A Gregorio Marañón solo le faltaba sacar tiempo para dedicarse a escribir; y lo ha hecho para firmar Memorias de luz y niebla (publicado en Galaxia Gutenberg), uno de los libros más interesantes que se han editado en el mercado reciente español y que mejor definen la historia moderna de este país; la social, cultural, política y también la financiera, del que ha sido testigo y del que deja limpias pinceladas sobre acontecimientos muy decisivos durante los últimos cincuenta años en España. Pero este apellido que todos vinculamos al egregio médico, abuelo de nuestro protagonista, es ahora el del actual Presidente del Patronato de la Fundación del Teatro Real. Y como no hay memorias en las que no se conozca un poco mejor a la persona que las firme, este libro es como un “arriba el telón” en la vida y obras de Gregorio Marañón Bertrán de Lis.
Ha venido usted a hablar de su libro, como dijo Umbral…
He venido, en todo caso, para responder a sus preguntas.
¿La pandemia ha sido el detonante para escribir sus memorias o éstas estaban planeadas y la pandemia solo ha sido la puntilla…?
Empecé a escribirlas a comienzos de 2019, sin que pudiéramos nunca imaginar lo que está siendo ahora la pandemia. Y las terminé el 3 de julio, incluyendo, por tanto, la experiencia personal y colectiva que está suponiendo esta catástrofe.
¿Hay más en sus memorias de luz o de niebla?
Hay pasajes muy luminosos, otros son recuerdos entre la bruma, y en la mayoría confluyen luz y niebla.
¿Siente que se ha “desnudado” en muchos aspectos frente a los lectores?
He abordado mi relato verazmente y, por tanto, con sinceridad. Lo más personal sólo aparece tangencialmente, y creo que es lo que menos interés tiene para la mayoría de los lectores.
Memorias de luz y niebla lleva ya tres ediciones, que es como ampliar las funciones previstas de una ópera…
Efectivamente, desde que se publicaron en noviembre, va ya por la tercera edición, y, por lo que sé, el editor está considerando la cuarta. Como autor sólo puedo alegrarme de la favorable acogida de los lectores.
Para los que hemos leído este libro, dos son palabras claves: amistad y cultura…
Como escribo, la amistad constituye para mí un elemento esencial de la vida, y en la cultura he volcado lo más vocacional de mi actividad cívica.
Es testigo directo de cómo ha evolucionado este país, desde la miseria de la posguerra, la dictadura, la democracia a los avances actuales… Cualquier tiempo pasado parece que fue peor…
Dejando al margen la evolución de algunas circunstancias, estoy convencido de que cualquier tiempo pasado fue peor, y, por supuesto, el futuro mejorará lo que hoy estamos viviendo. Siempre he pensado así. Uno de los libros de mayor influencia reciente, la obra de Pinker, defiende con fundamento esta misma opinión.
¿Dónde está su “cigarral” en el mundo de la cultura?
El Cigarral de Menores lo adquirió mi abuelo Marañón hace justamente cien años, y allí estuvieron los principales exponentes de la Edad de Plata de la cultura española. García Lorca leyó allí Bodas de Sangre y Unamuno San Miguel Bueno y mártir. Yo lo adquirí a mi familia en 1977. Desde entonces es mi lugar de retiro, en compañía de Pili, mi mujer, y de nuestros hijos, habiendo mantenido abiertas sus puertas a todos los amigos. En el ámbito operístico, por ejemplo, Lissner, Mortier, Ignacio García-Belenguer, Joan Matabosch, Viola, Muti, Bob Wilson, Pablo Heras-Casado, Ivor Bolton, Kleiber, Teresa Berganza, Ruggero Raimondi, Peter Sellars y Semyon Bychkov.
¿Hay un proyecto en el Teatro Real que le haya hecho sentirse orgulloso del mismo?
Si tuviera que elegir uno sólo, escogería el más reciente, la decisión tomada el 1 de junio de 2020, de reabrir con La Traviata, y no anular la actual temporada 20/21, sin renunciar por ello a las mayores garantías de seguridad sanitaria. Es un mérito colectivo de los trabajadores, la orquesta y el coro, los cantantes, los directores musicales, de todo el equipo directivo y, finalmente, del Patronato que así lo aprobó, por unanimidad, en la mencionada fecha. El Teatro Real se ha convertido en una referencia internacional del mayor alcance.
¿Cómo lleva el tema de las mascarillas? Porque alguna vez que otra, entre luces y nieblas, se le habrá pasado ponérsela…
Por razones de prudencia personal, y de responsabilidad cívica la llevo siempre, aunque constituyen una barrera para la expresividad personal.
