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Anika Vavic

La sacerdotisa de Scriabin

noviembre 2014

De niña prodigio en Belgrado a reconocida pianista internacional. Desde su debut como concertista a los ocho años, una larga lista de triunfos profesionales, a ambos lados del Atlántico, han consolidado a Anika Vavic como aclamada pianista en las salas de conciertos más famosas del mundo: Carnegie Hall de Nueva York, Kennedy Center de Washington, Concertgebouw de Amsterdam, Mozarteum de Salzburgo, Royal Albert Hall de Londres, Musikverein y Konzerthaus de Viena, entre otras. Su virtuosismo, expresividad y claridad de articulación han recibido el aplauso de sus colegas y las más importantes batutas de la actualidad no han escatimado elogios para ensalzar a la pianista serbia: Mariss Jansons y Zubin Metha la consideran una pianista de extraordinario talento; Ozawa destaca su hermosa forma de tocar y gran técnica. Daniel Barenboim ha dicho que posee el gran don de tocar el piano sinfónico, como si varios instrumentos estuvieran tocando al mismo tiempo. Quien la haya escuchado alguna vez interpretando a Prokofiev, difícilmente podrá olvidarla. Su debut en los Proms con la Filarmónica de Londres y Vladimir Jurowski (agosto 2013) fue saludado con una verdadera aclamación, tanto del público como de la crítica, que habló de su interpretación como algo excepcional (Tim Ashley, The Guardian) y la llamó “poetisa de la música”. La prensa alemana ya la ha bautizado como “la sacerdotisa de Scriabin” (Christian Strehk, Kieler Nachrichten). A escasos días del 2015, año en el que se celebra el centenario del nacimiento de Scriabin, Anika Vavic habla para RITMO con la sencillez y la amabilidad que la caracterizan.

De niña prodigio en Belgrado a alumna más joven de la Universidad de Música y  Artes Escénicas de Viena, ¿existía tradición musical en su familia? ¿Cómo decide  que quiere ser pianista?

Existía tradición de cantantes de ópera por parte de madre. Y, sobre todo, había muchos pintores en la familia. Se respiraba un ambiente muy artístico, pero no había pianistas. Comencé a tocar el piano por casualidad, porque mi padre trabajaba en el extranjero y mi madre también trabajaba en Belgrado, así que como no tenía con quién dejarme, me mandó a la escuela de música (risas). Así empezó todo… Después llegaron los premios y fue muy gratificante, y con 13 o 14 años me di cuenta que no podía vivir sin música, y que esta sería mi baby

La prestigiosa beca de la Fundación Herbert von Karajan, el premio Steinway, el premio a la mejor interpretación de Haydn, ¿qué significaron esos galardones al inicio de su carrera?

El premio a la mejor interpretación de Haydn se tradujo en muchas invitaciones para interpretar a los Wiener Klassik, repertorio que me encanta y que sigo tocando regularmente. Y el Steinway fue un gran comienzo, porque generó un mayor interés hacia mí.  

Otro momento muy especial fue ser elegida como solista del prestigioso Ciclo de conciertos Rising Stars, por recomendación de la Musikverein y el Konzerthaus de Viena.

Sí, ese reconocimiento supuso el despegue de mi carrera. Gracias a este ciclo, pude aparecer como solista en los principales escenarios internacionales. Además, por  primera vez en el marco del Rising Stars, la Musikverein produjo con la ORF (Radio austriaca) un CD con el programa de conciertos. Y eso fue algo fantástico, porque tuvo gran repercusión en la prensa internacional, de la que recibí muy buenas críticas. O sea, que fue una estupenda tarjeta de visita. Y recibir el premio nacional de música, que el Parlamento austriaco otorga a las mujeres por sus logros artísticos, fue también muy importante.

Ha trabajado con casi todos los grandes directores de orquesta actuales, pero ¿existe una sintonía especial con Gergiev?

Es un hombre fascinante, muy inteligente y un verdadero mago en el pódium. Toco con mucha frecuencia con Gergiev. Y compartir escenario y tocar con él es siempre una experiencia única. Nunca te sientes aislada como solista en el escenario sino que notas la fusión con la orquesta. Tocar con Gergiev es algo mágico.

Precisamente con Gergiev y la Orquesta del Teatro Mariinsky está realizando los estrenos del Concierto para piano n. 4 de Rodion Shchedrin. ¿Qué destacaría de esta obra?

