Ganador del Concurso Internacional de Violín “Paganini” en 2005, Ivan Pochekin nació en una familia de músicos: su padre es un reconocido luthier que ejerce el oficio en Madrid, su madre es pedagoga de violín y su hermano Mikhail otro reconocido violinista. Ivan ha actuado como solista con importantes orquestas, como la Sinfónica Estatal de Rusia, la Filarmónica de Moscú, la Filarmónica de Zagreb, la Nacional Filarmónica de Rusia, la del Teatro Mariinsky, la Estatal “Nueva Rusia”, la Sinfónica de Basilea, la Filarmónica de Oviedo o la Orquesta de Cámara de Alemania, entre otras. Y ha sido dirigido por Valery Gergiev, Vladimir Jurowski, Mikhail Pletnev, Vladimir Fedoseyev o Vladimir Spivakov. Su último disco contiene los dos colosales Conciertos para violín de Shostakovich, que ha grabado en el sello Profil Hänssler, junto a la Orquesta Nacional de Rusia, dirigida por Valentin Uryupin.
¿Puede contarnos la historia del proyecto de grabación de los Conciertos para violín y orquesta de Dmitri Shostakovich?
Un año antes de la grabación, junto con el director de orquesta Valentin Uryupin, Alexander Buzlov y la Orquesta Nacional de Rusia (Russian National Orchestra) grabamos la Sinfonía de Vyacheslav Artyomov (nacido en 1940), “In Spe”, que incluye un violín solista y violonchelo, para el sello discográfico Divine Art. Decidí seguir tocando con el mismo equipo, director y orquesta, porque considero que la Russian National Orchestra es ejemplar en la interpretación de la música rusa, como son los Conciertos de Shostakovich, esta vez grabados para el sello Profil Hänssler.
¿Cuáles son las cualidades específicas de este director? ¿Qué desafíos tuvo al afrontar esta música?
Valentin Uryupin es increíble trabajando en el estudio. Poca gente es tan buena en esta característica. La música de Shostakovich es como las matemáticas más elevadas, que transmiten los impulsos y sufrimientos del alma humana a través de los sonidos. No podrás expresar nada sin conocer esta ciencia.
¿Cómo evalúa la interpretación de estos Conciertos del mítico violinista David Oistrakh? ¿Le resulta difícil encontrar su propia voz después de haber escuchado el original?
La versión de David Oistrakh fue creada con la participación del propio compositor, así que considero que es la fuente original. Puedo relacionarme con ella y, en muchos sentidos, la continúo. Sin embargo, el propio Shostakovich no sólo destacó la interpretación de David Oistrakh, sino también la de otros violinistas que él pudo escuchar en vida. Así que veo un gran potencial para la libertad de interpretación de esta música.
¿Cree que siendo un músico ruso entiende la música de Shostakovich de una manera especial?
Por supuesto que la mentalidad influye en la percepción. Sin duda hay una conexión entre las generaciones, entre los músicos de la misma escuela. En este sentido, Valentin Uryupin y yo somos en cierto modo los nietos musicales de Shostakovich. Nos criamos en el mismo ambiente musical en el que él había compuesto hace unas décadas.
En cuanto a las circunstancias biográficas de Shostakovich, ¿en qué sentido esta música llama a la libertad hoy en día y en el futuro?
La libertad existe independientemente del tiempo, al igual que la esclavitud. En Rusia, estos dos fenómenos han sido históricamente relevantes y dolorosamente sentidos por la sociedad. Shostakovich no era un revolucionario abierto, sino que más bien codificó algunos mensajes en el texto. La idea de que el bien venciera al mal, ciertamente, ocupa un gran lugar en su trabajo.
¿Qué cualidades únicas aprendió de la escuela rusa de violín? ¿Cuáles son las cualidades específicas de esta escuela rusa y qué aprendió estudiando y tocando música en los países occidentales?
La escuela rusa se centra mucho en los fundamentos técnicos, en cierto modo, como en los deportes, donde los cimientos se establecen en la infancia. Se requiere que los intérpretes sean muy hábiles y virtuosos ya a una edad muy temprana. En Alemania he adquirido más conocimientos estilísticos y he ampliado mi repertorio de cámara. Ambos sistemas han existido juntos desde hace mucho tiempo, ya que muchos profesores de la antigua URSS enseñan actualmente en Europa.
Su padre, Yuri Pochekin, es un famoso luthier, que en los últimos 20 años vive y trabaja en Madrid. ¿Cuéntenos algo sobre él? ¿Cómo y cuándo se enamoró usted del violín?
