Hace muchos años que el Festival Rossini en Pesaro es una cita obligada. Tengo la suerte de pasar el verano en Senigallia, a orillas del Adriático, a tres cuartos de hora de la patria chica de Rossini y no me veo obligada, como los japoneses y alemanes, apasionados del compositor, a horas de viaje para asistir. Les comprendo porque el Festival es un acontecimiento lírico extraordinario y compensa con creces un largo viaje. Desde su primera edición ha descubierto magnificas voces y ha ofrecido óperas y escenografías inolvidables; algunas obras eran desconocidas y han encontrado en el teatro que lleva su nombre, o en la “bombonera” del Pedrotti, un marco incomparable ¡Como olvidar la Giovanna d’Arco de Teresa Berganza, la voz más rossiniana de todos los tiempos!
No soy crítico, tan solo me considero una amante del bel canto, por lo que, en una revista tan prestigiosa como esta, no me atrevo a exponer mi opinión sobre tal o cual ópera de Rossini, pero sí quiero recordar y hablar de las voces hispanas que han triunfado en Pesaro y de cuyos éxitos he sido testigo, para quienes el Rossini Festival ha sido el trampolín para alcanzar la fama internacional.
De esta larga lista, ocupa el primer lugar y lugar de honor el peruano Juan Diego Flórez. Lo conocí hace 20 años; era un jovencísimo tenor del que los entendidos hablaban maravillas. A Pesaro llegó en 1996 para sustituir en Matilde di Shabran a Bruce Ford. Nadie imaginaba que esa noche íbamos a asistir al nacimiento de una estrella. Mi colega de la agencia EFE en Roma, Victoria Pallant, le había hecho para diarios peruanos alguna entrevista y me habló de él como el Pavarotti peruano. La noche de su inesperado debut, en la cena de gala que siguió a la premier, cené en la mesa del tenor con su madre y Victoria; la madre de Juan Diego no escondía la emoción por el triunfo arrollador de su hijo; nos habló de los primeros años de carrera y de su pasión por la música; de los sacrificios hasta llegar a Milán y de la ilusión que tenia de que un día le aplaudieran en el Festival de Pesaro…
Aquel sueño había llegado ¡Juan Diego Flórez ha quedado vinculado con el Rossini Festival hasta el punto que Pesaro le ha conferido la ciudadanía honoraria y en esta ciudad reside y aquí ha nacido su hija! Rossini y Flórez forman el más perfecto binomio que se pueda imaginar.
Este verano, en el vigésimo aniversario de su entrada apoteósica en el Rossini Festival, Flórez ha vuelto a triunfar en La donna del lago (ver las críticas en el número 900 de octubre). Su voz bellísima, su talento teatral innato, una apabullante perfección técnica, hizo vibrar al público; se habían agotado las entradas nada más anunciarse el cartel y eran muchas las personas dispuestas a pagar cuatro veces su precio con tal de conseguirlas.
La donna del lago ha confirmado a Flórez como el más grande tenor rossiniano del mundo, pero también, en un pequeño papel (Albina), ha ratificado el éxito de una joven soprano española, que en España es un valor en alza. Se llama Ruth Iniesta y posee una voz limpia, clara y una fuerte vis teatral. Escuchándola pensaba que era una lástima que su paso por el Festival fuera tan “de puntillas”, algo que debió pensar también el maestro Alberto Zedda, director de la Academia Rossiniana, porque al día siguiente la llamó para que cantara en el concierto homenaje a Juan Diego Floréz. Estaba tomando café con Ruth Iniesta y la violonchelista María López Berlanga, en el Piazzale Lazzarini, cuando la llamó Zedda. No se necesita mucha imaginación para adivinar la alegría mezclada con un cierto estupor que se dibujó en el rostro de Ruth. Estoy convencida que la cantante aragonesa seguirá vinculada al Festival de Pesaro.
En la tradicional ópera bufa Il viaggio a Reims, con escena de Luis Sagi y el joven Gabriel Bebeselea a la batuta, también encandiló la valenciana Marina Monzó interpretando a la divertida, encantadora y frívola condesa de Folleville. Alumna de Isabel Rey, fue seleccionada para la Academia Rossiniana, una esplendida cantera de voces que son mucho más que simples promesas. La joven Marina también participaría en el concierto homenaje a Flórez, todo un honor para nuestras cantantes. Sagi, una vez más, hizo de esta divertida travesía una auténtica obra maestra que, además, da siempre la sorpresa del descubrimiento de nuevas figuras de la lírica... Basta recordar a David Alegret, por ejemplo. Y hablando de voces masculinas, cómo olvidar al barítono argentino Juan Francisco Gatell… o al gran barítono uruguayo-español Erwin Schrott. Es difícil nombrarlos a todos, no querría olvidarme de nadie y de antemano pido disculpas si a algunos, antes de la era tecnológica, dejo en el tintero, pero no puedo por menos de sacar del baúl de los recuerdos a Marifé Nogales, Leonor Bonilla, María Bayo, Silvia Tro Santafé, que de Pesaro saltó al otro lado del océano y ha conquistado a la crítica americana. También a la grandísima Montserrat Caballé y Mary Angeles Peters, Lola Casariego, Manuel Beltrán Gil o Juan Luque, que debutaron en Pesaro en la década de los noventa.
Después del cambio de milenio pudimos deleitarnos con el buen hacer de David Menéndez, José Manuel Zapata, Cristina Faus, María Jose Moreno, Sandra Ferró, Sara Blanch, Isabel Rodríguez García, Rubén Pérez Rodríguez, Carmen Buendía, Mariola Cantarero o Yolanda Auyanet, así como Celso Albelo, que hoy por hoy es uno de nuestros jóvenes tenores más internacionales, e incluso al fabuloso barítono menorquín Simón Orfila.
Sin olvidar la voz plena y versátil de la soprano Carmen Romeu, que desde su debut en 2011 (también en Il viaggio), se hizo habitual en las temporadas del Festival hasta 2014. Preguntada Carmen por su experiencia en el ROF, no hace más que destacar la labor del maestro Zedda con los jóvenes pues, dice, “nos enseña a comprender el lenguaje de Rossini de un modo totalmente expresivo y te ofrece todas las herramientas para poder interpretarlo y disfrutar de ello”.
Aunque quería recordar a las voces hispanas que han participado en el Rossini Opera Festival, no puedo dejar de reseñar la importante representación española en un podio desde el que, batuta en mano, han marcado los designios musicales maestros como Jesús López Cobos, Víctor Pablo Pérez, José Miguel Pérez Sierra o José Ramón Encinar.
Esperamos seguir aplaudiendo y descubriendo talentos hispanos en un Festival que, desde sus comienzos, ha ido como en un crescendo rossiniano imparable de fama, prestigio, nivel… Un Festival que en Pesaro, la pequeña ciudad de la región de Las Marcas, mantiene viva la memoria de su ilustro conciudadano. Mantiene vivo al genial y grande Gioacchino Rossini.
http://www.rossinioperafestival.it/
Foto: Juan Diego Flórez en La donna del Lago.
Acred: Studio Amati Bacciardi
Por: Paloma Gómez Borrero