ENTREVISTA
Arcadi Volodos nos habla de su disco Mompou para Sony
Escuchando su Mompou, uno no puede dejar de pensar e intuir, en las piezas más lentas, en Rachmaninov…
Realmente Mompou tenía ciertas influencias de Alexander Scriabin y de Debussy y Ravel, especialmente en sus obras anteriores a Musica callada. Yo he querido mostrar con este disco el camino hacia la Musica callada, todo su desarrollo vital hasta llegar a esta obra, sin duda su creación más magistral, el resultado final de toda una vida de búsqueda. La escribió durante dieciséis años. Es una música que hasta no penetrar en ella, uno no percibe la dimensión metafísica que contiene.
¿Cuál fue el camino que le ha llevado a Mompou?
Fue en casa de un amigo, Adolf Pla*, en Barcelona, escuchando los discos grabados por el propio compositor de su obra pianística (para el sello Ensayo, años setenta), en los que descubrí el ligero impresionismo y toda esta nostalgia, poesía y tristeza que contiene. Me gustó muchísimo. Mucho más adelante, años más tarde, me encuentro con la Musica callada, otro nivel absolutamente distinto para comprender a Mompou, muy diferente a aquella música que escuché en su día. Como ya le he dicho, Musica callada es una cosa aparte… Con su propio componente filosófico, pero que nada tiene que ver con la filosofía europea, tal vez tenga vinculación con la filosofía oriental, quizás budismo. Lo que le interesa a Mompou es justamente destruir la dualidad entre las diferencias que hay entre el sonido y el silencio. Para él, el sonido y el silencio son la misma cosa. No se sabe, en Musica callada, donde comienza el silencio o donde se acaba el sonido…
Casi podríamos decir que hay más silencios que sonidos…
Sí, exactamente. Y no es casualidad que, después de Musica callada, apenas escribió más música, a pesar de vivir bastantes años. Sinceramente, después de Musica callada no se podía escribir nada más.
Es una música, la de Mompou, maestro, que no se debe de encontrar cómoda en el mundo a toda prisa que vivimos…
A día de hoy se necesita reflexionar para llegar a lo más profundo de esta obra, que le habla al cerebro y al corazón. Pienso que la gente, y no solo hoy en día, tiene miedo a quedarse sola en su silencio y descubrir realmente que son. Desconfían del silencio, hasta en sus casas encienden todo tipo de cosas que generan “compañía” sonora, como una televisión, radio o dispositivos electrónicos digitales. La verdad, todo esto está muy lejos del concepto de Mompou. Estar solo, aislado, reflexionando, hoy en día no es muy común.
Mompou, a pesar de ser español, no se le asocia a los grandes compositores españoles que escribieron para el piano…
Está aparte de ellos, si se refiere a Falla, Granados o Albéniz. Mompou buscó durante toda su vida el silencio en la música, ese “sonido metálico”, como él llegó a decir, “el acorde metálico”, y en lugar de complicar progresivamente su música, como sí hicieron en parte los otros compositores, Mompou se volvió cada vez más minimalista, menos complicado. De hecho, y esto es muy importante, hay momentos en Musica callada que da la sensación de que la música no está compuesta. Es una música que a Mompou le venía de arriba, fluida, simple y profunda, aunque no parece que hubiera tenido un proceso complejo de composición. Está, y no solo por el título y la vinculación con la poesía de San Juan de la Cruz, en un estado absoluto de elevación espiritual, en un completo misticismo. Da la sensación que esta música existía antes de nuestro universo.
Es una música que por momentos parece estar improvisada, no escrita…
Las personas que lo conocieron siempre hablan que Mompou trataba, al componer, de buscar una sonoridad, buscaba una armonía durante horas. Buscaba y buscaba hasta encontrar el color tan especial que tiene su música.
