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Francisco Montero

Sueños pianísticos en Nueva York

febrero 2018


Brahms, Scriabin y Liszt en su nuevo registro discográfico para KNS Classical, ¿por qué estos y no otros?

Con ellos me siento muy identificado. Cuando empezamos las conversaciones para realizar el disco, quería interpretar obras con las que he tenido una larga historia, a pesar de mi juventud. Las Variaciones sobre un tema de Schumann es una de mis preferidas. Una obra muy personal de Brahms dedicada a Clara Schumann, cuando su marido tuvo que ingresar en un sanatorio mental. Es especial desde muchos sentidos. Tenemos al Brahms más intimo, muy colorístico y a la vez se pueden ver ya trazos de lo que hará en sus últimos opus, como las Opp. 116 o 117. Recuerdo que la primera vez que escuché tuve dificultades para entender su esencia. Desgraciadamente, no hay tantas grabaciones del piano de Brahms, y algunas creo que no hacen justicia a su calibre artístico. Luego escuche la grabación de Julius Katchen, quien es probablemente uno de los mejores intérpretes de Brahms. Me ayudó a entender su esencia, un híbrido entre su propia música y la de Schumann. Trabajé esta música por primera vez con mi profesor Alexander Kandelaki, gran pedagogo y que ha ejercido una influencia muy importante en mi desarrollo artístico. Le tengo mucho cariño, también por ser la primera obra que trabajé con quien luego fue mi profesor en Juilliard, Julian Martin, y junto a la Fantasía de Scriabin, son dos obras con las que hice el acceso a dicha escuela, un paso muy importante para mi carrera.

Scriabin, otra debilidad suya…

Exacto, Scriabin es uno de mis favoritos. El uso del color, su conciencia mística sobre el arte y sus ideas filosóficas hacen de él un compositor único. La influencia de Chopin es muy evidente, especialmente los acompañamientos de la mano izquierda. Scriabin llega a aportar a la música rusa una especie de síntesis entre la música de Chopin y Debussy, en cuanto a sutil expresividad y color. La Fantasía Op. 28 es de su primera etapa, una etapa postromántica que todavía bebe mucho de Chopin, pero en el que en el clímax ya podemos ver sus intenciones: ese suicidio colectivo en las cordilleras del Himalaya para purificar a la humanidad. Era un compositor muy místico, que creía en la Teosofía. La Sonata n. 5 Op. 53 es, quizás, junto a la Misa Negra y su Sonata n. 4, sus obras más conocidas. Comienza con unos versos basados en el Poema del Éxtasis. Por tanto, conjuga esas ideas teosóficas y místicas presentes no solo en esta obra, pero también en su Poema del fuego o las últimas obras para piano, como Vers la flame.

Y Liszt completa el disco…

Es la última pieza, la Rapsodia española, obra que llevaba casi diez años queriendo interpretarla. Liszt capta la esencia de lo que la identidad y el folclore español supone. He podido trabajarla, como la Sonata n. 5, con mi profesor José Ramón Méndez en la Pennsylvania State University, cuyos consejos han sido muy valiosos. Liszt es capaz de sintetizar esta esencia sin renunciar a su estilo virtuosistico, y a la forma rapsódica de la misma. Solo esta pieza y la Rapsodia rumana son las excepciones al conjunto de casi 20 Rapsodias Húngaras que publicará a lo largo de su vida.

New York Dreams… ¿Podría explicarnos este título?

Cuando estábamos en la fase final de grabación, se quería poner un título que ayudara a promocionar mi marca como pianista y que me distinguiera de otros. Hubo varias ideas, pero el título New York Dreams sintetiza lo que hasta ahora ha sido mi carrera. Hace 5 años me mudé a Nueva York para estudiar en Juilliard, y desde entonces he actuado en salas importantes, como Carnegie Hall, Alice Tully Hall, Bruno Walter Auditorium en Lincoln Center o Kaufman Center. Cuando obtuve el Primer Premio en el New York Artists International Piano Competition, me permitió actuar en Carnegie Hall-Weill Recital Hall. Las dos primeras obras las toqué cuando realicé las audiciones para Juilliard, y les tengo mucho cariño por lo que han supuesto en mi carrera. La razón de que se ponga Sueños, es una parte emotiva por lo que la ciudad de Nueva York me ha ayudado a conseguir artísticamente y profesionalmente.

Estudió en Juilliard School, considerada por algunos la mejor escuela de música del mundo. ¿Podría explicarnos un poco su experiencia?

Me siento muy afortunado de poder haber aprendido tanto al lado de músicos de gran nivel. Los profesores, la biblioteca, las instalaciones, el talento que hay en ese edificio, fue una gran experiencia humana.

Quedó usted el primero en las audiciones entre más de 400 candidatos…

Fue una gran suerte que me permitió tener beca completa de la propia escuela. Había dado clases con Julian Martin, mi profesor en un curso de verano antes. Tenía mucha ilusión por poder estudiar con él, pero sin la beca me hubiera resultado imposible, incluso habiendo sido aceptado. Yo había hecho audiciones y fui aceptado para estudiar en Royal Academy of Music en Londres con Christopher Elton, un gran profesor con el que estudié periódicamente por cuatro años, aunque mi primera opción fue siempre Juilliard. Parte del título New York Dreams, viene por lo que esto supuso en mi carrera e hizo posible trasladarme a EE.UU.

Obtuvo el Primer Premio en el prestigioso Windsor International Piano Competition de Londres, ¿qué puede contarnos y qué ha supuesto para su carrera?

Primero, el reconocimiento y prestigio en un concurso en otro país. Hay muchísimos pianistas y músicos de gran talento ahí fuera, y eso hace que el tener un reconocimiento detrás te pueda ayudar a abrirte camino en un mundo tan competitivo, sobre todo para un músico joven. Además, parte del premio ha supuesto la grabación de este disco con KNS Classical, un gran paso en mi carrera, y la oportunidad de trabajar con gente de una gran calidad profesional y humana.

¿Son imprescindibles hoy en día los concursos para un músico?

Totalmente. Es verdad que lo ideal sería que hubiesen otras posibilidades para los jóvenes músicos, que hubiera agencias que estuvieran más activas en la caza del talento artístico, que es mucho. Sin embargo, esto no es siempre así, y la solución para la gente joven es o luchar o quedarse sentado esperando que te llamen. Lo último no suele pasar… Se han dicho muchas cosas negativas sobre los concursos, pero al final, si no tienes contactos, es la única manera de conseguir méritos. He tenido experiencias positivas y negativas, pero por lo que un concurso te puede dar merece la pena el esfuerzo.

http://www.knsclassical.com/artist/francisco-montero/

por Lucas Quirós

Foto: El pianista Francisco Montero, que acaba de grabar el CD New York Dreams.
Crédito: KNS CLASSICAL © 2018 

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