Hernán Milla, natural de Toledo, es uno de esos músicos que dejan huella. Pianista, clavecinista, profesor, compositor, arreglista… Su voz habla desde una amplia perspectiva, la de un músico de naturaleza inquieta y actividad muy diversa que aborda con naturalidad y excelencia cada proyecto.
El pianista castellano manchego, de 35 años de edad, salta ahora a la escena internacional con su nuevo disco, dedicado a Isaac Albéniz y editado por el sello Naxos en su serie Spanish Classics. El repertorio de este séptimo volumen de la colección Albéniz de Naxos incluye las 12 Piezas Características y la Sonata n. 3, ¿diría que es un disco que sorprende en su primera escucha?
Desde luego que sí. Es música de un joven Isaac Albéniz (compuesta entre los 28 y 30 años de edad), que empezaba a ser considerado, además de un virtuoso pianista, un gran compositor. Estaba en un momento clave para su trayectoria y estas obras ya reflejan toda su esencia. Yo fui el primer sorprendido cuando me acerqué a las piezas. En algunas, como Zambra o Torre Bermeja, uno encuentra el Albéniz que espera, el que trata al piano como si fuera una guitarra, que te sumerge de lleno en nuestro folklore, como hace en su Iberia. Otras, como la Mazurca o la Polonesa, plantean ese mismo discurso de colorida sonoridad y extraordinaria frescura, en un lenguaje alejado de esta estética nacionalista, más próxima al ambiente “salonier” del siglo XIX. Por otro lado, está ese clarísimo homenaje al legado del barroco en piezas como Minueto á Sylvia, Pavana… Aún recuerdo cuando comencé a tocar por primera vez los compases iniciales de la Gavotte: mi reacción inmediata fue levantarme e irme directo hacia el clave.
Porque usted además es clavecinista…
Sí, desde hace ya varios años el clave también se hizo un sitio en casa, llevándose fenomenal con el piano… (sonríe). Ya en mi etapa de formación en Finlandia tuve ocasión de acercarme a la interpretación historicista a través del fortepiano, y a mi regreso a España, animado por mis amigos “pianistas-clavecinistas”, comencé a acercarme cada vez más al clave. He ido descubriendo un repertorio fascinante y entendiendo con mucha más perspectiva nuestra música.
Volvamos a su disco. Llama la atención la gran variedad tímbrica que obtiene en las diferentes piezas y la naturalidad del sonido del instrumento. ¿Podría contarnos cómo fue el proceso de grabación?
Dedicamos mucho tiempo a pruebas acústicas y la puesta a punto del instrumento, buscando un resultado que ante todo reflejase una experiencia natural: una combinación de claridad en la producción del sonido y espacio de resonancia de sala. El resultado es como si el oyente estuviera disfrutando de un recital en un auditorio, escuchando el piano desde una segunda o tercera fila. En un trabajo de este tipo es fundamental la comunicación con el ingeniero de sonido, y debo decir que, para un intérprete, trabajar en sincronía junto a Ville Pulkkanen es una garantía de felicidad, pues su trabajo se convierte en un medio más a tu disposición en la búsqueda de la expresividad musical, al igual que los que te ofrece el propio instrumento (que literalmente “mimó” durante esos días Leonardo Pizzolante) o la misma sala. Tuve además la suerte de poder grabar en una sala que conozco bien, el Auditorio “Manuel de Falla” del Conservatorio “Marcos Redondo” de Ciudad Real, que el Centro tuvo la gentileza de cederme para la grabación. En la producción estuvieron dos personas cercanas, Mª José Arjona y Carlos Cano, cuyo criterio profesional valoro enormemente, que contribuyeron a crear un clima de trabajo fantástico.
Antes de empezar esta entrevista me relató una anécdota ciertamente entrañable. Me decía que cuando se publicó el primer volumen de la presente colección, usted acababa de incorporarse a la clase de Guillermo González…
Efectivamente, era el año 1998 y recuerdo asistir a la presentación del trabajo, donde también se presentó la primera Edición Facsímil de la Suite Iberia. Me hubiera costado creer en ese momento que yo sería el encargado de uno de los volúmenes restantes. En cierto modo, esa pasión que Guillermo nos transmitió a todos por la música de Albéniz, y también por conocer y apostar por la música de nuestro país es algo que ha marcado mi trayectoria profesional.
