Con dos obras colosales de la literatura pianística del Romanticismo y ambas de Frédéric Chopin, la Sonata n. 3 Op. 58 y los 24 Preludios Op. 28, el pianista Jean-Nicolas Diatkine presenta su último trabajo discográfico en el sello Solo Musica, con el añadido (algo habitual por parte de muchos pianistas) de los breves Preludios Op. 45 y Op. posth.
Estas dos obras (la Sonata n. 3 y los 24 Preludios Op. 28) pueden estar entre las mayores de Chopin y por supuesto de la literatura pianística romántica… ¿Por qué ha elegido estas dos cimas?
Son dos obras que adoraba de niño y adolescente; de este modo, la necesidad de tocarlas se hizo vital. Esta necesidad fue probablemente el principal motor de mi decisión de convertirme en pianista.
¿Qué diferencias principales hay entre una y otra obra?
La sonata, como forma, se remonta a la época clásica; el respeto de una forma musical ya conocida permite al oyente orientarse, como si encontrara habitaciones familiares en su propia casa, y luego sintiera el deseo de explorar los alrededores antes de regresar finalmente a casa. Este juego de tensión y relajación se basa en un uso muy controlado de la tonalidad. Sin embargo, esta Tercera Sonata esconde una audacia armónica que chocó un poco a los críticos en el momento de su composición, pero que le confiere un gran poder poético y onírico. Por su parte, el conjunto de los Preludios también está organizado según un plan tonal riguroso, como el Clave bien temperado de Bach. Sin embargo, Chopin incluyó una dimensión de improvisación dictada por la emoción del momento, lo que quizás explique por qué hizo esperar tanto a su editor, que corrigió estas obras hasta el último minuto. Para mí, los Preludios son un diario de viaje de sus emociones íntimas.
¿Es la Tercera Sonata un enfoque más optimista de la vida que la Segunda Sonata?
Desde luego, especialmente si nos fijamos en el Finale. En mi opinión, el tercer movimiento es también una marcha fúnebre (como la explícita de la Sonata n. 2), a la que la tonalidad de Si mayor añade una dimensión lírica y celestial.
¿Qué es Chopin en su vida? Y a día de hoy, ¿está Chopin lo suficientemente reconocido a pesar de que su obra en un 95% es “solo” para piano?
En los momentos difíciles, como oyente, me sorprendía descubrir lo bien que me entendía con Chopin. Luego, cuando llegaba el momento de dominar su forma de tocar, parecía huir de mí, hasta que dejaba de quererlo demasiado... Cuando leí los testimonios de sus alumnos, pensé que no habían captado plenamente su originalidad como ser humano, debido a la filosofía de su época. Sin embargo, fueron ellos quienes forjaron las grandes tradiciones de su interpretación.
Como pianista, ¿está usted donde pensaba que podía estar hace cuarenta años?
En absoluto, porque sentía que tenía que descubrirme a mí mismo.
Cuéntenos un secreto… ¿Qué pianistas de los clásicos del siglo XX admira?
Admiro a muchos, pero me gustan especialmente Ferruccio Busoni, Josef Lhévinne, Claudio Arrau, Wilhelm Kempff y Martha Argerich.
por Blanca Gallego
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Foto: “Para mí, los Preludios de Chopin son un diario de viaje de sus emociones íntimas”, afirma el pianista Jean-Nicolas Diatkine.