Adelantándonos a lo que en los próximos meses analizaremos, la lujosa caja dedicada a Callas, remasterizada como nunca, contiene muchas sorpresas (no están, por ejemplo, La traviata con Kraus de Lisboa, o con Giulini, pero sí la de 1953 con Santini, aún apellidada como Meneghini Callas, ya que se mantienen las preciosas portadas originales). Entre ellas hay ciertos recitales antológicos e históricos (en total hay 13 recitales diversos), como un first recordings con Arturo Basile, que contiene Wagner y Bellini, de ¡1949! El contenido es el siguiente.
Bel canto
De Bellini tenemos La Sonnambula con Votto (1957), dos Normas, ambas con Serafin (1954 y la clásica con Christa Ludwig y Franco Corelli de 1960) e I Puritani con Serafin (1953). Donizetti está presente con dos Lucias, y también ambas con Serafin (1953 y 1959). De Rossini tenemos Il Turco con Gavazzeni (1954) e Il Barbiere de Galliera (1954). Para acabar este bloque, la Medea de Cherubini con Serafin (1957).
Del verismo nos encontramos con las míticas (adjetivo que debería usarse en cada título) Cavalleria e I Pagliacci con su inseparable Serafin (1953, 1954), además de dos Giocondas con Votto (1952, 1959). Puccini está excelentemente representado con La bohème (Votto, 1956), Madame Butterfly (Karajan, 1955), Manon Lescaut (Serafin, 1957), Turandot (Serafin, 1957) y dos Toscas (de Sabata y Pretre, 1952 y 1964-65). Carmen de Bizet es la clásica con Gedda y Pretre (1964).
Verdi
Además de tres recopilatorios de arias con Rescigno, verdadero ejemplo de arte verdiano (1958 y década de 1960), están la Aida con Serafin (1955), el Ballo con Votto (1956), La Forza con Serafin (1954), el Rigoletto con Serafin (1955), la citada Traviata con Santini y el impresionante Trovatore con Karajan (1956), al que el sonido mejorado coloca como referencia absoluta.
Gonzalo Pérez Chamorro
PURE MARIA CALLAS. Arias de BIZET, BELLINI, PUCCINI, CATALANI, VERDI, GIORDANO, CILEA, DONIZETTI, etc. Diversas orquestas / Karajan, Pretre, de Sabata, Serafin, etc.
Warner, 0825646339945
ADD - 78’
Warner Classics
Pure Maria Callas es una recopilación de la caja, de la que solo caben alabanzas por diseño y sonido. ¿Qué nos encontramos? Si piensan en la envolvente “Casta Diva” o en la “Habanera”, aciertan; si piensan en “Vissi d’arte” o en “La mamma morta” también, ya que están ligadas a la soprano desde que los cantó en la década de los cincuenta, convirtiendo estas arias en parte de su vida y de sus dramas internos en su agitada y atormentada vida privada. Gustará más o menos el timbre (a mí me gusta su desarraigo), pero el arte es irrepetible. El disco nos ofrece todo el estilo posible, desde las grabaciones en las que la voz ya no corría con la misma soltura, hasta en las que la pureza es tal, que cuesta entender mejor el canto que aquí (Wally, La traviata, Adriana Lecouvreur o Chénier). Es un aperitivo a la colección, pero este disco, en sí, a pesar de ser el enésimo dedicado a Callas, es imprescindible, y no solo por su sonido incomparable. G.P.C.
Proyectos fallidos y rumorología
En la veneración a todas luces justificada que muchos sentimos por la más trascendental figura de la lírica del siglo XX, de la que ahora Warner reedita con espléndido sonido, tiene mucho que ver un sello discográfico y un implacable productor, que a comienzos de los cincuenta vislumbró (¡como para no hacerlo!) un verdadero filón en Maria Callas. Y no fue fácil conseguir la firma de la soprano en ese contrato exclusivo que la Emi proponía, incluyendo un ambicioso calendario de grabaciones que tendrían lugar en estudios de media Europa a lo largo de dos décadas. Los resultados, en la mayoría de ocasiones indiscutibles, están a disposición de todos los aficionados (y ahora en esta remasterización de Warner), pero ¿conocen estos la lista de proyectos que no llegaron a buen puerto? Si atendemos a la correspondencia interna de la Emi, descubrimos con una mezcla de sorpresa y frustración cómo habría podido cambiar la historia de la discografía de haberse llevado a cabo.
La primera lista de óperas que se tomó en consideración, apareció tras una consulta a Tullio Serafin, verdadero Pigmalión en esta historia, que proporcionó los diez títulos más adecuados a la voz de Callas. Escalofríos da pensar que pudiéramos disponer en calidad de estudio de una Armida (nunca existirá soprano que haga sombra a su hechicera) o un Nabucco, por no decir un Ernani, que jamás llegó a interpretar en teatro. El resto de títulos sí que se consiguieron inmortalizar antes o después, aunque no siempre con los repartos que la diva tenía en mente. ¿Saben que Callas propuso a Lauri-Volpi para registrar I Puritani y Norma en 1952? Debió quedar impresionada por la figura del eximio tenor, sustituido finalmente por Di Stefano y Filippeschi.
Traviata de 1955
Pero sin duda la mayor equivocación del sello fue no luchar lo suficiente con la Cetra para conseguir el acuerdo que les permitiera culminar esa Traviata milanesa de1955. Otros intentos posteriores para grabar el título también fueron desechados, y así, llegamos a los sesenta, en los que Callas comenzó a espaciar sus apariciones y Emi llegó con propuestas que le no llegaban a satisfacer del todo. Además de la conocida idea de Cluytens de reunir a las tres estrellas de la discográfica (Callas, Schwarzkopf y de los Ángeles) en Les Contes d'Hoffman, ha sido menos divulgada esa invitación a grabar una Minnie pucciniana (¿imaginan a Callas en tan eléctrico personaje de La Fanciulla?) de la que más tarde se ocuparía Birgit Nilsson. Del registro del Requiem verdiano de 1963 junto a Giulini tampoco se ha hablado demasiado. Legge sostuvo que ideó la parte de soprano para su esposa y la de mezzo para Callas, pero no se atrevió nunca a proponérselo, porque sabía de sobra cual sería la respuesta. La griega siempre sostuvo que fue ella la primera a la que le propuso protagonizar ese Requiem.
Así, por desgracia, nunca sabremos cómo habrían sonado en su inigualable instrumento Olympia, Elvira o Minnie, pero hay tres roles que sí interpretó completos y que la rumorología sostiene desde hace décadas que han quedado registrados: Isolda, Fedora y Elisabetta di Valois. De la primera, John Ardoin asegura que la RAI italiana retransmitió una de las funciones genovesas de 1948, siendo la segunda y tercera citadas por Stelios Galatopoulos. De estas no hay radio de por medio, pero se especulaba con unas cintas grabadas desde bambalinas de sonido precario. Esperemos vivir lo suficiente para poder disfrutarlas, ya que sería una faena que vieran la luz dentro de un siglo; aunque no podemos evitar acordarnos de las palabras de Don Alfonso sobre el ave fénix en Così fan tutte…
Por Pedro Coco Jiménez
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