Daniel Levy, conocido por nuestros lectores por su amplia y reconocida trayectoria internacional (fue portada en RITMO en marzo de 2020), homenajea a Beethoven de la mejor manera, conversando con él en Diálogo con Beethoven, un libro firmado por el pianista en el que “deseo que, aparte de escuchar y apreciar su música excelsa, puedan llegar también al oído sus palabras directas, sin filtros ni críticas y opiniones de ningún tipo”. A esta publicación añade una grabación con las Sonatas para piano ns. 5, 8, 14, 32 y los Adagios de las ns. 1 y 3.
En su último libro presenta un diálogo con Beethoven… No le habrá sido fácil dar con él, puesto que en Viena se le conocía por sus continuas mudanzas… Por no hablar de su mal genio…
Por suerte pude dar con él... Y hace ya bastante tiempo. Creo que más uno se dedica a algo o a alguien, más se nos acerca y confía. Y puedo decir que no se ha mudado de mis manos y de mi corazón en este largo período transcurrido en el estudio de sus Sonatas, Conciertos y Tríos. Para alguien tan ocupado en crear y con los dilemas y terribles problemas de salud que vivió, el “mal genio” le es permitido. Hoy muchos tienen tan solo mal genio y viven enojados con el mundo sin ser genios, ni mucho menos.
Si en realidad Beethoven pudiera estar hoy en día entre nosotros, ¿qué cree que le sorprendería más de esta sociedad?
Por su carácter impulsivo y a la vez compasivo, le sorprenderían muchísimas cosas. Entre las peores, la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo que se piensa y la realidad de las cosas. Aunque esto no es nuevo. Estimo que se retiraría en medio de un bosque, sería un protector acérrimo de la Naturaleza, y se desilusionaría de los varios Napoleones de la época. Le desagradaría todo lo que se hace sin esfuerzo y estudio y no recorrería los senderos fáciles. Después de lo que lo sorprendería seguiría revolucionando la cultura o lo que queda de ella.
Afirma que “a 250 años de su nacimiento, toda celebración realizada sin una profunda sinceridad minimiza su legado”…
Sí, y lo reafirmo. Nos hemos habituado a celebrar sin verdadero júbilo, con agendas y calendarios para centenarios y bicentenarios. Las intenciones generalmente han hecho prevalecer el aspecto comercial y productivo, que si bien no debe descuidarse, no es por cierto el tema central para evocar el recuerdo de un gran hombre. Afirmo esto porque, aunque las chocolatinas Mozart austriacas son muy sabrosas, la línea de tendencia es la de insuflar y olvidar una hora después de un festejo. No va a ser jamás el caso de Beethoven, porque es seguramente quien menos necesita de calendarios para ser celebrado. La celebración verdadera es como la que Schumann y Liszt buscaron cuando pidieron de erigir un monumento a su genio, con un entusiasmo profundo en el significado del homenajear.
¿Tiene la percepción de que se homenajea al busto o a la escultura más que al significado y trascendencia de su obra?
Creo que el significado y trascendencia de su obra han sido como eclipsados, y como el nombre es tan resonante en el mundo, resulte que nos baste nombrarlo para pensar en haber dicho todo. Por lo que quedan en general homenajes muy periféricos, cuando el público y tantos amantes de la música están sedientos por conocer lo importante. Me parece que aunque el camino sea más arduo, sería grandioso que alguna vez fuese posible poner al alcance de la gente algunos significados más profundos de los que el mercado ofrece. Lo que nos ayudaría a un tipo de escucha liberada de lo que creemos conocer y de tantas superestructuras, como las tres etapas, la sordera y tantas otras que no ayudan a penetrar en su corazón. Llevaría esto a una nueva educación musical.
¿Qué pretende dar al lector con estos diálogos beethovenianos?
En verdad no tengo pretensiones. Deseo solo que, aparte de escuchar y apreciar su música excelsa, puedan llegar también al oído sus palabras directas, sin filtros ni críticas y opiniones de ningún tipo. Es como hacer silencio de tantas buenas biografías y análisis temáticos, para decir: callemos y escuchemos su voz, su filosofía, su pensamiento. Eso es lo mejor que puede pasar. Y que cuando se deba citar algo, sean sus palabras, sin traductores ni embajadores, por mejores que fuesen.
Entiendo que usted quiere devolver a alguien que le ha dado tanto…
Devolver es tributar, rendir homenaje. Esto sí. Y cada día que pasa estoy más de acuerdo con lo que Schubert dijo de Beethoven, que debía aún pasar mucha agua bajo el Danubio, antes de entender en parte lo que nos legó. Quiere seguramente decir que aún no hemos entendido completamente ni su fuente de inspiración ni el alcance de su música, y estamos todavía en el período de lo técnico. Furtwängler lo expresó claramente, nos sentimos como titanes para lo técnico y novatos para lo espiritual. Gran desproporción.
¿Cómo se articula el libro?
