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Jesús López Cobos (1940-2018)

Nuestros años en la Deutsche Oper de Berlín

marzo 2018

A finales de los años 70 vivía yo con mi familia en San Diego, California, donde también vivían con sus respectivas familias Celedonio, Celín, Pepe y Angel Romero, los componentes del famoso cuarteto de guitarras Los Romero. Nuestro frecuente contacto, que era casi a diario, hizo crecer entre nosotros poco a poco una entrañable amistad, que dura hasta el día de hoy. Un buen día, Pepe Romero me llama por teléfono para preguntarme si quería ir con ellos al Hollywood Bowl, de Los Angeles, donde iban a tocar un concierto con la Orquesta Filarmónica de Los Angeles y el director era “un español”. Por supuesto, le dije que sí, y me uní a la caravana de coches de los Romero con dirección a Los Angeles, que está a unas dos horas en coche de San Diego. ¡Poco me imaginaba yo que los azares del destino habían decidido cambiar por completo ese día el rumbo de mi vida!

Finalizado el concierto fuimos a cenar con el “director español”, quien resultó ser nada más y nada menos que Jesús López Cobos, un hombre afable, correcto, sencillo de trato, algo retraído, pero que, apenas iniciamos nuestra conversación, me di cuenta enseguida que estaba ante una persona poco común. Durante la cena nos contó que le acababan de nombrar Director Musical de uno de los tres teatros de ópera de Berlín, concretamente de la Deutsche Oper. Jesús me dijo que ya conocía mi nombre, por mis años como Director Titular de la Orquesta de Valencia y casi, como caído del cielo, me preguntó si me interesaría irme con él a Berlín como asistente suyo, como director de orquesta y como pianista correpetidor del repertorio italiano.

Tras aceptar su invitación, Jesús me indicó que volvería al año siguiente a Los Angeles a dirigir la misma orquesta y que ya me traería noticias sobre mi contrato. Lo anotó en una pequeña agenda y nos despedimos. ¡Cuál fue mi sorpresa cuando al año siguiente me llamó por teléfono exactamente el día que me había indicado el año anterior, para informarme de que ya estaba en Los Angeles y traía consigo mi contrato listo para firmar! Tengo que confesar que era la primera vez en mi vida que un español me sorprendía con tal absoluta puntualidad…

Con enorme ilusión inicié mi trabajo como “flamante” miembro de la Deutsche Oper, cuando mi alegría se vio duplicada al encontrarme cara a cara con la gran Pilar Lorengar, que era la “diva de la casa”, y que me recibió con los brazos abiertos. Luego me fui acostumbrando a trabajar con artistas como Mirella Freni, Nicolai Ghiaurov, Luciano Pavarotti, Daniel Barenboim, Dietrich Fischer-Dieskau, Montserrat Caballé, Plácido Domingo, Miguel Ángel Gómez Martínez, Giuseppe Sinopoli, Piero Cappuccilli, Rafael Frühbeck de Burgos, Renato Bruson, Raina Kabaivanska, Christian Thielemann, etc., y naturalmente con Jesús López Cobos...

El Intendente General de la Deutsche Oper, Götz Friedrich, tenía en López Cobos al director musical flexible e ideal para programar las temporadas a sus anchas, siguiendo sus gustos y forma de pensar.

Las grandes dotes de López Cobos como director de orquesta eran, sobre todo, su ductilidad, su naturalidad, su musicalidad, su facilidad en “concertar” a la orquesta y a los cantantes, su elegancia de gesto, su claridad con la batuta y el uso (casi excepcional) de su mano izquierda para indicar la expresividad en el fraseo. Todo indicaba una facilidad innata en el arte de dirigir una orquesta.

Trabajé con él los nueve años que duró su contrato, que decidió no renovar para aceptar la posición de Director Titular de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati en Estados Unidos. Al abandonar la Deutsche Oper, el Gobierno Alemán le condecoró con la Cruz al Mérito Primera Clase por su contribución a la cultura de Alemania.

Se adaptaba con total facilidad al repertorio más variado, desde Mozart, Verdi, Puccini o Wagner hasta Lulu de Alban Berg o Pelléas et Mélisande de Debussy.

Dirigió muchas de mis obras y complaciendo sus deseos, compuse mis Cantos del alma, cuyo estreno dirigió con la Orquesta Sinfónica de Barcelona. El destino me premió con el privilegio de ser el compositor cuyas obras completaron las últimas tres grabaciones del maestro Jesús López Cobos. La primera de ellas contiene mis Nocturnos de Andalucía con la London Symphony Orchestra y las dos últimas grabaciones con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

Como me apuntaba en un correo lleno de emoción Lorenzo Ramos, hijo de López Cobos, estos tres CD cierran con broche de oro nuestros 40 años de relación con su padre.

Descansa en paz, querido amigo Jesús.

Por Lorenzo Palomo

Foto: Lorenzo Palomo con Jesús López Cobos, en Barcelona, durante el estreno de Cantos del alma.

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