Precisamente hace un año presentaba en Sevilla su CD 20th Century Spanish Music for Flute and Piano, junto al flautista Carlos Cano Escribá…
Efectivamente. Este álbum se publicó entonces, pero fue grabado con posterioridad al CD de Albéniz. Fue el fruto de un trabajo de investigación y recopilación que arrancó en la figura del gran flautista español Rafael López del Cid, conformando un programa que rescata pequeños tesoros que, por diversas razones, han ido cayendo injustamente en el olvido.
La crítica internacional ha recibido con satisfacción su contribución al Proyecto Albéniz de Naxos. David Denton señala que usted interpreta a Albéniz de manera magistral y asegura que “la música simplemente fluye a través de sus dedos, subyugando su propia personalidad para dejar al oyente en contacto directo con el compositor”…
En una música como esta y en especial en piezas “de carácter”, creo que un intérprete tiene casi que adoptar el rol de un buen fotógrafo, permanecer atento, y con la mente abierta para ser capaz de capturar instantes, ambientes o estados de ánimo y acercarse a la esencia fugaz del momento. Creo que en la búsqueda de ese equilibrio utópico es necesario dar un paso a un lado y dejar que la música escriba su propio guión.
A eso se refiere Stephen Smoliar cuando habla de su capacidad para capturar el espíritu de cada una las 12 Piezas, quien además elogia aspectos como su sólido dominio técnico y la expresividad de su Sonata Op. 68…
Lo cierto es que la Sonata ha sido uno de los grandes descubrimientos durante el proceso de estudio del programa. Especialmente me fascina el segundo movimiento, por su extraordinario lirismo y fantasía melódica. Es uno de esos momentos en los que uno siente de cerca al Albéniz improvisador que simplemente se deja volar. Y es precisamente ese faceta de “improvisador” de Albéniz la que a mi personalmente siempre me ha llamado más la atención. Es algo que se reconoce en el espontáneo fluir y creatividad de su discurso musical. Recuerdo con especial cariño una grabación que llegó a mis oídos en mi etapa de estudiante a través del musicólogo Jacinto Torres, en la que podía escucharse a Albéniz improvisando al piano y que me causó una gran impresión.
Por otro lado, Stephen Smoliar añade que su grabación “tiene la ligereza de toque adecuada para capturar el espíritu de cada una de las 12 Piezas Op. 92”…
Bueno, seguramente mi formación clavecinística, en gran medida me permite acercarme estas piezas de un modo diferente. Muchas de estas sugieren un tipo de toque casi más cerca del clave que del piano. Desde mi perspectiva intento combinar la capacidad de articulación del primero con la paleta tímbrica y dinámica del segundo.
Anteriormente ha mencionado varias veces seguidas la palabra “improvisación”…
Sí, porque fue el modo a través del cual empecé a hacer música. De niño tuve la suerte de tener a una maestra en la escuela de esas que educan desde el afecto; que cantan, juegan e incitan a la creatividad mientras enseñan, y eso creo que definitivamente marcó mi destino. Considero que la improvisación es una herramienta trascendental en la formación de un músico y creo que, felizmente, por fin estamos superando a nivel educativo esa separación que existía hace algunas décadas entre intérpretes, compositores o incluso estilos musicales. Ese perfil ideal de músico completo (como lo fue Albéniz) es la imagen que guía e inspira desde niño mi trabajo diario. En España tenemos la suerte de contar con el enorme trabajo que viene desarrollando al respecto el Instituto IEM desde hace ya 20 años.
Al hilo de esta pregunta, tengo entendido que su actividad artística no se limita a la de instrumentista. Leyendo acerca de su persona descubro un pianista que se aleja de los cánones a los que estamos acostumbrados. Digamos que usted se expresa a través de diversas manifestaciones musicales y que concilia en sí mismo ámbitos en apariencia divergentes. Incluso, ¿es correcto decir que llega a cantar en algún trabajo discográfico?
