Considerado como uno de los directores más destacados de su generación, Cristóbal Soler desarrolla una trayectoria formada por un amplio repertorio, tanto sinfónico como lírico. La crítica ha destacado su carisma y profundidad interpretativa, además de una precisa y consolidada técnica de dirección, fruto de una formación sólida en Viena y Munich, estudiando el gran repertorio centroeuropeo de los siglos XIX y XX de la mano de grandes directores como Nikolaus Harnoncourt, Wolfgang Sawallisch, George Prêtre, Vladimir Fedoseyev o Mariss Jansons.
Sorprende la nómina de grandes batutas. ¿Qué le aportaron dichas personalidades?
Fueron mis años de formación en Munich, con el Master de dirección orquestal y en Viena, como director asistente, invitado por la Wiener Symphoniker. Después puntualmente en Graz y Zurich. De ellos aprendí la construcción de un sonido compacto y rico a partir de los graves, como un órgano, unido a su tradición y repertorio, desde Haydn y Mozart, y luego de Beethoven a Bruckner, con un tipo de distribución orquestal para un determinado tipo de sala, y un gesto preciso, solo al servicio de la partitura.
Adivinamos que la creación de ese sonido orquestal lo quiso aplicar nada más regresar a España…
No imaginaba que el Teatro de la Zarzuela me nombrase director titular, cargo que ocupé de 2010 a 2016. Una vez instalado, tomé conciencia de la responsabilidad que supone equilibrar el peso de la tradición y la nueva aportación de lo aprendido en Centroeuropa. Apliqué toda mi experiencia, desde un estudio pormenorizado, con la búsqueda de las fuentes originales, hasta la creación de ese sonido rico y elegante para poner en valor, defender y divulgar la zarzuela con el máximo rigor y calidad. Creo que se hizo una aportación muy sólida con recuperación de títulos, refrendada por premios y menciones nacionales e internacionales.
¿Difícil evitar el encasillamiento tras su etapa de seis años en el Teatro de la Zarzuela?
La Zarzuela es nuestro patrimonio lírico más preciado. Debemos protegerlo y ofrecerlo a las nuevas generaciones convenientemente actualizado, siguiendo un criterio riguroso, empezando por la revisión y edición crítica de las partituras hasta una cuidada interpretación. Dicho esto, conviene alternarlo con otros repertorios. Somos muchos los directores que evitamos el encasillamiento, porque cualquier etiqueta es reductora y un lastre que nos impide abordar otros repertorios. Otra opción muy respetable es la especialización voluntaria en un determinado género o época. En mi caso, trato de equilibrar el repertorio sinfónico con el lírico. De esa alternancia ambos géneros se benefician mutuamente.
Conviene destacar su firme compromiso con las nuevas generaciones de músicos…
Compromiso con las nuevas generaciones y también con la sociedad a la que van destinados distintos proyectos de empleabilidad, que sean sostenibles. Trato de llevar esta fórmula, tanto en varios ciclos de la SMR de Cuenca como ahora con el nuevo Festival CullerArts, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Cullera, donde hemos creado el I Concurso Internacional de Violín. El compromiso con los jóvenes directores, instrumentistas y compositores es de vital importancia para el futuro musical de nuestro país. Debemos aconsejarlos y darles oportunidades acordes a sus posibilidades. Para mí es un placer trabajar con jóvenes orquestas y con nuevos creadores.
Entre sus próximos proyectos figura de nuevo zarzuela, opera y conciertos…
Por lo ya expuesto, es vital esa alternancia. Gracias a la colaboración entre Patrimonio Nacional y la ORTVE, presentamos este año el proyecto ¡Zarzuela ahora! con dos conciertos: el primero, “Preludios, coros e intermedios”, programado este 6 de julio en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Quería alternar páginas célebres con otras menos frecuentes y alguna hasta inédita, que supone siempre un acontecimiento esperado. Queda todavía mucho repertorio de zarzuela por descubrir. El segundo programa que dirijo, “Anatomía de la Zarzuela”, antología de romanzas y dúos (con Lorena Valero y Sebastià Peris), será el próximo 8 de septiembre, en el Palacio de Aranjuez, y el 12 y 13 en el Teatro Monumental, donde se llevará a cabo las grabaciones. En el Palau de Valencia dirijo el estreno absoluto de una obra de J. Serrano, junto con la Renana de Schumann. En el Auditorio Nacional de Madrid, dirijo al PluralEnsemble con la Sinfonía n. 4 de Mahler, obra con la que regresaré de nuevo a Valencia. Con la Orquesta de Extremadura abordo la Sinfonía n. 1 de Walton y el Concierto para flauta de Nielsen, junto con un estreno: Nocturno Sinfónico de M. Fernández. Igualmente inicio un ciclo de música contemporánea en el Museo de Arte Moderno “Colección Roberto Polo” de Toledo, con obras de nueva creación, y acabo la temporada con zarzuela y ópera: La Tabernera del Puerto, con la JONDE en Valladolid, y Tutore Burlato, de Martín y Soler, en el Palau de Les Arts de Valencia.
www.cristobalsoler.es
por Gonzalo Pérez Chamorro
Foto: El director Cristóbal Soler, uno de los directores más destacados de su generación.
Crédito: © Alex Oltra FSMCV