Al frente de la dirección técnica de la Orquesta y Coro Nacionales de España (OCNE), Félix Alcaraz regenera el aire y apuesta, dentro de una línea continuista, por buscar nuevos modelos de acercar la música a nuevos sectores de público. Apasionado defensor de la música como arte imprescindible, tiene, entre otras funciones pendientes, la de escoger un nuevo director titular, siempre desde la base de un consenso lo más generalizado posible, todo fundamentado en el trabajo en equipo, del que es un firme defensor.
¿Cómo es el estilo de Félix Alcaraz?
En primer lugar, lo que me gusta es un liderazgo con consenso. En los cinco meses que llevo en la OCNE, lo primero ha sido conocer la institución a fondo, para sumarme a la inercia y aportar desde mi posición. Y si me tengo que describir, creo que soy una persona enérgica, con mucha pasión y con muchas ganas de sacar proyectos adelante. Creo mucho en el trabajo en equipo, es fundamental junto a mi equipo compartir mi pasión por este trabajo. Todo es una suma de, no es un trabajo liderado por una sola persona.
Dentro de muy poco se va a presentar la próxima temporada. ¿Será donde encontremos al cien por cien su sello? ¿O aún no es una temporada completamente suya?
Independientemente si es al cien o al cincuenta por ciento, es una temporada donde mi sello se va a percibir de manera bastante clara. Si hay un aspecto que se ha variado con la crisis, es que se ha comenzado a programar mucho más tarde que antes. Por tanto, aunque algunos proyectos ya estaban planificados antes de mi llegada, no es una temporada completamente heredada. El proceso de elección del nuevo director técnico comenzó hace bastante tiempo, por lo que Ramón Puchades, el anterior director técnico, temporizó la confección de la nueva temporada en función de mi incorporación. Mi estilo se verá en la próxima temporada, es cierto, pero aún más en la siguiente y no solo en lo que son conciertos, directores y solistas, también en todo lo que a envolver a la temporada, en las actividades paralelas y en el resto de acontecimientos que rodean a la programación, como apertura de públicos, incentivos para que acuda más gente a los conciertos o una obsesión que tengo desde siempre, que es intentar romper ciertas barreras asociadas a los conciertos “clásicos”. La música la amamos tanto, que es nuestro deber intentar compartirla con todos, por tanto acceder a todos. Sé que el que llega a esta música, ya se queda con ella. Hay que intentar que el público no tenga un rol demasiado pasivo. Llegar, escuchar, aplaudir, salir. Esta monotonía, en cierto modo rutinaria, puede modificarse. Me gustaría que el espectador tenga la sensación de que participa, de que es un elemento más del concierto. Para encontrar estos nuevos públicos de los que tanto se habla, hay que cambiar el modo en que se diseña un concierto. Si hasta ahora solo has atraído a un cierto sector de público, es porque lo que ofreces está dirigido casi exclusivamente a ellos. Habrá que cambiar y modificar ciertos diseños.
En su mano no está educar a la gente en sus hábitos musicales en casa, pero sí está en ofrecer más contenidos didácticos que puedan incentivar a mejorar los hábitos musicales…
Nosotros no somos nadie para educar, ni en casa ni en la sala de conciertos. Lo que tenemos que hacer es, simplemente, fomentar la difusión cultural y aportar todas las herramientas para que la cultura y, en este caso, la música, pueda disfrutarse sin complejos y sin tener que ir “más allá”. Para eso hay que romper muchos tópicos y derribar muchas barreras. Esto tampoco es educar, no es nuestra función, ni siquiera con los conciertos escolares o con todo el área socio-educativa que vamos a desarrollar. Hay que fomentar el uso y disfrute de la música. Cuando la gente asista a los conciertos de la OCNE, ofreceremos música y, principalmente, la gente vivirá una experiencia completa y global desde muchos puntos de vista. La música en España es esencialmente pública y, por tanto, ese esfuerzo de llegar a todos los públicos es algo que está incluido dentro de nuestra misión. Estamos obligados a crear público para el futuro, si no, se acabaron los conciertos tal y como los entendemos hoy en día.
Y cómo se entiende que una orquesta como la OCNE, de primera división, no tenga un entrenador fijo…
Hay muchas orquestas de alto nivel que han pasado alguna temporada sin director titular. Cuando tienes una temporada, como es nuestro caso, en la que tienes grandes maestros, muchos de ellos con una relación intensa con la orquesta, como Josep Pons o Frühbeck, por poner dos ejemplos, que están varias semanas con la orquesta, tienes un entramado ya creado. Lógicamente necesitamos un director titular, en entrenador fijo…, pero tampoco es un problema grave que estemos una o dos temporadas sin titular.
