A punto de comenzar una nueva temporada del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), Francisco Lorenzo, su director, nos atiende en su despacho madrileño del Auditorio Nacional de Música, antes de unas merecidas vacaciones por la nueva programación ya presentada de la temporada 2022-23 y por culminar con éxito las complejas temporadas previas, siempre atentos a las novedades sanitarias que desde 2020 apenas interrumpieron la música y que supusieron un bálsamo para la cultura y la música de este país, ya que, como Francisco Lorenzo afirma, “la música es una de las mejores expresiones de nuestra diversidad y riqueza como país”.
Cuando vemos la programación de una unidad del INAEM como esta, la del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), que ampara tantos ciclos y tantos estilos y que cubre una buena parte del territorio nacional, la primera reflexión que nos hacemos es que no hay público que se les escape, ya que entran todos los parámetros posibles de público existente hoy en día…
Uno de los objetivos fundacionales del CNDM es dotar de una programación propia al Auditorio Nacional de Música, que muestre las principales tendencias actuales y en la que podamos escuchar a grandes intérpretes. Esta programación está marcada por una pluralidad de estilos, en la que encontramos ciclos de música barroca, de cámara, jazz, flamenco o Lied. Con esta propuesta, no solo llegamos a públicos de Madrid interesados en distintos géneros, sino que, en nuestro esfuerzo por mantener un modelo de descentralización, también viajamos por todo el territorio nacional a través de ciclos y festivales. Cualquier persona apasionada por la música en directo, o incluso con ganas de experimentar y descubrir nuevos géneros, encontrará propuestas fascinantes.
Para llevar a cabo este ingente trabajo para cuadrar fechas, disponibilidades y mil detalles, ¿se experimenta con la posibilidad de lo nuevo en base a lo ya experimentado en otras temporadas?
Siempre hemos tenido una programación que funciona muy bien, con ciclos que casi se agotan por abono e incluso no llegan a sacar entradas a la venta. Para ello, tratamos de combinar propuestas muy queridas por el público, con grandes intérpretes que nos han visitado en anteriores ediciones y que repiten, con especialistas de gran calidad musical que vienen por primera vez. Salir de ese espacio de confort ofreciendo nuevos repertorios, mostrando nuevos músicos o incluso experimentando con nuevos ciclos es algo que nuestros públicos han ido aceptando muy bien. Hemos conseguido consolidar una propuesta de éxito que hace que la gente sepa que lo que va a escuchar, aunque sea algo nuevo, merecerá la pena.
Para la nueva temporada se ha contado con las imágenes de Yann Arthus-Bertrand, en una colaboración que respeta la sostenibilidad, la defensa de la naturaleza, la pureza… Es una ¿“marca CNDM”?
Las fotografías de Yann Arthus-Bertrand son poderosísimas. Muestran paisajes desde el aire, con una mirada reflexiva hacia la naturaleza, lo cual es una idea que conecta muy bien con el momento que atraviesa nuestra entidad: tras la pandemia, debemos cabalgar entre el crecimiento y la sostenibilidad de este proyecto. De ahí la apuesta de este año por nuestros ciclos más consolidados y por colaborar con aquellos socios que comparten nuestros valores fundacionales: la recuperación, difusión y ampliación de nuestro patrimonio musical; y el apoyo a la creación contemporánea.
Hablemos de los artistas residentes, Benet Casablancas, Moisés P. Sánchez y Concerto 1700. ¿Qué valoran para escoger las residencias?
Las residencias artísticas nacieron hace ocho años para apoyar a artistas, compositores y, más recientemente, grupos, compaginando las residencias de artistas ya consolidados con aquellas que se entienden como un trampolín para perfiles que, que a pesar de su juventud, han demostrado una gran trayectoria y han despertado el interés por parte del público. En la selección, también tenemos en cuenta la igualdad de género o el hecho geográfico, invitando a artistas extranjeros y españoles que estén afincados más allá de ciudades como Madrid o Barcelona. Como mencionaba, este año tenemos como residentes a Benet Casablancas, uno de los compositores españoles más reconocidos internacionalmente; a Concerto 1700, que destaca por el compromiso por la recuperación del patrimonio musical español; y a Moisés P. Sánchez, que representa nuestra apuesta más audaz ya que, por primera vez, tenemos una residencia de artista fuera de lo estrictamente clásico.
Los ciclos estables son algunas de las gemas musicales de este país, como el Ciclo de Lied, el Liceo de Cámara o Universo Barroco, entre otros… ¿Hay pensada alguna nueva creación, aparte de los transversales que coinciden con conmemoraciones, como esta vez #Vivanco.400?
Ahora que lo menciona, el Ciclo de Lied es uno de los mejores ciclos especializados en este género del mundo. En cuanto a los otros ciclos que programamos, como bien dice, son joyas musicales que tienen un público fiel y que cada año ganan nuevos adeptos. De hecho, este año hemos superado ya el total de abonados con respecto a la pasada edición, lo cual nos da una pista de lo bien que funcionan. Sin embargo, hay que tener en cuenta que son ciclos consolidados y que atienden a una estructura y a unos objetivos. Plantear un ciclo desde cero, garantizando su estabilidad, es una decisión que a día de hoy no contemplamos, pero eso no quita que, en el futuro, sigamos explorando nuevas posibilidades.
Las colaboraciones son otro eje esencial del CNDM, con tantas y tantas instituciones privadas y públicas…
Las colaboraciones con otros socios coproductores son parte de nuestra esencia. Gracias a ellos conformamos ese verdadero y gran engranaje de difusión y de defensa de nuestro patrimonio musical capaz de llegar a todos los puntos del país y salir de nuestras fronteras. Con los socios compartimos nuestro compromiso con el sector musical, nuestra vocación de servicio público y, como no podía ser de otra manera, nuestra pasión por la música. Este año colaboramos con más de 130 instituciones públicas y entidades privadas, que se han convertido a lo largo de estos años en socios imprescindibles.
