El crítico y musicólogo Adolfo Salazar tituló así uno de sus artículos publicados en El Sol en 1925. Casi un siglo después, el músico oscense Raúl Viela dedica un CD a aquella guitarra que se abría camino hacia las salas de concierto, a las que llegó para no abandonarlas jamás. Un trabajo de investigación del que ha surgido una selección de las obras que entonces afianzaron la personalidad de este instrumento y que ofrecen la oportunidad de disfrutar de Viela como solista.
¿Podría explicarnos en qué consiste su proyecto de “La guitarra triunfante”?
“La guitarra triunfante” trata de realizar una fotografía sonora sobre la guitarra de concierto en España en torno a 1900. Una época decisiva para el instrumento que posibilitó su auge, esplendor y consolidación como instrumento de concierto. Gracias a la lectura de un artículo de Leopoldo Neri de Caso llegué a dar con el artículo original de Adolfo Salazar en el periódico El Sol (mayo 1925), que da nombre al disco y a la investigación.
Salazar fue un reconocido crítico y musicólogo de la primera mitad del siglo XX…
Su labor fue decisiva y los escritos publicados en dicho periódico son una pieza clave para entender la España cultural del momento. De alguna forma, el corpus teórico que llegó a crear a través de sus escritos fue el sustento de lo que estaba sucediendo a nivel práctico. En el caso de esta grabación, la división del repertorio viene bajo el prisma de lo que, a mi juicio, fueron las cuatro vías en las que se basó este triunfo de la guitarra: “una guitarra en la historia”, “la guitarra como inspiración”, “los guitarristas compositores” y “los compositores no guitarristas”.
¿Cómo ha realizado la selección de las obras?
La selección de piezas se ha basado en autores y obras que, de alguna manera, participaron activamente en esta “guitarra triunfante”: una suerte de felix culpa. Compositores y piezas que destacaron por varios motivos y que fueron la primera piedra en la construcción de un nuevo y decisivo capítulo en la historia del instrumento.
También ha realizado la transcripción de algunas de las obras que interpreta, ¿qué aporta este trabajo tan personal a sus interpretaciones?
Si bien podría haber optado por realizar la grabación de transcripciones hechas en la época, me pareció oportuno en el apartado de “la guitarra como inspiración” aportar mis propias versiones a través de obras apenas adaptadas a la guitarra. Son dos versiones, una de Albéniz y otra de Falla, como paradigma de esa guitarra que caló, más que nunca, en la profunda esencia de lo español. También suponen una novedad las obras de Manén y Antonio José, revisadas en este disco meticulosamente según los manuscritos (y con ciertos apuntes de la versión orquestal en el caso de la primera), con una interpretación que varía notablemente, en algunos momentos, de las versiones hasta ahora más escuchadas.
En la actualidad, ¿podría hacer una selección con esta división en 4 vértices?
Creo que, desde hace un siglo, la cuádruple vía abierta y propuesta en esta “guitarra triunfante” se ha mantenido. De alguna forma, la guitarra como inspiración (recordemos a Scarlatti o Boccherini) y la figura del guitarrista compositor como fuente primordial de creación, ya venían establecidas con anterioridad. En torno a 1900 surgieron la figura del arreglista o transcriptor y la del compositor no guitarrista. Ambas llegaron para quedarse y posibilitaron desde entonces la creación de un repertorio, cuantitativa y cualitativamente, inmenso para el instrumento.
¿Hoy se colabora en esta revisión y creación de repertorio?
Sí, seguimos siendo herederos afortunados de todo ello y debemos hacer el esfuerzo necesario por mantener viva la llama. Arreglar y transcribir, o generar nuevas composiciones debería ser labor casi obligatoria para cualquier intérprete moderno. En mi caso, a nivel solista, mi labor tiene que ver más con el primero de los asuntos. Sobre el segundo, ha sido con el Cuarteto de Guitarras Terpsícore con quien he realizado el estreno absoluto de numerosas composiciones.
La revitalización del instrumento de principios del XX tuvo su relevo en figuras eminentes. ¿Cómo ve la salud del instrumento entre las salas del nuevo siglo?
Si tomamos como eje la guitarra en sí misma, la situación es espectacular. En nuestros días podemos contar por centenares los festivales, cursos, grabaciones, concursos, investigaciones o ediciones que incumben al mundo de la guitarra. Si bien, creo que todavía existe una asignatura pendiente: dar el salto definitivo a entornos no meramente guitarrísticos, sólo es cuestión de eliminar, en ámbitos ajenos al mundo guitarrístico, algunos prejuicios ya ciertamente obsoletos.
Usted que la conoce bien, ¿podría decirnos cuáles son las virtudes de la guitarra como “instrumento de concierto”?
¡Muchas y muy variadas! La capacidad rítmica y armónica, su calidez, su cantabilidad, su arrope, el empaste y capacidad concertante, la cercanía y feedback con el público... Y, sobre todo, la riqueza y variedad tímbrica, su habilidad intrínseca para pintar sonidos. Creo que este parámetro, especialmente en el último siglo, ha sido clave en su evolución. Pero es que, además, cuenta con una naturaleza versátil y una infinita capacidad camaleónica para amoldarse a multitud de estilos donde no sólo suena bello el repertorio propiamente para ella creada, sino que a través de sus arreglos o transcripciones puede llegar incluso a mejorar el original.
¿Prevé una segunda parte?
Aunque la época podría dar para numerosas grabaciones, en principio no. la parte práctica de la investigación acaba aquí pero la teórica todavía sigue…
por Esther Martín
Escucha las recomendaciones de Raúl Viela:
Partita BWV 1004 - J. S. Bach
Danza de la molinera - M. de Falla
https://www.youtube.com/watch?v=KC0pynXrcvg
Concierto de Aranjuez - J. Rodrigo
Sonata - Antonio José
Nocturnal after John Dowland, op. 70 - B. Britten
www.raulviela.com
Foto: El guitarrista Raúl Viela, que acaba de publicar el CD “La guitarra triunfante” en el sello La mà de guido.
Crédito: Ummo Studio