Mi padre nos ha apoyado a mi hermano Mikhail y a mí desde la infancia, haciendo pequeños instrumentos para nosotros que sonaban muy bien. Nos dio una ventaja considerable al comienzo de nuestro camino como artistas. Músicos famosos de todo el mundo tocan instrumentos que hace mi padre y, cuando hablábamos con ellos siendo niños, nos sentíamos como pequeños artistas.
¿Qué violín está tocando y qué tiene de especial?
Durante los últimos 5 años he estado tocando un violín hecho por Tomaso Eberle en 1775, y estoy muy hecho a él. Y la va viola es de Yuri Pochekin, hecha en 2008.
¿Está usted representado en el formato online? ¿Ha dado algún concierto como sus colegas por Internet?
Mi hermano, Mikhail Pochekin, creó una página en Facebook llamada “Music Without Quarantine” (Música Sin Cuarentena), que es un modelo de un abono musical desde casa. Todos los miércoles músicos de todo el mundo presentan nuevos programas que se interpretan desde casa. Mikhail, por ejemplo, toca desde Salzburgo, donde se encuentra por el confinamiento. Y otros músicos lo hacen desde otras ciudades de Europa. Con nuestro ejemplo demostramos a la gente un modelo de comportamiento seguro mientras mantenemos una comunicación creativa con el público, lo cual es muy importante.
¿Qué papel tienen las actuaciones junto a Mikhail en su trabajo?
Desde la infancia, Mikhail y yo hemos compartido un espacio musical común y esto nos permite trabajar en los detalles con gran calidad. Estamos constantemente expandiendo nuestro repertorio conjunto y esa fue la primera razón para que yo también empezara a tocar la viola. En 2017, con el sello Melodiya, grabamos un álbum conjuntamente, titulado “The Unity of Opposites” (La Unidad de los Opuestos), un nombre que tiene mucho trasfondo (ver crítica en estas mismas páginas -nota del editor-).
¿Extraña al público? ¿Qué les desearía a los amantes de la música dada la situación con el coronavirus?
Por supuesto que sí, lo extraño. Y estoy esperando el momento en que la música vuelva a sonar en las salas de conciertos, creo que el grado de emociones será muy alto. Les deseo a todos que se cuiden para poder encontrarnos en futuros conciertos, nuevos programas, que ahora se están preparando activamente. Y, por supuesto, al público confinado en sus hogares, les recomiendo humildemente que escuchen el Shostakovich de sus Conciertos para violín que hemos grabado desde nuestra alma más interior, una música muy apropiada para estos tiempos difíciles
www.ivanpochekin.com
por Blanca Gallego
* THE POCHEKIN BROTHERS. THE UNITY OF OPPOSITES.
Obras de MOZART, HAYDN, GLIÈRE y PROKOFIEV.
Mikhail Pochekin, violín. Ivan Pochekin, violín y viola.
Melodiya MELCD1002534 · DDD · 73’
***** R
Después de leer la fantástica entrevista de Lucas Quirós, en el número del pasado febrero, a los hermanos Pochekin (rusos, aunque formados musicalmente en Madrid, donde llegaron junto a su padre, el famoso luthier Yuri Pochekin, en 1999) la tentación de escucharles era máxima. Tras la audición de estos dúos, es casi una obligación la compra de esta edición. La grabación, de la nueva Melodiya, en la sala del Conservatorio de Moscú, dedica la primera parte a los dúos violín-viola de Mozart (el KV 423) y Haydn (MH 335).
Es verdad que en Mozart la competencia es dura (Oistrakh e hijo, Perlman y Zukerman o Kremer y Kashkashian…), pero los hermanos despliegan una musicalidad galante y un virtuosismo a la par de sus antecesores. Y ya entonces empezamos a degustar su buen hacer y el sonido increíble de la sala moscovita, donde tantas veces se oyeron las obras de los dos compositores rusos de la segunda mitad del disco: Glière y Prokofiev.
En ambas obras los Pochekin se muestran imbatibles y sin miedo a la novedad. Musicalidad, articulación, compenetración (aunque afirman que tampoco interpretan juntos con frecuencia…) y máximo virtuosismo. Un ejemplo de auténticos ciudadanos-músicos del Mundo, ahora que el localismo nacionalista resurge con tanta virulencia. Disco de máxima recomendación y brillante tarjeta de presentación. Esperemos que lleguen muchos más.
Juan Berberana
* crítica publicada en RITMO de abril de 2018
Foto: El violinista y violista Ivan Pochekin ha grabado los Conciertos para violín de Shostakovich.
Crédito: © 2020 Ivan Pochekin