juntos, acaban de publicar la Iberia de Albéniz. ¿Consideran que podemos hablar ya de un álbum de madurez?
En realidad un poco sí. Sobre todo lo podemos afirmar cuando echamos la vista atrás y vemos en perspectiva nuestras anteriores grabaciones. Todo empezó con un primer disco que llevaba por título el nombre del grupo, Zoar Ensemble, donde ya intercalábamos obras de nueva creación, como Bufonesques de Òscar Àlvarez, con obras del gran repertorio, como las Bagatelas de György Ligeti. En el segundo disco, bajo el título Alev, volvimos a juntar obra de nueva creación, como un poema de Manuel Rivas musicado por Xabier Mariño, con el sexteto Mládí de Janáček, y alguna desconocida como Alevi Dedeler rakı masasında del compositor turco Fazıl Say. El tercer disco fue un homenaje a la música “no tan clásica” de nuestra tierra, de nuestras raíces, Galicia, adaptada por Juan Durán. Y siguiendo esa línea llegó el cuarto: un profundo trabajo de recuperación del repertorio para instrumentos de viento de Carlos López García-Picos, un compositor gallego que estuvo exiliado durante 40 años en Argentina.
De entre toda la música española, han escogido la obra más extensa y compleja del repertorio ¿Por qué la Iberia?
En 2013 vivimos un momento de reflexión como grupo, del cual salió la necesidad de que Zoar ofreciera siempre algo nuevo y propio en cada una de las propuestas que presentamos. De esa reflexión salió la necesidad de incorporar a nuestra biografía las palabras originalidad y compromiso e intentamos ser fieles a eso. A raíz de esto, en estos 15 años, además de trabajar frecuentemente con compositores, hemos querido ampliar el repertorio mediante transcripciones propias para quinteto de viento. Este sistema siempre nos ha funcionado muy bien, dado que solemos presentar programas de concierto bajo una temática muy concreta, con lo cual, las adaptaciones multiplican la capacidad creativa de las propuestas que ofrecemos. Por otra parte, el foco siempre ha estado puesto en Galicia, pero sentíamos que la formación de quinteto de viento también se veía un poco coja en cuanto al repertorio de música española. Y para cumplir nuestro propósito, no conocemos mejor obra que la Iberia de Albéniz. Una obra contrastante, con una gran riqueza de colores, rítmicamente divertidísima, extensa. Seguramente “la” obra del repertorio español para piano. Así lo afirmaron en su día Messiaen, Granados, Falla…
¿Cómo ha sido este proceso de adaptar la Iberia para quinteto de viento?
Ha sido un proceso muy largo. En primer lugar, la Suite Iberia es mucha música. Solamente llegar a tener en los atriles una primera versión adaptada para quinteto ha llevado varios años. Tantos que, por supuesto, se coló por en medio una pandemia, que no hizo más que ralentizar un poquito más, si cabe, el camino. Después, hemos destinado muchas horas de ensayo a perfilar la adaptación. A hacerla nuestra. A sentirnos cómodos. Creemos que el resultado es una versión con la que se puede disfrutar mucho de la música de Albéniz.
Existen algunas adaptaciones de la Iberia para guitarra, cuerdas e incluso varias orquestaciones como la de Fernández Arbós o Guerrero. ¿Qué es lo que aporta esta versión para quinteto de viento?
Por un lado, sentimos que es muy interesante darle timbre a todas esas melodías y a todas esas voces que en su día Albéniz escribió para piano. Funcionan sorprendentemente bien algunas de las líneas de la Iberia en los instrumentos del quinteto. Algunas intervenciones profundas en la voz del corno inglés o la trompa, resaltar algunos de los efectos sonoros que Albéniz pretendía emular, como el rasgueo de una guitarra, usando recursos como la trompa con sordina o distintos registros “incómodos” de instrumentos como el oboe, el terciopelo del clarinete en ese inicio velado de Evocación... En esta versión se han sumado además el flautín y el contrafagot, dándole una amplitud sonora que piezas como Corpus Christi en Sevilla la piden. Y, por otro lado, también sentimos que las piezas de mayor complejidad polifónica se hacen mucho más sencillas. El factor timbre vuelve a ser el encargado de esa simplificación.
¿Cómo fue la grabación?
Ha sido probablemente la grabación más relajada que hemos hecho, a pesar de ser la que más días nos ha llevado. Y creemos que eso se nota en cómo sonamos. No en vano, se trata de un doble disco; más de 80 minutos de música. Pero lo hemos abordado desde la tranquilidad y con el convencimiento de llevar el proyecto a término, gestionando muy bien nuestras energías. Y, por supuesto, recordamos intensamente ese momento de satisfacción cuando detienes la grabación, después de haber dicho: “hacemos la última”.
por Silvia Pons
www.muvac.com/es/profile/zoar
Foto: El quinteto Zoar está celebrando su 15 aniversario, con la grabación de su adaptación de la Suite Iberia de Albéniz.
Crédito: © Anabella Gilardone (Buenos Aires)