Y algo que el público aplaude son los precios, siempre muy asequibles, tanto en abonos como en localidades sueltas, ya que el CNDM no tiene una vocación de negocio, si no de servicio…
La música es una de las mejores expresiones de nuestra diversidad y riqueza como país. Que sea accesible y llegue a toda la ciudadanía es el objetivo que tenemos como Centro Nacional de Difusión Musical. Además de los precios moderados, es importante destacar que se hace un importante trabajo a nivel artístico para que esa programación sea interesante para todos los públicos. Con ello, buscamos ofrecer un servicio público de calidad que atraiga tanto a los aficionados a la música, como a nuevos públicos. Entendemos nuestra actividad como una forma de democratizar la cultura, de generar valiosos intercambios culturales y de fomentar el entendimiento entre públicos, artistas y músicos.
De las 243 actividades que prepara el CNDM en esta nueva temporada, 182 son conciertos y 61 son actividades educativas, cumpliendo con el requisito de su primer nombre, “Centro”…
Eso es. Además de los conciertos, para nosotros la educación es un área prioritaria que va siempre ligada a nuestra programación. Con los proyectos pedagógicos queremos atraer nuevos públicos y contribuir a la profesionalización de las nuevas generaciones, tanto de intérpretes como de gestores. También es importante destacar que, con nuestra oferta, cubrimos las necesidades de muy diversos colectivos (estudiantes, compositores, intérpretes, el público más joven…). Este año, tendremos 61 actividades, casi todas gratuitas, en 14 ciudades españolas y una extranjera.
¿Cuántas ciudades y comunidades autónomas están presentes en esta nueva temporada?
Esta temporada estaremos presentes en ciclos y festivales de 25 ciudades españolas, de un total de ocho comunidades autónomas. Nuestro punto de partida será el ciclo de Música Contemporánea del Museo Vostell de Malpartida de Cáceres. A lo largo de la temporada pasaremos también por ciudades como Oviedo, Salamanca, Sevilla, Badajoz o Valencia; para terminar en el imperdible Festival de Granada, a principios de julio. Y fuera de nuestras fronteras, estaremos en el prestigioso Festival de Música Barroca de Londres, en el mes de mayo.
Hablemos de estrenos, porque si algo tiene el CNDM es que históricamente recogió el testigo de una unidad muy vinculada a la creación actual…
Los estrenos son uno de los acicates de la programación anual de nuestro centro. Con ellos cumplimos con una de nuestras grandes responsabilidades: apoyar la creación contemporánea, ampliando nuestro patrimonio musical. Este año tendremos 48 estrenos absolutos, 21 de los cuales son encargos del CNDM a destacados intérpretes, de los cuales más de la mitad son compositoras. Entre ellos, me gustaría destacar el Concierto para violín y orquesta, de Benet Casablancas, que realizaremos en coproducción con la Orquesta Nacional de España. Tendrá lugar en el mes de marzo, en Madrid y en A Coruña, y en él podremos admirar la calidad musical de nuestro compositor residente, cuya música brillará en todo su esplendor en su faceta más sinfónica.
En la enorme programación destaca también una fuerte apuesta por el rico patrimonio musical español, así como por una exposición de nuestros valores en festivales fuera de nuestras fronteras… ¿La música española y sus intérpretes están más en boga que nunca?
Sin duda alguna. Lo vimos la temporada pasada en ciudades como Roma, Basilea o Dubái, cuando el público estalló en aplausos que se reflejaron en las críticas extranjeras alabando el talento de nuestros músicos. Y también lo vemos en ejemplos concretos que traemos esta temporada. Una muestra la tenemos en la propuesta del contratenor y director Alberto Miguélez Rouco quien, desde la prestigiosa Musik Akademie de Basilea, reunió a un grupo de talentosísimos músicos con el objetivo de interpretar una zarzuela de José de Nebra. El ensemble se llama Los Elementos, y es importante destacar que esos intérpretes no son solo españoles, sino también músicos extranjeros que han caído rendidos ante la partitura de uno de los compositores españoles más reconocidos del Barroco. Para apoyar la presencia de la música española en el extranjero, no basta con programar un concierto suelto, sino que, desde el CNDM, trabajamos para organizar verdaderos desembarcos, con nuestros mejores músicos, en prestigiosos festivales alrededor del mundo. En mayo de 2023, estaremos en el Festival de Música Barroca de Londres, con cinco agrupaciones e intérpretes de primer nivel: Concerto 1700, L’Apothéose junto a una de sus más fieles colaboradoras, la soprano Lucía Caihuela; la soprano Raquel Andueza al frente de su ensemble La Galanía, La Grande Chapelle, bajo la dirección de Albert Recasens y el guitarrista y vihuelista José Miguel Moreno.
Acabemos brindando con la música para órgano, ya sea o no de Bach, y con un vermú…
¡Y tanto! Estamos deseando que vuelva el Bach Vermut, uno de los ciclos más queridos. Con él, nos atrevimos a generar toda una experiencia que va más allá de lo musical: hace que el público venga un sábado por la mañana al Auditorio Nacional de Música a escuchar un concierto de órgano y que luego se quede a brindar con nosotros con un vermut mientras escucha buen jazz. Este año, además, tenemos propuestas divertidísimas, como la de Juan de la Rubia, que nos deleitará con una improvisación sobre la proyección de la película El Maquinista de la General, de Buster Keaton.
por Gonzalo Pérez Chamorro
www.cndm.mcu.es
Foto: Francisco Lorenzo, director del Centro Nacional de Difusión Musical.
Crédito: © Elvira Megías