“Quien salva una vida, salva al mundo entero” es la frase grabada en el anillo que los judíos de Oskar Schindler forjaron para el dueño de la Deutsche Emailwarenfabrik, hoy convertida en parte del Museo Histórico de Cracovia y que en 2010 fue inaugurado como museo relacionado con la ocupación de la ciudad en la Segunda Guerra Mundial. El visitante que posa sus pies en Cracovia (Krakow) sabe que está ante una ciudad incomparable. Spielberg ya la mostró en La lista de Schindler en un instante terrorífico de su historia, con la deportación de los judíos al gueto y posterior masacre. Terrible. Hoy Cracovia luce sus cicatrices con la cabeza alta, ya que la ciudad permaneció intacta a los bombardeos, conservando toda su historia, calles y edificios tal como fueron creados en su día. Desde 1978 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Su ubicación geográfica, al sur de Polonia, flanqueada por dos titanes como Alemania y Rusia, la han llevado a protagonizar innumerables acontecimientos históricos y políticos. Una vez se accede a la Plaza del Mercado, una de las más bellas de Europa, es recomendable visitar el Rynek Underground (Podziemia Rynku), museo localizado a cuatro metros de profundidad bajo la plaza y ubicado en una excavación arqueológica que reúne exposiciones interactivas, vídeos y artefactos procedentes de los tiempos medievales para introducir a sus visitantes en un viaje en el tiempo que los lleva hasta la Edad Media.
La actividad cultural es muy intensa; conserva la inversión realizada como Capital Europea de la Cultura en el año 2000. Y el Festival Opera Rara, que transcurrió en un inusualmente poco frío mes de febrero (comenzó el 31 de enero y concluyó el 17 de febrero con doce grados a las tres de la tarde a orillas del río Vístula), con óperas y recitales, es un momento importante para la ciudad.
Celebración de la voz
En un encuentro que tuve con Jan Tomasz Adamus, reconocido músico y director artístico de Opera Rara Festival, a través de la perfecta organización de Anna Szczygieł, citado con él en uno de los múltiples y encantadores restaurantes que pueblan el casco histórico (se puede comer muy bien y a muy buen precio por unos 70 złotys, al cambio unos 16 euros) me habló que el Festival quiere ser una “celebración de la voz” en todos sus aspectos. Adamus, que dirigió las funciones del Così fan tutte programado, al preguntarle por el adjetivo “rara” que corona el Festival, me aclaró que significa la mezcla de óperas raras con títulos más frecuentes (el Così o Hippolyte et Arice de Rameau, o también A Madrigal Opera de Philip Glass), así como recitales y conciertos donde se desarrolla un repertorio menos convencional por intérpretes de primera fila (por ejemplo, Erwartung de Schoenberg junto a la Sinfonía n. 2 “Canción de la noche” del polaco Szymanowski, una fusión muy original).
En mi caso pude escuchar a tres sopranos de elevadísimo nivel en el prodigioso claustro de la Universidad Jaguelónica (Uniwersytet Jagielloński): Evelina Dobraceva (con el pianista Semion Skigin), Sophie Karthäuser (con Eugene Asti) y la encantadora Adriana Kucerová (con Róbert Pechanec). Programas no dados a la música fácil (el ofrecido por Dobraceva, con canciones de Tchaikovsky, Rimsky y Rachmaninov fue prodigioso, difícilmente -quizá la Netrebko de antes- alguna cantante haga así de bien las canciones rusas). Karthäuser, suprema liederista, rindió inusual tributo a compositoras como Clara Schumann o Fanny Mendelssohn de manera admirable, mientras que Kucerová, que canta con la sonrisa puesta, dirigió su atención a compositores de su entorno, como Suchon, Dvorák o Bartók.
Tras visitar y dar los buenos días a La dama del armiño de Leonardo da Vinci, conviene pasear por el barrio judío y almorzar la típica comida sustanciosa para reponer fuerzas y proseguir la marcha hacia una de las decenas de iglesias y calles con el distintivo de “belleza centroeuropea”, pero sin la aglomeración de las habituales Viena, Praga y Budapest. Cracovia es una ciudad con alma, belleza y música, una visita obligada para el melómano y el turista.
http://operarara.pl/
http://www.biurofestiwalowe.pl/
por Gonzalo Pérez Chamorro
Foto: La bella sala del Claustro de la Universidad Jaguelónica de Cracovia, en el recital de Sophie Karthäuser.
Acred: Alicja Wróblewska for KBF