El 10 de febrero, la Orquesta Filarmónica de Málaga, dirigida por Levente Török, con el oboe solista de Tiago Coimbra, estrena Resilience, el Concierto para oboe del joven compositor y oboísta Félix Turrión Eichler, luxemburgués de origen español, que afirma que "necesitamos apoyo sincero e importante, de lo contrario, los compositores de este siglo ejerceremos cualquier otra profesión que nos permita pagar el alquiler".
Málaga se convierte este mes de febrero en una ciudad importante para usted, porque allí se interpreta el día 10 su Concierto para oboe…
Cierto. Para que se haya materializado esta oportunidad, he tenido que enviar unos treinta dosieres personalizados a orquestas por toda Europa, hasta dar con alguien tan abierto como José María Moreno Valiente, director artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga, que se tomó el tiempo de leer mi pieza y se arriesgó a programar a un desconocido. Estoy muy agradecido que Tiago Coimbra, el solista, pueda estrenar esta obra que le llamó la atención hace dos años. Se puso en contacto conmigo y, desde entonces, además de hacernos amigos, hemos trabajado juntos para encontrar una oportunidad de estrenar Resilience. Además, me da muy buena impresión el director previsto, Levente Török.
¿Cuál es su vinculación con España?
Mi padre es de Zaragoza, mi madre de Alemania y me crie en Luxemburgo. En mi casa, se van intercambiando los dos idiomas. Antes de la pandemia venía a España con cierta frecuencia para visitar a la familia y también a cursos de música. Temo que me delata un acento algo rarito…
¿Un compositor de hoy debe dividir sus actividades para vivir de ello?
Casi no gano dinero. Algunas estrellas consiguen vivir de su pasión, como Caroline Adelaide Shaw, Jörg Widmann, Albert Schnelzer o Brett Dean. De momento, he creado mi propia imprenta (Turrión Eichler Music), para vender mis partituras sin que gane dinero un tercero. La fuente de ingresos más importante son las piezas comisionadas por instituciones culturales o por melómanos. También he abierto una cuenta en Patreon, que permite hacer donaciones mensuales. Esa idea me gusta porque trabajo todos los días, por más que algunas fases de ese trabajo se consideren remunerables y otras sean invisibles. Por otra parte, hay muchos concursos fraudulentos que pretenden ayudar a los compositores… Por dar un ejemplo en el que la idea era que el público votara online por su pieza preferida: el Worldvision Composers Contest nos hizo pagar para poder participar; tuvimos gastos para grabar nuestras piezas; hubo que invertir en una campaña electoral; los organizadores intentaron cambiar las reglas para que el público tuviera que pagar por votar; hasta el día de hoy me deben 700 € de donaciones; y no han dado los tres primeros premios, que iban a consistir en el estreno orquestal de las obras en Viena, junto con 10.000 € que nadie ha recibido. En otro concurso, Busan Maru International Composition Competition, me dieron la puntuación más alta de todos los participantes, pero como segundo premio. De ese modo dejaron desierto el primer premio, para no tener que mantener su promesa de estrenar la pieza con orquesta. Necesitamos apoyo sincero e importante, así como regulación contra estos tipos de fraude. De lo contrario, los compositores de este siglo ejerceremos cualquier otra profesión que nos permita pagar el alquiler.
¿Cuál ha sido el recorrido de Resilience, su Concierto para oboe?
Empecé a escribir Resilience en 2018, cuando estaba estudiando oboe y composición en Lieja, y lo terminé en 2020, justo antes de interrumpir mis estudios en Lucerna. Pasé unos meses casi sin tocar el oboe porque estaba luchando con una enfermedad autoinmune. Me tuve que someter a una tiroidectomía y, después de la operación, estuve hospitalizado durante un tiempo por síntomas hasta hoy inexplicados. Fue ahí, en el hospital, donde escribí los dos últimos minutos del concierto. Me sentía frágil y paralizado, al no poder hacer vida “normal”. Caí en una angustia que he tenido que aprender a controlar con psicoterapia. Soñaba con ser menos débil, más resiliente, de ahí el título. Creo que en mi Concierto se puede oír esa lucha entre la vulnerabilidad y la fuerza. En sí, el Concierto existe en cuatro versiones: para gran orquesta, orquesta de cámara, banda o ensemble de 10. De niño hacía percusión y se me nota un poco… La marimba tiene un rol protagonista y los percusionistas no tienen mucho tiempo para relajarse durante los 20 minutos que dura la pieza. Y buscando una sonoridad oscura, he optado por remplazar a los segundos de cada viento madera por la flauta bajo, el oboe bajo, el clarinete bajo y el contrafagot. Hay momentos de música de cámara (oboe, violonchelo solo y pandereta, por ejemplo) y otros de abundancia de voces y sonoridad. He buscado integrar las técnicas contemporáneas del oboe de manera orgánica. Por ejemplo, utilizo los multifónicos como un instrumento más de percusión que se mezcla con el sonido de objetos metálicos que están tocando los percusionistas. Suelo desplazarme rápidamente entre los mundos de la tonalidad y la atonalidad. Se me ha reprochado, pero yo defiendo que mi generación es así: saltamos de admirar unos cachorritos en Instagram a debatir la situación en Yemen; pasando por Netflix, Bach, el cambio climático, las escalas mayores y las citas amorosas. El arte está anclado en la realidad del artista y mi vida no es ni homogénea ni ordenada.
por Gonzalo Pérez Chamorro
Félix Turrión Eichler
Resilience (Concierto para oboe)
Tiago Coimbra, oboe
Orquesta Filarmónica de Málaga / Levente Török
Málaga, Auditorio Edgar Neville, 10 de febrero, 19 hs
https://turrionmusic.com
www.patreon.com/felixturrioneichler
http://orquestafilarmonicademalaga.com/concierto/programa-04-f2023
Foto: El compositor Félix Turrión Eichler estrena su Concierto para oboe, Resilience, con la Orquesta Filarmónica de Málaga.
Crédito: © Gregory Ettinger