¿Cómo se llega a un consenso para elegir a un director titular, cuando hay tantas partes implicadas?
Llegar a un consenso absoluto es imposible. Hablamos de un colectivo muy grande, con necesidades diferentes. Incluso dentro de la propia orquesta, hay opiniones diversas, gustos variados y distintas expectativas, como no podía ser de otra forma. Un director titular nunca se puede elegir tratando de agradar a todos, ya que siempre existirá alguien al que vas a desagradar. Cuando busco director titular, siempre me ha gustado usar la frase: “por lo menos vamos a intentar elegir un director titular que si bien no hay consenso sobre él, al menos que no haya consenso contra él”. La dirección tiene que tener muy claro cuál es el perfil de director titular por el que se quiere apostar, qué es lo que quiere construir con él y tener muy identificadas cuáles son las necesidades de la orquesta. Al final es una decisión que hemos de tomar, intentando que todo el mundo se sienta cómodo con ella.
¿Algún nombre?
Actualmente estamos trabajando en perfiles. Estoy en el proceso de identificar las necesidades de la orquesta y del coro, que se materializarán en un perfil de director. Esta es una orquesta que cuando está bien dirigida, suena maravillosamente, todos lo hemos comprobado. Intento dar una explicación a por qué esta orquesta cuando suena bien, suena tan bien. Es una asimilación de las necesidades que tiene la orquesta, para así tratar de llegar a un perfil idóneo de director titular. El nombre, en esta primera fase, es algo secundario. El nombre, en una segunda fase, donde ya se saben que necesidades tiene la orquesta y que perfil necesita, el nombre ya sí es importante. Es ahí cuando se comienzan a buscar nombres. En esta primera etapa aún no es importante, al menos para mí. Insisto, esta orquesta, cuando tiene química con un director, es una orquesta maravillosa, de primera categoría. Este es el camino que hay que seguir para encontrar un director titular.
Tampoco es malo recibir cada semana un maestro distinto que aporta nuevos conocimientos y puntos de vista a la música…
Efectivamente. Estas relaciones enriquecen a los músicos y mejoran sustancialmente la calidad de la orquesta, pero temporalmente. El director titular también es necesario. Cuando usted vea los conciertos de la próxima temporada, en la que no hay titular, verá qué maestros de altísimo nivel dirigirán a la orquesta, intentado suplir la ausencia del titular y, como dice usted, aportando conocimientos extras a la orquesta y a sus músicos. Hemos hilado la temporada próxima de tal manera, que la orquesta echará en falta lo menos posible la ausencia de un titular. Cuando este llegue, lo antes posible, mejor. Pero, hasta entonces, tenemos una temporada sin titular y con maestros muy interesantes, que aportarán experiencias a la OCNE.
Esta orquesta tiene un nombre y dos apellidos, ¿cómo se interpretan estos apellidos?
Nacional de España… Estos apellidos lo primero que implican es el carácter de nuestra misión. Somos embajadores de primer orden de la cultura española. Integrada en nuestra misión es apoyar, tanto a los artistas, como al patrimonio musical español. Patrimonio es recuperación histórica, continuar fomentando los grandes clásicos y desempolvar todas esas obras contemporáneas, que se van estrenando y acto seguido se guardan en un cajón para no interpretarlas más, o poco más. Como Orquesta Nacional, es nuestra labor hacer esta función, no solo estrenar, hay que estrenar y difundir, no quedarse solo en la primera acción. Además hay que continuar con una política potente de encargos, algo fundamental para la OCNE. Esto sería un primer bloque. Un segundo bloque haría referencia a todo lo que tiene que ver con el liderazgo del panorama sinfónico español. En ciertos aspectos nos hemos podido quedar atrás y este es un liderazgo que hay que recuperar, como en la innovación y asuntos socio-educativos, al “como” nos abrimos a la sociedad. Y un tercer bloque, que es como cubrimos la función territorial de ser la Orquesta Nacional de España. Comprendemos que nos quieran tener en muchos lugares de España, pero una orquesta como esta debe tener un lugar estable para su correcto desarrollo artístico. Desde este punto de vista, el liderazgo es la mejor difusión de la orquesta y su mejor presencia, participando en la medida de lo posible en festivales y conciertos por toda la geografía española.
Muchas gracias. Le deseamos toda la suerte del mundo.
Por: Gonzalo Pérez Chamorro
Acred. Foto: Henar Sastre