¿Bucear en el pasado le ha provocado alguna lagrimita? Porque algo de freudiano tiene hacer memoria de su juventud…
Puedo asegurarle que nunca miro hacia atrás con sentimiento de pérdida porque, cuando ésta se produce, la asumo con todas sus consecuencias y continúo el camino.
El día tiene 24 horas y creo que se puede demostrar que usted las ha aprovechado todas en cada uno de los días que ha vivido…
Estoy convencido de que la actividad expande el tiempo del que disponemos. Al menos, a mí me ha sucedido siempre.
¿Cuántas llamadas ha recibido de algunos comentarios o de nombres citados que aparecen en el libro? El que dice llamadas, dice mails o whatsapps…
Muchas, porque también son muchas las personas que forman parte del libro, y ninguna de ellas ha sido incómoda.
El Real es el buque insignia de la cultura y de la música en España, pero ha tenido muchos capitanes al mando del timón, ¿quizá demasiados?
Como cuento en el libro, durante los primeros diez años desde su reapertura en 1996, el Teatro Real tuvo seis presidentes, todos ellos ministros de Cultura, y cada uno de ellos vino con su propio equipo, esto es, cada año y medio, la institución cambiaba de rumbo. Así, fue imposible consolidar un proyecto que conformara la identidad de la institución. Cuando en 2008 se modificaron los Estatutos, el Teatro Real, sin dejar de ser una institución pública, empezó a gestionarse con criterios de excelencia y profesionalidad, teniendo para ello la necesaria autonomía y estabilidad.
¿Su abuelo le dejó alguna lección que no olvida nunca?
¡Muchas! Las dos que más cito son la prevalencia de la bondad sobre la inteligencia, y la virtud del diálogo.
Abogado, economista y defensor de la cultura, hay algo ahí que parece como aceite y agua…
Es pura apariencia. Cuando el abogado, el economista y defensor de la cultura son una misma persona, todo confluye de manera enriquecedora.
Se ha mordido la lengua en algún capítulo, porque cosas habrá que no ha querido contar…
Como es natural, un libro de memorias sólo refleja una parte limitada de lo que somos y de lo que hemos hecho, pero el lector puede imaginar fácilmente mucho de lo que ha quedado fuera.
Gracias por su tiempo.
por Gonzalo Pérez Chamorro
Memorias de luz y niebla
Cuando Gregorio Marañón cumplió diecinueve años, respondió así a la pregunta que le hicieron en una entrevista sobre cómo se veía en el futuro: “Quiero un porvenir en el que vayan juntas, pero separadas, como en paralelo, mi vida social y mi vida privada. Formar parte de una generación que deje huella firme de su paso e influir en mi generación. Triunfar en un trabajo que me guste, aunque sea difícil y requiera mucho esfuerzo. Tener un lugar en el campo o junto al mar para ir a descansar trabajando. Disponer de mis horas y no tener tiempo ocioso. Vivir un gran amor y contar con buenos amigos. Que los ideales de ahora sean siempre los mismos. Y que todo este sueño se cumpla, desde el principio, pronto, lo antes posible”.
Ese proyecto de vida, debidamente actualizado, lo ha mantenido, en lo esencial, siempre. Fue el camino que se trazó y el que ha recorrido transitando por diferentes ámbitos: la cultura, el derecho, la banca, la empresa, la política y la comunicación. Este libro refleja el fruto de su vocación, las circunstancias de su vida y el juego del azar, que generalmente le ha sido favorable. A través de sus páginas trata de mostrar cómo y en qué medida ha llegado a ser lo que soñó, mientras su vida continúa haciéndose…
En estas Memorias de luz y niebla, el Presidente de la Fundación del Teatro Real, Gregorio Marañón Bertrán de Lis, hace un recorrido por la historia reciente de España, desde una posición privilegiada, puesto que ha sido testigo directo de los cambios acaecidos en nuestro país en los últimos sesenta años. “La cultura lo es todo”, afirma Gregorio Marañón en estas Memorias de luz y niebla, otorgando dos amplios capítulos a la parte que nos ocupa, “La orilla de la cultura” y “Viaje al corazón de la ópera”.
Memorias de luz y niebla
Autor: Gregorio Marañón Bertrán de Lis
Galaxia Gutenberg, 430 páginas
www.galaxiagutenberg.com
Foto: Gregorio Marañón Bertrán de Lis, Presidente del Patronato de la Fundación del Teatro Real, ha publicado sus Memorias de luz y niebla.
Crédito: © Javier del Real