Jajaja, Usted se refiere a un disco muy querido por mi: “Donde nace la luz”. Desde hace algunos años, y junto a un grupo de artistas de diferentes disciplinas (literatura, música, artes plásticas, audiovisuales), comenzamos un trabajo de creación centrado en la música y la literatura dirigido a un público infantil y familiar, pues estimamos que es un campo que necesita un abono constante. No hay que olvidar que los grandes siempre pensaron en el mundo infantil, como Bartók, Debussy, Ravel... En nuestro caso es algo que nace como un juego que responde a las propuestas de ese niño que todos llevamos dentro. Este proyecto, que además tiene también un impacto de carácter didáctico y social lo llamamos “Veleta Roja”, y estamos ya inmersos en el proceso de producción de nuestro segundo trabajo discográfico.
¿Qué repercusión está teniendo este trabajo para Naxos?
Aunque este álbum apenas acaba de comenzar su vuelo, estoy muy satisfecho con la acogida que está teniendo. Más allá de la excelente difusión que una firma como Naxos realiza a nivel internacional, para mi es muy importante el “feedback” que recibo de mi entorno familiar y profesional, mis compañeros, mis alumnos. Todos ellos son una fuente de riqueza e inspiración. Creo que el verdadero impacto de un trabajo es el que trasciende a la fugacidad del mercado, y empieza por el lugar donde uno planta sus raíces. De entre todos los comentarios que estoy recibiendo en estas semanas, me hizo especial ilusión el que me escribió Julio Samsó, bisnieto de Albéniz, en la que cariñosamente agradecía el trabajo de todo el Proyecto Albéniz, y en la que me dedicaba unas palabras muy generosas acerca de la sutileza del mi sonido en piezas como la Gavotte. Finalmente, incidía en algo que es una evidencia, pero que espero sea el gran legado universal de este proyecto de cara al gran público: “hay Albéniz más allá de Iberia”.
Para terminar, ¿algún nuevo proyecto discográfico en mente?
Espero que pronto pueda contarles acerca de dos producciones para flauta y piano: un segundo volumen de música española del siglo XX, así como un álbum dedicado a la música del compositor cubano Paquito D’Rivera.
Estaremos atentos, gracias por su tiempo y enhorabuena por el disco.
Gonzalo Pérez Chamorro
Opinión
Hernán llegó a mi clase procedente del Conservatorio de Toledo de una buena “cuna” pianística, gracias a las enseñanzas de la profesora Dña. Ana Sancho y del magnífico pianista Ludmil Angelov.
Alumno observador, tranquilo, progresando sin prisa, pero con una constancia relevante y eficaz. Característica ésta que le ha definido siempre en las diferentes escuelas en las que ha estudiado.
Mi querido y gran amigo, excelente director de orquesta, José María Collado, me comentó en la final de un concurso de piano que Hernán “lo ve todo, no se le escapa ningún detalle de las piezas que interpreta”. Estoy plenamente de acuerdo con su aseveración, añadiendo, además, que no solamente lo ve todo, sino que degusta, como buen catador, los detalles musicales llevándonos de la mano hacia lo que es primordial con una gran elegancia y musicalidad, como la planta que saca su flor. Su sonido es certero y claro y el uso de los pedales, impecable.
Me gusta oírle “contar” la historia de cada obra, como cuando se oye a un gran músico, que lo siente, que lo vive.
¡Enhorabuena Hernán!
Guillermo González
Presentaciones abril
-17 de abril, 20.00h: Presentación del CD 20th Century Spanish Music for Flute and Piano en La Quinta de Mahler, Madrid
- 24 de abril, 21.00h: Concierto - presentación del CD de Albéniz piano works Vol. 7 en Toledo.
@Hernan_Milla
https://www.youtube.com/watch?v=pubEnW175s4
http://www.naxos.com/catalogue/item.asp?item_code=8.573160
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Foto: Hernán Milla, protagonista en la colección Albéniz del sello Naxos.
Acred: MARIA ALPERI