El primer estreno que hicimos de esta obra fue su estreno ruso en el marco del White Nights Festival de San Petersburgo. De hecho, fue idea de Gergiev tocar a Shchedrin, aunque, en realidad, Gergiev me había propuesto otro concierto de Shchedrin, pero cuando me reuní con Shchedrin en Munich, él llegó con la partitura del Cuarto Concierto. Este concierto fue un encargo de Steinway y se estrenó en 1992 en Nueva York, pero pocas veces se toca por su dificultad, porque es un concierto muy virtuoso, muy lírico, con mucho colorido y frases à la Chopin y en la parte final es como si explotara en una fiesta religiosa con campanas incluidas, y es una especie de éxtasis con una orquesta enorme, campanas y un piano muy virtuoso. Luego hicimos también otros estrenos como el estreno austriaco en el prestigioso Carinthischer Sommer y estamos en conversaciones para próximos estrenos en el futuro.

Con Mstislav Rostropovich, estudió las Sonatas y Conciertos para piano de Prokofiev y Shostakovich. ¿Cómo era Rostropovich como profesor?

Como profesor era muy estricto, pero era un músico excepcional con el que aprendí muchísimo y al que estoy muy agradecida. Con él hablaba sólo en ruso, porque era su idioma y quería hablar con él en su idioma. Estudiando con Rostropovich tenía la sensación de conocer las obras de primera mano, porque, por ejemplo, tocaba una obra de Prokofiev y él me comentaba lo que el propio Prokofiev le había dicho a él, o los comentarios que había hecho al escuchar una grabación de esa obra. Y eso es un auténtico privilegio y algo impagable, que no puedes leer en un libro de historia de la música.

Aunque su repertorio es asombrosamente amplio y va desde el barroco y el clasicismo vienés hasta la música contemporánea, tiene una atracción especial por los compositores rusos… 

Obviamente, mi trabajo con Rostropovich me marcó mucho en ese sentido. Y por supuesto también me gusta mucho tocar a Rachmaninov, aunque Rostropovich no me explicara sobre sus encuentros con él (risas). También estudié mucho los Conciertos para piano de Tchaikovsky con Lázar Berman. Me gusta ese repertorio, pero naturalmente también toco Mozart y Beethoven, los grandes hits del repertorio pianístico.

Su interpretación del Concierto n. 3 de Prokofiev recibió el elogio unánime de la crítica, que calificó su interpretación como excepcional…

En mi opinión, el compositor es el verdadero protagonista de ese Concierto. El idioma musical de Prokofiev me resulta muy familiar porque lo toqué por primera vez cuando tenía doce años. Y desde entonces, sigo enamorada de su música… Creo que a Prokofiev no se le tiene que tocar muy forzado, ni aportar demasiadas cosas, porque su música ya es inmensa por sí sola, quiero decir, que no creo que yo tenga que ayudar a Prokofiev para que suene mejor su obra, porque ya es por sí sola una obra maestra, y está muy bien escrita.

Otra de sus señas de identidad es su ponderada interpretación de Scriabin, recientemente ha obtenido un gran éxito en Alemania, tocando su Concierto para piano con la Filarmónica de Munich y Paavo Järvi. 2015 es el año Scriabin ¿Tendremos oportunidad de verla en España tocando su Concierto para piano

Scriabin revolucionó la tonalidad, la armonía… Cuando interpretas a Scriabin te pierdes en esos colores, en esa arquitectura… Esto es precisamente lo peligroso a la hora de interpretarlo. Su elegancia compositiva y buen gusto me recuerda a Ravel. Y su Concierto para piano es un concierto muy romántico. Naturalmente, se nota también la influencia que la Filosofía tuvo en este compositor, algo que hay que conocer a la hora de tocar sus obras. No se puede interpretar bien a Scriabin si no se conoce la pintura del joven Kandinsky, porque hay una estrecha relación entre ambos, de la misma manera que no se puede tocar a Beethoven sin haber leído a Goethe. Coincidiendo con la celebración de su centenario en el 2015, Scriabin se ha puesto de moda. Y haré varias interpretaciones de su Concierto para piano; lo tocaré, por ejemplo, con la hr-Sinfonieorchester dirigida por Gustavo Gimeno, abriré también la temporada en Estrasburgo con este Concierto, y luego vendrán otros conciertos en Alemania, y en el Konzerthaus de Viena, pero lamentablemente, de momento, no tengo ningún concierto confirmado en España.

www.anikavavic.com  

Foto:: La pianista Anika Vavic, “poetisa de la música” (Tim Ashley, The Guardian).
Acred: CHRISTINE DE GRANCY 

Por: Lorena Jiménez

 

 

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