Música clásica desde 1929


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Félix Ibarrondo

Premio Nacional de Música 2019

Julio 2020

Un vistazo a la actualidad de un músico en su madurez, Félix Ibarrondo, persona sencilla, callada, con un mundo interior que pocas veces deja entrever, porque su mundo casi exclusivo es la música, que va creando como una forma de ser, y la necesidad imperiosa de sentirse vivo.

Después de 50 años residiendo en París ha regresado al País Vasco, ¿qué le ha supuesto musicalmente este cambio?

En París tuve maestros y amigos excepcionales: Dutilleux, Ohana, Deutsch, etc. Ellos me hicieron musicalmente lo que soy y están en cada una de mis obras. Llevo poco tiempo de vuelta en el País Vasco, pero sí aprecio que se han ampliado las fronteras de la música.

Usted tiene un amplio y variado catálogo de obras, ¿cuáles son las tres últimas piezas que ha creado? ¿Hay alguna en su catálogo que le sea más especial?

Las más recientes son Excelsior, para orquesta; Au-delà, para quinteto de flautas dulces y un Trío para violín, chelo y piano. Respecto a su segunda pregunta, quiero decirle que solo hay una obra dentro de mi catálogo que destacaría como más entrañable para mí: Zuk ser dezu?, para solistas, coro y orquesta. Fue un encargo muy relevante en mi juventud y con temática especial para mí.

Es pianista y compositor, ¿por qué decidió desarrollar casi exclusivamente la especialidad de composición?

No decidí la especialidad de composición, mi padre me inició en el estudio de la armonía, y de manera casi natural empecé a componer, yo diría que cada día con más convicción. La composición me permite ser yo mismo en la música, vivir la pasión y volcar lo que yace en mi interior. No obstante, el piano es para mí un imprescindible amigo, que complementa mi visión musical.

Cómo definiría su estilo compositivo y qué busca transmitir con sus piezas…

El rigor de la escritura musical me es casi congénito. Un sonido pide otro, y éste otro, así como el ritmo y las dinámicas. Y con ello la obra comienza, se desarrolla y termina. Dicen que mi música es muy personal. Del estilo es el musicólogo quien puede hablar. ¿Qué trasmite mi música? Mi música soy yo, mi ser está en ella. El que la entiende, me entiende. Escribo para mí, quiero decir que no escribo tratando de dar gusto a quien me encarga, sino lo que necesito plasmar en ese momento concreto. Si ello agrada al intérprete, mi felicidad es mayor, porque nos compenetraremos mejor a la hora de darle vida en el escenario.

Ha recibido recientemente la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, el reconocimiento a toda una carrera en la Filarmonía de Berlín, el Premio Nacional Música… ¿Cómo ha vivido tantos galardones en tan poco tiempo?

Naturalmente es una satisfacción ver recompensado el trabajo. Pero sé quien soy. Los premios son también importantes para poner en valor el trabajo del entorno que lo gestionó, de los amigos y apoyos recibidos.

A finales del 2018 salió a la venta el doble CD “Barne hegoak”, de la discográfica Orpheus, llevado a cabo bajo los auspicios de Silboberri Txistu Elkartea con 14 obras suyas para ensembles variados. ¿Qué relación tiene usted con Silboberri? ¿Y por qué precisamente esa elección de obras e intérpretes?

Mi relación con Silboberri es ideal. Me interesó desde que les conocí, su trabajo para renovar y actualizar el repertorio del txistu. Siendo compositor vasco, no había compuesto nada para él, porque mi visión solo abarcaba su faceta folclórica y desconocía la actual. A fecha de hoy, el txistu, como antes la guitarra y la mandolina, se ha incorporado a mi paleta, y son ya varias las obras que he escrito para txistu. Respecto a la elección de obras del CD “Barne hegoak”, quisimos que quedaran grabadas estas piezas que en su mayoría no lo estaban. Así, quien las quiera interpretar, si le interesa y yo ya no estoy, sabrá cuál era mi visión de ellas. Por ello he asistido a todas las grabaciones. Los intérpretes han sido extraordinarios, y además han colaborado desinteresadamente, por lo que les estoy muy agradecido.

Sabemos que en breve saldrá también en Orpheus un esperado CD con dos obras orquestales suyas… ¿Qué nos puede adelantar?

Sí, lleva incluidas Zuk ser dezu?, que cito anteriormente, e Izarbil, para cuarteto de saxos y orquesta. Se hizo una espléndida grabación hace unos años con el Coro y Orquesta de RTVE bajo la batuta de Arturo Tamayo y por diferentes avatares “dormía” en un cajón. Se ha conseguido recuperar y nos han cedido los derechos para su publicación. 

Para finalizar, ¿cómo imagina el futuro de la música clásica y contemporánea?

Sin querer ser pesimista, pienso que la cultura musical en general va disminuyendo, y que será cada vez más difícil completar las salas con el aforo de antaño. Y si hablamos de la música de nueva creación, es para una pequeña élite de melómanos especializados, en cambio es la música de hoy, como lo fue la de Beethoven o Debussy en su tiempo.

por Lucas Quirós

www.orpheusclassical.com

Foto: “El rigor de la escritura musical me es casi congénito; un sonido pide otro, y éste otro, así como el ritmo y las dinámicas. Y con ello la obra comienza, se desarrolla y termina”, afirma el compositor Félix Ibarrondo.

 

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