En el mes de mayo salió al mercado y se ha presentado en Madrid su nuevo trabajo discográfico en solitario, Haydn Piano Sonatas, para el sello IBS Classical, después de las obras completas de Enescu para piano, el disco Brahms/Schumann y el recital improvisado Pandemicity. ¿Por qué Haydn y por qué ahora?
Lo cierto es que se entrecruzan varias razones. Primero, Haydn es uno de mis compositores preferidos y sus partituras han sido para mí una verdadera consolación durante muchos momentos de mi vida. Me parece uno de los más grandes genios de la Historia Universal, tristemente a veces infravalorado. Llevo años tocando, estudiando y también enseñando estas piezas y sentía que era hora de dejar testimonio de mi mezcla personal con ellas. Siempre he amado a Haydn más que a Mozart o Beethoven. Segundo, odio que se me encasille y el llamado estilo clásico o vienés (término equívoco y resbaladizo donde los haya) era algo que yo notaba que la gente no relaciona mucho conmigo. Mi lado de enfant terrible, por cierto algo de lo que Haydn entiende mucho, me llevaba a rebelarme frente a estas etiquetas ramplonas. Amigos queridos, además, me alentaron a que lo hiciera. Tercero, era algo muy distinto de lo que he hecho hasta ahora, algo más propio con mi vida presente, en el que intento combatir los problemas de la prosa de la vida con un poco más de ingenio, humor, aceptación: todo ideas que Haydn nos enseña magistralmente en sus partituras.
Parece que su discografía a largo plazo está muy bien pensada… ¿Qué conecta Haydn con Schumann, por ejemplo? ¿Y con Enescu? ¿Y Brahms?
La conexión entre Haydn y Brahms es profunda. De hecho, el comienzo de la Sonata en do Menor Hob. XVI: 20, que incluyo en el disco, era una especie de idea fija en el universo compositivo de Brahms. Citó ese comienzo en algunas de sus canciones, en el tiempo lento del Segundo Concierto para piano, en sus Danzas Húngaras, etc. Incluso Brahms escribió, como es bien sabido, unas Variaciones sobre un tema de Haydn. Haydn era un gran maestro de la variación y un tipo de poeta sonoro con un marco de referencia musical, racional, amplísimo. Creo que esto atraía mucho a Brahms. Hay algo que ambos comparten: una cierta distancia frente al drama. Distancia, que nunca frialdad. Entre Haydn y Schumann las conexiones son todavía, creo yo, más profundas. Ambos son, quizás junto con Beethoven y Scarlatti, los grandes maestros de la digresión, de la parábasis. De nuevo, una interrupción irónica que crea una cierta distancia con el material. Tanto en Schumann como en Haydn prima lo carnavalesco, el mestizaje, la heteroglossia, que diría Bajtín: muchos registros coexistiendo, todo ello con cierto ánimo transgresor, pero también lleno de ternura. Después las conexiones entre Enescu y Brahms son claras: se conocieron y tocaron juntos. Y entre Haydn y Enescu hay un nexo curioso, su amor por la doble variación. Véase por ejemplo la Burlesca de Enescu, de su Op. 18, una obra haydniana en espíritu donde las haya.
¿Cuál será su siguiente trabajo en solitario? ¿Y de cámara?
Seguramente un nuevo recital improvisado, titulado Raíces, que ofreceré en el ADDA de Alicante este verano. Después de eso, hay muchas sorpresas: compositores españoles vivos, quizás algo de Chopin también, Fauré, Granados o música estadounidense. Hay muchos proyectos en la recámara. De música de cámara, salen ahora dos amados proyectos: uno con el gran chelista Adolfo Gutierrez, titulado Loss and Love (ver crítica en este número, página 63 -nota del editor-) y otro de improvisación libre, muy experimental, con el gran saxofonista Josep Lluis Galiana, titulado First Times.
¿Qué Sonatas de Haydn ha elegido y por qué?
Todas son Sonatas que he tocado desde niño, incluyendo la primera obra que jamás tocara en un recital de piano, a los 10 años, en 1992. Las decisiones de repertorio son puramente autobiográficas y no históricas o estilísticas. Esta es mi pequeña carta de amor a Haydn.
¿Cree que las grabaciones tienen la misma relevancia que antes? ¿Por qué uno debe o no grabar?
A los humanos nos gusta dejar huellas, surcos, marcas. Huellas en la arena, en la nieve, manos pintadas en las cuevas de nuestros ancestros, etc. El disco es simplemente una forma más de escritura. Se trata de dejar un testimonio, una pequeña fotografía artística de un momento. En mi caso, lo hago por devoción a esos compositores, para que mi hijo algún día me escuche, etc., etc.
¿Qué proyectos futuros tiene?
Entre este año y el que viene, tocaré con las orquestas de Las Palmas, Extremadura, Granada, Córdoba, Málaga, Valencia, Murcia y la Orquesta Nacional. Esto además de orquestas en Rumanía: las de Ploiesti, Pitești, Oradea, Targu Mureș, Ramnicu Vâlcea, Satu Mare, Timișoara y Bucharest. También haré mi debut con la Orquesta de la Radio de Berlín, mi debut en el legendario Festival Piano Aux Jacobins de Tolouse y mi debut oficial como director de orquesta en Rumanía, dirigiendo obras como la Cuarta Sinfonía de Dvorák, o las Sinfonías ns. 88 y 104 de mi amado Haydn. También el estreno de mi Concierto para piano y orquesta, que se pospuso por la dichosa pandemia, la publicación de un nuevo libro de poesía titulado Breve Tratado de Cabuyería, varios trabajos de composición que espero se toquen y graben también y mi rica vida de docencia, música de cámara, recitales y alguna que otra improvisación para volar un poco más libre.
por Blanca Gallego
www.josudesolaun.com
Foto: El pianista Josu de Solaun ha grabado un doble álbum con algunas de las Sonatas más bellas de Haydn, “sus partituras han sido para mí una verdadera consolación durante muchos momentos de mi vida”.
Crédito: © Fernando Frade