De ahí otra conexión con Messiaen…
También… Y en la Musica callada se pueden encontrar referencias, pero es una música que se mueve en sí misma, no hay nada externo, no busca conexiones, es, simplemente, Mompou en un estado absoluto de elevación y simplicidad, sin nada más que lo “contamine” del exterior.
Esta es una música compleja para el pianista, que encuentra tantos silencios como notas…
Hay que olvidar la estructura, olvidar todo lo que se ha aprendido en la tradición europea musical, para entendernos. Para comprender esta música, hay que combinarla con las místicas poesías de San Juan de la Cruz, no hay que leer la partitura como única vía para entender y tocar esta música.
Si a los compositores españoles les cuesta que los interpreten pianistas no españoles, Mompou aún está más olvidado…
No entiendo como no se toca más a Mompou. Aunque entiendo que es muy difícil entenderla, no es una música que esté escrita para ser escuchada, no va en la línea progresiva de creación-interpretación-audición. Los pianistas debemos de subir una gran montaña para acceder a esta música, a cambio de descubrir un pequeño río que produce este pequeño sonido del silencio. Es completamente otro camino, si se compara con otras músicas. Es un estado de consciencia, es “música callada, soledad sonora”.
Pero este disco conlleva que interprete Mompou en vivo, y habrá alguna sala demasiado grande para interpretarlo…
Bueno, en principio no importa mucho que la sala sea grande, lo importante es si hay conexión o no hay conexión con el público. Desde luego es más difícil tocarlo en una sala grande. Tal vez sea más idóneo tocarlo en casa, solo, o acompañado de dos personas, en absoluta oscuridad. Pero tenemos un deber de difusión de esta música que amamos y debemos interpretarla en vivo ante el público.
¿Qué compañía en un recital sería buena para Mompou?
Pues creo que todas… Como le decía anteriormente, Mompou es una cosa aparte, y como tal, se encuentra bien con cualquier compañía, se puede combinar con muchos compositores, con los clásicos (se adivinan Schubert o Chopin) o los impresionistas, naturalmente.
¿Qué respuesta cree que tendrá el público ante este disco, especialmente en lugares donde apenas conocen a Mompou, aunque sí conozcan a Volodos?
Para mí, lo más importante es si logro que la gente que desconocía esta música, la descubra. Mi intención, a la hora de grabar este disco, era precisamente esa, que tenga una verdadera función y utilidad, que el disco sirva para algo más que la audición placentera. Es la respuesta a la pregunta de qué puedo hacer yo por la música. Hoy en día, de cada obra más o menos en el repertorio, puede haber una centena de versiones discográficas, por lo que el intérprete actual tiene mayor responsabilidad que el intérprete que grababa la obra por vez primera.
En el disco también hay dos canciones de Mompou transcritas por usted**, algo que le gusta hacer habitualmente…
Sí. Cuando escuché estas canciones me encantaron. Una de ellas se la escuché a Victoria de los Ángeles, acompañada por Mompou. Me gustan tanto estas canciones, son tan nostálgicas y tristes, tanto el texto como la música, que no dudé un momento a la hora de plantearme la transcripción para piano solo.
Tras este Mompou ¿qué es lo próximo para Sony?
A veces me preguntan si voy a grabar lo que interpreto en concierto. Muchas veces no tiene nada que ver, solo grabo si deseo grabarlo. El que interprete obras en vivo no significa que quiera grabarlas posteriormente. Ahora quiero descansar del estudio de grabación. Cuando regrese, tal vez Schubert o Schumann.
Gracias. Estaremos atentos.
* Adolf Pla es pianista. Ha grabado la obra completa de Mompou (La Ma de Guido).
** Damunt de tu només les flors (1942), Hoy la tierra y los cielos me sonríen (1970).
Gonzalo Pérez Chamorro
Foto: El pianista ruso posa en el Palau Güell de Gaudí, donde se realizaron las bellas fotografías que ilustran el disco.
Acred: José Alvarado