Recordando a Puccini
Tras el éxito de su primera edición, acaba de convocarse en Roma el II Concurso Internacional de Composición de Música Sacra “Papa Benedicto XVI“, que rendirá homenaje al compositor Giacomo Puccini, en el nonagésimo aniversario de su muerte. De los orígenes de la música sacra y de todos los pormenores del certamen hablamos con el presidente del jurado, el compositor español Lorenzo Palomo.
Le felicito por su nombramiento, Maestro. ¿Cómo le llegó la invitación?
A mediados de junio recibí una invitación del director artístico del Concurso, Angelo Inglese, ofreciéndome la presidencia del Jurado del Concurso Internacional de Composición de Música Sacra de Roma. Me sentí especialmente alagado por venir la invitación de Roma y, sobre todo, por venir de Italia, el país donde tuvo sus orígenes la música sacra y también, sin duda, el país que con más compositores ha contribuido a su desarrollo en la historia de la música. Acepté la invitación encantado.
De la música sacra se habla poco. ¿A qué cree que se debe?
Porque una vez que las cosas dan sus frutos, tendemos a olvidarnos de ellas. Hemos de pensar que la música en si, tal y como la concebimos, tiene sus orígenes en ese gran arte que se llama “música sacra”.
¿Cuál fue el proceso?
Sus primeros signos aparecen con los albores de la cristiandad. Los cristianos necesitaban invocar sus plegarias y las recitaban con inflexiones rudimentarias de la voz. Poco a poco fue naciendo lo que más tarde se llamaría “Canto Gregoriano”, en paralelismo con la música religiosa judía o judáica. La creación del canto gregoriano no se atribuye a ninguna persona en concreto. Este canto es la creación espontánea de muchos pueblos y generaciones, desarrollado durante muchos años. El canto gregoriano es el medio de elevar la plegaria con mayor devoción en las ceremonias y ritos litúrgicos de la iglesia. Es un canto monódico, a capella, sin acompañamiento, que sigue las inflexiones del texto en latín. Es siempre interpretado por voces masculinas. Su nombre se debe al Papa Gregorio Magno, en el siglo VI-VII, que lo recopiló y ordenó.
¿Quién da el siguiente paso en la historia de la música?
El monje benedictino Guido d’Arezzo, que vivió entre los siglos X y XI, creó, entre muchas otras cosas, el tetragrama, donde se podía escribir el canto gregoriano, y creó la notación musical, tomando la primera sílaba de cada uno de los versos del Himno a San Juan:
Ut queant laxis
resonare fibris
mira gestorum
famuli tuorum
solve polluti
labii reatum
Sanctae Iohannes.
Más tarde, para facilitar la articulación del solfeo, se sustituyó en algunos países europeos, como España e Italia, el “ut” por el “do”.
¿Cómo empezó la polifonía?
La polifonía empezó basándose en el canto gregoriano. Sus inicios fueron muy sencillos: consistía en el fácil procedimiento de tomar una melodía gregoriana y se le añadía una segunda línea melódica, situadas ambas a la distancia de octava, de cuarta o de quinta. Así nació el llamado “punctum contra punctum” o “nota contra nota”, posteriormente llamado contrapunto. Luego se fueron añadiendo las demás voces y, poco a poco, nacerían las reglas del contrapunto y armonía. Todo evolucionaba dentro de los estrictos límites de la cultura eclesiástica. La polifonía sacra llegó a interesar de tal manera a los compositores de aquella época que se expandió y desarrolló por toda Europa, y llegó a su apogeo, muy especialmente, con el nacimiento del las grandes basílicas, siendo una de las más importantes la de Nôtre Dame de París, construida a mediados del siglo XIII.
¿Qué pasó después?
La música sacra abrió paso poco a poco a la música religiosa, de campo de acción y de creatividad mucho más amplio. La diferencia entre ambas es que la música sacra queda limitada estrictamente a la música litúrgica de la iglesia y la música religiosa puede basarse en cualquier tema religioso fuera de lo litúrgico. El siguiente paso fue la aparición de las primeras óperas, cuyo argumento se basaba especialmente en temas mitológicos.
¿Qué compositores de la historia podría destacar dentro de la música sacra?
La mayoría de los países de Europa dieron grandes compositores de música sacra o religiosa. Entre tantos citaré solo a los italianos Pergolesi, Palestrina, Frescobaldi, Gabrieli o Orlando di Lasso. De los españoles destacan Tomás Luis de Victoria, Francisco Guerrero o Cristóbal de Morales. Por supuesto, mención especial merece el “padre de la música” Juan Sebastián Bach, que, desde la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, nos dejara el legado más importante de música religiosa de la historia.
Las catedrales de España están repletas de composiciones sacras, que poco a poco se van descubriendo gracias al trabajo y a la dedicación de solo unos pocos. Es necesario que todas esas obras salgan a la luz para enriquecer nuestro patrimonio musical.
El II Concurso de Música Sacra de Roma tendrá a Puccini como protagonista.
Sí. Esta edición del Concurso está dedicada a celebrar el 90 aniversario de la muerte de Giacomo Puccini y la partitura obligada es un requiem para coro a tres voces, viola y órgano, que es la misma formación que utilizara Giacomo Puccini en su Piccolo Requiem, compuesto en 1905 en el cuarto aniversario de la muerte de Giuseppe Verdi. Desde estas líneas quisiera animar a los compositores españoles, especialmente a los de las nuevas generaciones, a mandar sus partituras y participar en este Concurso.
Más información: www.concorsopapabenedettoxvi.com
Por: Elena Trujillo Hervás
Foto: El compositor Lorenzo Palomo, presidente del jurado del Concurso.