Entrevistamos a Josep Vila Jover, el director artístico de la Sociedad Coral de Amics de la Unió de Granollers, con motivo de los numerosos conciertos que afrontan los coros este verano en diferentes puntos de la geografía española.
Un verano lleno de conciertos por la península…
Sí, la verdad es que nos hace mucha ilusión poder mostrar nuestro trabajo en estos Festivales y ciclos tan importantes. Con Veus - Cor Infantil Amics de la Unió estaremos en Medina del Pomar, Palencia, Puente la Reina y Pamplona y nuestro Coro Joven va a estar en la Exhibición Internacional de Habaneras de Torrevieja.
Josep, usted comienza a dirigir coros con 15 años, ¿realmente qué le hace a un chaval de esa edad sentir la necesidad de ponerse al frente de tamaña empresa?
Como ocurre en muchas ocasiones, mi historia es un cúmulo de casualidades que finalmente acaban convirtiéndose en un proyecto de vida. Nunca sabes hasta qué punto las cosas suceden por casualidad… Amics de la Unió existe desde 1887 y ha pasado por diferentes etapas: primero con un coro solo de hombres y luego crearon un coro de niños que no eran ni más ni menos que los hijos y los nietos de toda esa generación que estaba desde el inicio y que seguían viniendo a cantar al coro de mayores. Eran formaciones totalmente amateurs con el único propósito de disfrutar de la música. Yo entro con 7 años a cantar en este coro, y lo más que hacíamos era cantar en Navidad, cantar caramelles en Pascua (es decir, cantar por las calles o en casas de las familias que lo pedían) y una excursión a final de curso. Esa era la vida del coro y esa es mi experiencia coral como niño. Paralelamente estaba en el conservatorio municipal aprendiendo piano y lenguaje musical, éramos un grupo de 15 o 20 chicos y de repente la directora del coro se fue, no sé ni el motivo. Quedaba un mes para acabar el curso y había un concierto programado. Le preguntaron a mi padre si, como yo cantaba en el coro y me sabía la música, podría intentar dirigir algo. Y eso hice. Era un concierto al aire libre y hacía mucho viento, por lo que recuerdo pasar la mitad del concierto sujetando la partitura en el atril. Yo era un chico normal al que, de repente, le tocó estar delante de un coro. Según acabó el concierto, me propusieron hacer un curso y mi padre accedió. Fue una de las primeras cosas que me transformó la vida. Allí conocí al maestro Enric Ribó…
Destaca siempre en su vida la influencia de determinadas personalidades como Enric Ribó, Conchita García y posteriormente Christian Grube. ¿Qué cree que le ha aportado cada uno de ellos a su trayectoria personal y profesional?
Enric Ribó era un gran violinista y una persona muy reconocida que había creado un proyecto que transformó la vida coral de Barcelona en esos años. A partir de entrar en contacto con él, empecé a conocer a otros directores como Conchita García, que era muy amiga y era la directora del Coro Joven del Orfeó Català. Con ella descubrí todo un mundo y me acerqué a las obras de los grandes compositores.
Pero usted no es director de carrera…
No tengo la carrera de dirección coral, pero absorbo y aprendo de cada situación o persona que aparece en mi vida. Quizá es poco escolástico, pero es vivencial e innato. Mi carrera es la economía, yo soy economista, pero enseguida me di cuenta de que me interesaba la educación, la docencia y la música. Nunca me planteé crear un gran coro, sino simplemente poder transmitir todo lo que yo iba aprendiendo. Quizá no se de muchas cosas, pero me gusta poder transmitir aquello que aprendo.
Y así surge…
Sí, efectivamente así surge la Escuela de Música de Amics de la Unió. Con mi hermano y un conjunto de amigos, ellos sí graduados en música, iniciamos esta andadura que al principio parecía una locura. Le dimos una visión muy lúdica a la enseñanza, éramos gente joven, con energía y con ganas, y paralelamente crecía la escuela y el coro. Yo seguía formándome en cursillos. Íbamos a festivales por toda Europa y en uno de ellos conocí a Christian Grube. Él me apoyó desde el primer momento, vio algo en mí y me llevó a unos cursos en la Universidad de Berlín. Allí me enseñó toda la estructura: digamos, cómo preparar un ensayo, cómo enfocar una obra… incluso cómo tratar humanamente al coro. Dio la casualidad que él, además, venía todos los veranos a Cataluña a bailar sardanas… y a la que venía daba un curso en mi ciudad. Con él di el paso definitivo hacia querer enfocarme en esto, a aprender más. El coro seguía creciendo y mis ganas de aprender y avanzar iban aumentando también de manera conjunta. Y llegó 2013 y ganamos la Silver Rose Bowl en uno de los concursos más importantes de Europa, el Let the People Sing en la Philarmonie de Luxemburgo.
El Coro Infantil Veus es quizá uno de los coros mejor valorados de Cataluña, con galardones como el Primer Premio en el Certamen Coral de Tolosa 2015 o la Silver Rose Bowl del concurso de la UER Let the People Sing de 2013 al que hacía alusión. ¿Qué hay detrás de Veus para que lo hagan estar tan reconocido y acreditado?
Es la suma de muchas cosas, quizá algunas muy inconscientes, pero porque contamos con un trabajo muy sólido y con una estructura de muchas personas implicadas que suman y que aportan una enorme ilusión. Nosotros ya lo hemos normalizado, pero estamos cada temporada en 2 o 3 óperas del Liceu donde aparecemos habitualmente.
“La música como mensaje transformador”… ¿Qué le sugiere?
La música nos sirve para muchísimas cosas, es conocimiento, es cultura, pero también es transformación social. En el mundo del canto coral es muy evidente: nos mezclamos muchas personas muy diferentes, pero nos unimos para sacar adelante una partitura. El coro es un proyecto perfecto de experimentación social donde se ponen las habilidades individuales al servicio de un proyecto colectivo que va más allá, se trabaja desde la búsqueda del bien común y los valores universales de la solidaridad. Somos seres espirituales que no nos quedamos igual cuando escuchamos, cuando hacemos música y cuando la transmitimos. Para mí lo mejor es cuando se me acerca alguien al final del concierto y me dice “me has hecho reflexionar, me has llevado a otro sitio”. Para mí eso es lo mejor, mejor que ninguna crítica. A nivel educativo también creo que la música aporta muchos valores. Si en cada pueblo o ciudad hubiera un coro donde todos pudieran entrar en contacto con la música, la sociedad sería diferente.
por Carolina Bellver
www.amicsdelaunio.cat/societat-coral
http://veus.amicsdelaunio.cat/es
http://corjove.amicsdelaunio.cat
Foto: Josep Vila Jover, director artístico de la Sociedad Coral de Amics de la Unió de Granollers.
Crédito: © Josep Zabet Photo