El libro tiene su núcleo en un diálogo imaginario, más allá del tiempo y del espacio, pero que tiene respuestas fidedignas suyas, sin nada que se acerque a lo fantástico. A este se agregan varias partes en donde sus alumnos, muchos grandes músicos y poetas, hablan de Beethoven. Y otros temas como sus improvisaciones y forma de tocar, la idea de esperanza y valores, impresas en las memorias de quienes tuvieron el privilegio de escucharlo.
La humanidad está en deuda infinita con quien le ha dado tanto. ¿Quién es Beethoven en 2020 y por qué es lo que es?
La deuda es infinita y lo inaudito (no oído) de su obra es inmenso. Es un maestro de humanidad. Un ejemplo de fuerza de voluntad y de trascendencia o transformación de su mal, de sus pruebas en el mundo, en algo milagroso, que es el escuchar en el silencio. Solo pensar e imaginar cómo procedió para realizar su más altas creaciones en ese estado, nos haría comprender y empatizar por un instante cuál fue su propósito y porqué representa algo único para el mundo y la civilización. Alguna vez dijo que la intención con las obras que componía no era la de hacer divertir sino la de hacer aparecer al hombre nuevo. Nada más indicado y necesario para este 2020 sin igual. Habrá que ver si aparte de citarlo lo entendemos y actuamos.
A este libro añade dos grabaciones con algunas de sus Sonatas para piano…
Son dos grabaciones que he hecho en Londres, ciudad que tanto ayudó a Beethoven en sus últimos años de vida. En ellas hay varias Sonatas. Las ns. 5, 8 y 14 en el primer volumen. En la segunda grabación he incluido la Op. 111 y dos Adagios de las Sonatas Op. 1 ns. 1 y 3, que representan para mí obras completas en un movimiento y a su vez el punto inicial de ese gran arco que se concluye con la Sonata n. 32, en solo dos movimientos que dicen todo acerca de la vida y del ser humano como tal.
Como pianista, ¿hay un antes y un después en el instrumento con la llegada de Beethoven?
Mi maestro me hacía trabajar las Sonatas como si fuesen cuartetos de cuerda. Creo, como Beethoven mismo dice, que él no estaba contento con el sonido de los pianos de su época y es entendible el porqué. El Broadwood no le daba grandes satisfacciones y el Streicher le permitió un tono más convincente. Él amaba el cantabile e instruía a sus pocos alumnos cómo lograrlo, cosa que no necesitaba para sus Sinfonías y Cuartetos, que cantaban como voces. No amaba tampoco, como decía los Allegri di Bravura, desconfiando de ese tipo de pianismo falsamente virtuoso. Lo que es cierto es que con sus Variaciones Diabelli y la Hammerklavier da a luz todo el repertorio que viene después de él, en particular el de Schumann, Liszt y Brahms. El piano hecho para cantar y encantar.
por Gonzalo Pérez Chamorro
Lea un extracto del diálogo imaginado entre Daniel Levy (DL) y Ludwig van Beethoven (LvB):
DL: Componiendo varias obras contemporáneamente, ¿puede decirnos algo más sobre su realización efectiva sin que se sobreponga una con otra y puedan mantenerse intactas las ideas fundamentales?
LvB: Llevo mis pensamientos por un largo tiempo antes de escribirlos. Mientras tanto mi memoria es tan confiable que estoy seguro que nunca olvidaré, aún con el pasar de los años, un tema que alguna vez se me haya ocurrido. Cambio muchas cosas, descarto otras y las trato nuevamente hasta estar satisfecho. Entonces inicia en mi cabeza el desarrollo en cada dirección, y dado que conozco exactamente lo que quiero, la idea fundamental nunca me abandona, sino que más bien crece y surge ante mí. Veo y oigo el cuadro en toda su extensión y dimensiones, presentándose ante mi mente en su forma precisa y quedándome así la labor de escribir, la que es rápidamente realizada cuando dispongo de tiempo, ya que a veces sigo otra obra, pero nunca confundiéndola con otra.
Me preguntará usted de donde provienen mis ideas. Esto no puedo decirlo con certeza. Ellas llegan no convocadas, en forma directa o indirecta. Las puedo aprehender con mis manos, afuera, al aire libre, en los bosques, mientras camino, en el silencio de la noche, muy temprano por las mañanas, incitado por los estados de ánimo que son traducidos en palabras por el poeta, y por mí en tonos que suenan, rugen y me invaden, hasta que los haya plasmado en notas.
Diálogo con Beethoven
Autor: Daniel Levy
Edición de Academia Internacional de Eufonía
www.academyofeuphony.com
Se puede adquirir en:
Mandala Ediciones
www.mandalaediciones.com
C / Treviño 9 - bajo izquierda
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Tel.: 91 755 3877
Beethoven: Sonatas para piano ns. 5, 8, 14, 32 y Adagios de las ns. 1 y 3. Daniel Levy, piano. 2 CD (Edelweiss)
www.edelweissemission.com
Foto: “El libro tiene su núcleo en un diálogo imaginario, más allá del tiempo y del espacio, pero que tiene respuestas fidedignas suyas, sin nada que se acerque a lo fantástico”, afirma el pianista Daniel Levy
Crédito: © Noah Shaye