Hong Kong, la ciudad menos china de China, la ex colonia británica que tiene lengua, pasaporte, sistema económico, administrativo y moneda distinta al resto del país; la metrópolis asiática de más de siete millones y medio de habitantes, rascacielos sostenidos por andamios de bambú, las escaleras mecánicas más largas del mundo, mercadillos encajonados entre lujosos centros comerciales; la ciudad que nunca duerme y huele a dinero y a sopa china con fideos es, también, una ciudad rica en nuevas experiencias culturales.
Inaugurado en 1973 en la ciudad más vertical del mundo, el Festival de las Artes de Hong Kong, cada primavera, con más de 100 actuaciones y alrededor de 250 eventos educativos, se convierte en el mayor escaparate de las artes en Asia; una fiesta cultural para locales y visitantes, que se celebra en los principales teatros y en el Hong Kong Cultural Centre, testigo del desarrollo artístico de la ciudad y centro neurálgico para la pujante escena artística del gigante asiático, situado en una ubicación privilegiada, junto a la avenida de la estrellas y frente a la espectacular bahía Victoria.
Desde hace más de cuarenta años, el Hong Kong Arts Festival (HKAF) recibe a los mejores artistas asiáticos e internacionales de las performing arts, incluyendo teatro, ópera de cámara, música clásica y danza contemporánea. Por el auditorio oval de dos niveles del Concert Hall, con más de 2.000 asientos, acabado en madera de roble y equipado con cubierta acústica ajustable para asegurar la calidad del sonido, han desfilado, entre otros, cantantes como Anna Netrebko, Cecilia Bartoli, José Carreras; los directores Kurt Masur, Riccardo Chailly, Gustavo Dudamel, Christian Thielemann y la Staatskapelle Dresden, Valery Gergiev y la Orquesta del Teatro Mariinsky, la Royal Concertgebouw Orchestra, la San Francisco Symphony, o la London Symphony Orchestra.
2017 ha sido el año de Sascha Goetzel y la Borusan Istanbul Philharmonic Orchestra, que en poco más de una década ha conseguido una gran reputación como una de las jóvenes orquestas más entusiastas y creativas, y el aplauso internacional de crítica y público, tanto por sus grabaciones, como por sus exitosas actuaciones en vivo en la célebre Musikverein de Viena, los BBC Proms (2014) o el Festival de Salzburgo.
Scheherazade
El vibrante Capriccio à la Turque de Ferit Tüzün (1929-1977) inauguró el primer concierto de la BIPO en Hong Kong, pero no faltó a la cita asiática Scheherazade Op. 35, la famosa suite sinfónica de Rimsky-Korsakov (1844-1908), inspirada en los cuentos de las Mil y una noches, que ya se ha convertido en firma de la orquesta, y en la que el director austriaco, Sascha Goetzel, como también hizo en su grabación de 2014, incluyó breves intervalos de improvisación con dos instrumentos tradicionales turcos (qanun y oud), no incluidos en la pieza original.
Como era de esperar, la magnífica interpretación de la BIPO, en la que hay que destacar la brillante actuación de la concertino Pelin Halkaci Alkin, levantó los aplausos más entusiastas de la velada. Vadim Repin, como solista invitado de la BIPO, interpretó con su Stradivarius 1733 “Rodé” y su habitual entusiasmo e impecable técnica, el Violin Concerto, obra que Sir James MacMillan (1959) le dedicó, estrenada por el violinista ruso en 2010 en el Barbican de Londres.
Antes de iniciar su gira por Japón, donde es una auténtica superstar, la célebre pianista turca Gülsin Onay, fue la solista invitada del segundo concierto de la BIPO, evidenciando, una vez más, su sorprendente energía y exquisita sensibilidad en el estreno en Hong Kong del Concierto para piano y orquesta n. 1, de su maestro y mentor, Ahmet Adnan Saygun (1907-1991).
En el segundo concierto de la BIPO, en la 45 edición del Hong Kong Arts Festival (16 de febrero-18 de marzo) disfrutamos, además, de la ecléctica y colorida sonoridad orquestal de la música que el joven Schulhoff (1894-1942) escribió para el ballet Ogelala, y de la versión orquestal de Islamey, la fantasía oriental que Balakirev (1836-1910) compuso tras su viaje por el Cáucaso. La exótica música de Belkis, Regina di Saba de Ottorino Respighi (1879-1936), que nos transportó a la antigua Persia, fue la última pieza del programa, antes de la esperada propina final: Köçekçe, de Ulvi Cemal Erkin, con la que la BIPO se despidió del público chino, que aplaudió con entusiasmo la pasión y gran calidad de los jóvenes intérpretes turcos.
Por: Lorena Jiménez
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Foto: La Borusan Istanbul Philharmonic Orchestra, dirigida por Sascha Goetzel, durante su actuación en el Hong Kong Arts Festival.
Crédito: © Özge Balkan