El Dúo Fasla-Prolat, formado por los hermanos mellizos Sofía Fasla-Prolat (violín) y Kiril Fasla-Prolat (violonchelo) tiene en noviembre importantes compromisos, tanto en la Real Academia Canaria de Bellas Artes, la Fundación Juan March de Madrid, la Asociación Filarmónica de Aranda o en la Sociedad Filarmónica de Burgos.
¿Cuáles son sus puntos de encuentro, tanto a nivel personal como musical? Siendo además mellizos, ¿cómo fue crecer juntos y hacer música? ¿Hay ventajas o desafíos especiales?
Hemos hecho música juntos desde que tenemos memoria y, lo que más nos une, tanto a nivel personal como musical, es nuestra sensibilidad. Esa sensibilidad nos permite entendernos en un nivel mucho más profundo, algo que probablemente está también relacionado con el hecho de ser mellizos. Al crecer juntos y tener tantas vivencias compartidas, hemos desarrollado una conexión especial que se refleja en nuestra manera de hacer música, pero manteniendo en el dúo nuestra personalidad e individualidad. Sin embargo, esa misma cercanía a veces trae consigo momentos delicados, especialmente cuando necesitamos llegar a acuerdos a la hora de escoger una sonoridad o un fraseo. Pero al final, esa conexión profunda también es la que siempre nos ayuda a encontrar un equilibrio.
¿Qué instituciones, profesores e intérpretes han tenido influencia en su formación como músicos?
Llevamos estudiando en Suiza, Alemania y Austria desde que teníamos dieciocho años. Instituciones como la Musikhochschule de Basel, Hochschule für Musik Freiburg o Linz y el ambiente musical de esas y otras ciudades con gran tradición musical han marcado los comienzos de nuestra carrera. Nos han influido nuestros profesores, grandes pedagogos e intérpretes como Rafael Rosenfeld, Muriel Cantoreggi, Iván Monighetti, Meesun Hong Coleman... Se podría hacer una lista extensa y estamos agradecidos a cada uno de ellos. Indudablemente también tocar bajo la dirección de músicos como Enrico Onofri o al lado de Anna Gebert deja huella. Y desde luego, nuestros padres, que han sido fundamentales en nuestro desarrollo humano y musical.
Intima es un proyecto con un repertorio nada trillado para violín y violonchelo: Glière, Guix, Martinu, Juozapaitis o Vasks. Pero, ¿por qué hay esa atracción en un programa así? ¿Y cómo fue poner ahí ese Scarlatti? ¿Qué obra representa esa esencia como dúo?
Eso es algo que también nos preguntamos nosotros cada vez que salimos a tocar este programa, que ya hemos hecho en tantas ciudades españolas y suizas. La verdad es que siempre hemos tenido muy buena respuesta por parte del público y nos sorprende mucho; somos conscientes de que las obras contemporáneas que hemos escogido pueden asustar un poco al principio, pero la combinación de todas ellas crea una atmósfera increíble ofreciendo colores y contrastes muy variados. Además, hacemos siempre el recital sin descanso y, solo con nuestros dos instrumentos, contribuye a crear un ambiente intenso y profundo. Añadimos a todo esto algo tan de salón como las piezas de Glière o la Sonata de Scarlatti, que tiene para nosotros un significado muy especial, ya que en nuestra primera gira, hace algunos años, tuvimos la fortuna de ser seleccionados por MusaE para un ciclo de conciertos en el que interpretamos un monográfico de transcripciones nuestras, para violín y violonchelo, de Sonatas de Scarlatti. También nos identificamos mucho con Castillo Interior del letón Peteris Vasks, una maravillosa composición que acaba descolocando la sensación de tiempo y espacio, titulada así en honor a Las Moradas de Santa Teresa de Jesús. Y sin duda Intima, la obra de Juozapaitis que da nombre a todo el proyecto. Se podría decir que este programa es un viaje al yo interior de cada uno de nosotros.
Además son miembros del Jouska String Quartet, premiado con el Café Bauhaus Award 2024, que hace unos días se presentó en Madrid con gran éxito en la Fundación Carlos de Amberes. ¿El cuarteto enriquece al dúo y viceversa?
Estamos muy emocionados con este nuevo proyecto que está tomando forma en Basilea, nuestra ciudad de residencia. La presentación en la Fundación Carlos de Amberes con obras de Shostakovich, Webern, Ravel y Silvestrov ha sido una fantástica experiencia, en todos los sentidos. Sin duda, tanto el cuarteto como el dúo se enriquecen mutuamente. Lo notamos claramente cuando ensayamos, ya sea después de haber estado tocando en el cuarteto o en el dúo. Cada formación aporta una perspectiva diferente que nos permite aprender y evolucionar como personas y músicos que, en definitiva, es lo que buscamos. El trabajo en el cuarteto nos brinda una dinámica colectiva más compleja, es un mundo aparte, mientras que el dúo nos da una intimidad y un enfoque más directo e inmediato.
¿Qué proyectos nos pueden adelantar?
Nos complace invitar a los lectores a que escuchen alguno de los conciertos que tenemos programados este mes de noviembre. El día 13 estaremos en la Real Academia Canaria de Bellas Artes, los días 17 y 18 en la Fundación Juan March de Madrid, el 21 de noviembre en la Asociación Filarmónica de Aranda y el 22 de noviembre en la Sociedad Filarmónica de Burgos. Y en diciembre volvemos con el Jouska String Quartet al Museo del Romanticismo de Madrid.
por Silvia Pons
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Foto: “Se podría decir que este programa es un viaje al yo interior de cada uno de nosotros”, afirma el Dúo Fasla-Prolat acerca del programa elegido para sus conciertos en noviembre.
Crédito: © Pablo F. Juárez