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Anna Petrova

El alma eslava de una pianista

Junio 2022

Scriabin, Rachmaninov, Prokofiev y Pancho Vladigerov como bis… Uno pensaría que es un disco para una virtuosa, pero este Slavic Heart está repleto de momentos ensoñadores donde la pianista es una narradora y una poeta… ¿Por qué esta selección y por qué está motivada?

La motivación es puramente personal, es el viaje musical de mi vida. Con Slavic Heart, mi cuarto disco y primero en solitario, quería grabar la música que más amaba; obras con las que sentía que tenía algo especial y distinto que decir. Son como un autorretrato, porque las he tocado en muchos momentos cruciales de mi carrera y son representativas del cruce de culturas que hay en mí. Aprendí la Sonata de Scriabin con 15 años y recuerdo lo hipnotizada que estaba con el primer movimiento. Me encantaba cantar y tocarla mientras practicaba en mi casa de Plovdiv (Bulgaria); con ella gané una importante beca en Holanda, donde hice recitales y trabajé con Friedeman Rieger, que con esta obra me abrió un mundo de posibilidades expresivas. Por otra parte, escuché por primera vez las Variaciones de Rachmaninov en Ohrid (Macedonia del Norte), donde asistía a las clases magistrales de Boris Romanov. Las aprendí a los 16 años, en un desafío que mucha gente pensó que no lograría, y las toqué en muchos concursos con buenos resultados. Una integrante del jurado de un concurso en Sofía me dijo: “Anna, no sé si es bueno interpretar estas piezas tan joven. ¿Qué vas a tocar cuando tengas 30 años?”. Es divertido porque la respuesta es: “¡todavía esta pieza!”.

Y nos quedan Prokofiev y Vladigerov…

La Sonata de Prokófiev es una pieza exigente, que escuchaba en la grabación de Simon Trpceski, amigo y fantástico pianista. Cuando me graduaba en la Manhattan School of Music, decidí tocarla en mi recital. La devoré en pocas semanas y la he interpretado en ocasiones relevantes, como en el Concurso Queen Elizabeth en Bélgica, donde fui semifinalista, y en una gira por China y Chile. Prokofiev es uno de mis compositores preferidos, he interpretado sus Conciertos ns. 1 y 3 y gran parte de su música de cámara. Lo siento cerca por su sensibilidad, lirismo, sarcasmo… Vladigerov es nuestro héroe de la música clásica en Bulgaria. Es el compositor más reconocido en el extranjero, y como búlgara, tenía muchas ganas de añadir el sabor del folclore de mi país. Su música está profundamente arraigada en mí y corre por mis venas. Me encanta el ritmo, el cromatismo parecido al canto microtonal de nuestras canciones populares; creo que esta pieza captura un lado hermoso de mi gente. Es una representación de mi conexión con la música folclórica.

Se grabó antes de la pandemia, ¿habría cambiado algo si se hubiera hecho ya con la pandemia en nuestras vidas, qué tanto la alteró?

La pandemia hizo que este proyecto fuera mucho más significativo, porque representa mi refugio y mi trabajo más sincero e íntimo. La publicación se retrasó, pero mis razones para presentarlo se hicieron mucho más fuertes. Ahora, con la guerra de Ucrania, con sus atrocidades y devastación, este álbum es una defensa de la cultura y los artistas eslavos al mostrar la hermosa mezcla de Oriente y Occidente. Espero que también sea un recordatorio de que el arte trasciende las fronteras y las diferencias de los pueblos. Me solidarizo con los músicos rusos que han sido sancionados por algo que no defienden, no creen y no quieren. Y son la mayoría. Con suerte, este disco hace pensar que Rusia y su cultura son mucho más que sus líderes políticos, al igual que la de EE.UU o España es mucho más que sus dirigentes.

¿Cuáles son sus proyectos artísticos actuales y futuros?

Los conciertos aumentan y estoy ilusionada por presentar Slavic Heart en una gira en Nueva York, Washington DC, California… En Europa tocaré el Concertino de Karel Husa en el Festival Mundial de Música de Viento de Praga en julio. Además continuó con la violista Molly Carr, en una gira por Israel (Carr-Petrova Duo). Con Iris Trio, junto a Carr y la clarinetista Christine Carter, estaremos de gira por Canadá con el Proyecto Tierra, una iniciativa artística interdisciplinaria, con obras del pianista y compositor de jazz Florian Hoefner y poesías de Don McKay, que pone el foco en nuestro planeta y en sus relaciones de interdependencia fusionando música y poesía.

Ahora enseña tanto en la Universidad de Louisville como profesora invitada en diferentes escuelas, siendo una de ellas la de Musical Arts Madrid. ¿Cómo encaja la docencia en tu camino artístico y creativo?

Me incorporé a la enseñanza de nivel universitario con 25 años y soy profesora a tiempo completo en la Universidad de Louisville. Me ha convertido en una música más reflexiva y me aporta mucho. Estoy muy ocupada, pero soy más creativa cuando tengo una agenda más intensa. Ayudar a un artista a crecer, desarrollar un sentido estético y encontrar su propia voz es lo que más valoro. Además, me ha enseñado a priorizar, potenciar y apreciar mis cualidades.

Y qué puede decir a los lectores sobre la pequeña pieza de Vladigerov, la sexta de sus Acuarelas Op. 37

Espero que descubran la música de Vladigerov, lo tiene todo para satisfacer a un pianista o a un melómano. Hay mucho virtuosismo, pero también conmovedora melancolía y lirismo. Si a eso agregas la hermosa métrica irregular de 5/8, 7/8 o 9/8, obtienes una mezcla muy especial y única. Es como un pequeño bombón para cerrar una comida equilibrada y variada.

Muchos lectores pincharan en sus plataformas digitales para escuchar esta grabación, ¿por dónde deben comenzar?

Dejo a ellos que decidan… El álbum se puede adquirir en mi web, en Amazon, iTunes y a través de la web del sello Solo Musica.

por Gonzalo Pérez Chamorro

http://anna-petrova.com

https://solo-musica.de/en/anna-petrova-slavic-heart

Foto: La pianista Anna Petrova ha grabado Slavic Heart, un disco con obras de Scriabin, Rachmaninov, Prokofiev y Pancho Vladigerov.
Crédito: © Iberkonzert

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