El Ciclo ha celebrado su XIX edición con cuatro conciertos, destacando la interpretación de obras de compositores contemporáneos e incluyendo cuatro estrenos mundiales. Únicamente en una de las citas musicales, el órgano del santuario, con sus 4.072 tubos (Gabriel Blancafort, 1977), ha sido el protagonista indiscutible explotando toda su riqueza tímbrica. No han faltado, en esta ocasión, instrumentos melódicos, ya habituales en años anteriores, como el violín, violonchelo, arpa y clarinete, en combinación con el órgano. Para el concierto extraordinario de la fiesta de la Virgen de Torreciudad se contó con el Brillant Magnus Quintet, original formación que conjuga el brillo del metal con la energía de los timbales y el acompañamiento del órgano, creando un ambiente sonoro envolvente. El público ha acudido en mayor número que en anteriores ediciones, lo que refleja una consolidación del Festival.
Se abrió la edición con tres intérpretes de Suecia que ofrecieron un concierto en el que se combinó la madurez artística de la organista Elisabeth Von Waldstein y la vitalidad de las jóvenes Natalia Goldmann (violonchelo) y Natalie Migdal (violín), de 26 y 23 años. Arrancó el programa con Vivaldi: los instrumentos de cuerda utilizaron la partitura original, mientras el órgano siguió la transcripción que realizaría posteriormente Bach. Una de las obras que más llegó al público, por la perfecta simbiosis lograda, fue la conocida Aria de la Suite en re mayor de Bach. Disfrutamos con el lirismo de Mendelssohn y el piano trío “gitano” (como se le conoce popularmente) de Haydn, entre otras obras.
La segunda actuación corrió a cargo del organista de la Basílica del Pilar, Juan San Martín. La Fanfarria de J. Jackson abrió el concierto, a modo de toque o “llamada”, y sirvió de preludio a la entrada propiamente dicha, una marcha de Dupré. Saint-Saëns sorprendió con su Danza macabra, obra que comienza con las doce campanadas, simbolizando la llamada de la muerte. Escuchamos Evensong, de Eastophe Martin, pieza que preparó la siguiente, Catedrales de Vierne. El intérprete la escogió teniendo presente la grandiosidad de la arquitectura del santuario. Como broche de oro del concierto pudo escucharse el Carillón de Vierne.
El Brillant Magnus Quintet, formado por Juan Ignacio Lozano, Luis Martínez y Javier Martínez (trompetas); Carlos Hugo Paterson (órgano) y Eva Mª Sánchez (timbales), protagonizó el tercer concierto. El programa era muy atractivo, con algunas obras muy populares como la Cantata BWV 147 de Bach y el conocido coro del oratorio de Judas Macabeo, “See, the conquering hero comes!”. En esta obra, los timbales adquirieron un protagonismo especial, consiguiendo trasladarnos con la imaginación a la batalla. Durante la actuación hubo alguna pequeña puesta en escena, ya que los trompetistas jugaban con distintas posiciones, situándose de frente entre ellos o abriéndose para dejar paso al solista, lo cual facilitó que el numeroso público que llenaba el templo identificara los dúos, tríos o solos de trompeta. Se creó un ambiente muy especial con la obra de Purcell Sound the trumpet, beat the drum. Completaron el programa obras de Buxtehude, Mouret y Lully, mientras que el conocido Te Deum de Charpentier fue el colofón de un “brillante” concierto.
El Ciclo se clausuró con el trío de clarinete (Justo Sanz), arpa (Mª Rosa Calvo-Manzano) y órgano (Maite Aranzabal). Salvo dos piezas históricas, el resto del programa era repertorio español de los siglos XX y XXI. Hubo cuatro estrenos mundiales, dos de ellos compuestos por la propia arpista: Aragonia, en homenaje al músico Antón García Abril en su 80 aniversario, y Torreciudad, con el carillón del campanario como tema. Tres meditaciones, de Vicente Martínez, caló especialmente en el público. Los asistentes disfrutaron con el Aria de Papageno de Mozart, en la que se logró el carácter travieso de la obra gracias al clarinete piccolo. Se cerró el concierto con Memorias, una obra del gran genio Pedro Iturralde, que hace alusión a su primera gira como saxofonista, donde se describe un recorrido virtual desde la salida del tren en la estación de Atocha, pasando por Lisboa (presencia del fado) y Casablanca (jazz), hasta el regreso nuevamente al lugar de partida.
Por: Mª J. Egido – M. Aranzabal
Fotos: J.E. Estil-les
Foto: El concierto extraordinario de la fiesta de la Virgen de Torreciudad tuvo al Brillant Magnus Quintet como protagonista.