Gewandhausorchester Leipzig / Andris Nelsons
Solista: Baiba Skride (violín)
Obras de Bruckner, Shostakovich, Tchaikovsky
Miércoles, 22 de mayo, 19.30h
Jueves, 23 de mayo, 19.30h
Auditorio Nacional de Música (Sala Sinfónica)
El concierto del día 22 está dedicado al
90 aniversario de RITMO
www.ibermusica.es/es
LA BUENA MÚSICA
por Alfonso Aijón
Tras su último concierto en Madrid el pasado mes de mayo, Nelsons y el equipo de Ibermúsica compartieron una cena muy agradable… Tras ese encuentro, el recién estrenado Kapellmeister de la Gewandhaus debía coger un avión para volar a Londres, donde a la mañana siguiente tenía programado un ensayo en el Covent Garden. La cena se alargó entre el recuerdo de anécdotas de sus citas anteriores en Ibermúsica, los brindis por su recién nombramiento y por el concierto que había ofrecido junto a la orquesta de Leipzig aquella tarde. Tras la sobremesa, el maestro se dirigió al aeropuerto, pero por problemas técnicos no pudo subirse al vuelo que tenía programado, lo cual hacía peligrar su ensayo mañanero al día siguiente. Era casi medianoche cuando Nelsons llamó al equipo de Ibermúsica pidiendo ayuda y rápidamente se hicieron las gestiones pertinentes para localizar un jet privado que le llevaría a la capital británica a tiempo para levantar la batuta puntual. Uno de nuestros objetivos y mayor motivo de orgullo y alegría es poder responder con nuestra gestión ante este tipo de imprevistos y contribuir a que los grandes directores e intérpretes, como Andris Nelsons, puedan dedicarse en exclusiva a lo que más nos gusta, la buena música.
50 AÑOS
por Llorenç Caballero
Tras haber sido presentado en España por Ibermúsica en el año 2011, junto a la City of Birmingham Symphony, el que fuera trompetista, tenía apenas 33 años y desde entonces, Nelsons ha mostrado una carrera en continuo ascenso que le ha llevado al frente de agrupaciones como las Filarmónicas de Berlín y Viena o de la Orquesta del Festival de Lucerna, con la que también visitó el ciclo de Ibermúsica en 2015. Destacado por sus interpretaciones sólidas, enérgicas y dotadas de una gran fuerza comunicativa, tras haber sido nombrado en febrero de 2018 el Kapellmeister número 21 de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, un bastión de la cultura musical alemana tras 275 años de historia, fue un verdadero honor poder festejar este nombramiento de nuevo en nuestro ciclo con dos conciertos que clausuraban la pasada temporada.
Este mes de mayo y justo antes de emprender una extensa gira asiática, la Gewandhausorchester y Nelsons vuelven a Madrid, siendo este el único destino europeo en el que presentarán los dos monumentales programas que incluyen las Quintas de Bruckner y Tchaikovsky. Es también un motivo de orgullo para nosotros poder homenajear a otra institución musical de larga tradición como es la revista RITMO, en una de estas citas tan esperadas que son, además, preámbulo a otro gran aniversario, el del medio siglo de Ibermúsica.
MÚSICA CON ALMA
por Pedro González Mira
Pronto vamos a tener la oportunidad de volver a ver en acción a Andris Nelsons. Lo que, al menos para quien esto escribe, supone un acontecimiento musical. Hará un repertorio muy testado ya en su carrera, aunque en el caso de Bruckner el interés se multiplique por las propias expectativas que crea una obra como la que ha escogido, la Quinta Sinfonía, quizá la que más esquinas y dificultades interpretativas encierra en la serie completa. Sueño ya con ese concierto.
Como cada vez más me sitúa en vigilia permanente la mayoría de los directores de la generación de Nelsons, un insomnio producido fundamentalmente por el aburrimiento que produce o bien escuchar siempre lo mismo de la misma manera o bien determinadas indigestiones de heterodoxia mal explicada, cuando no sencillamente entregada de manera suicida por pedante o falsamente diferenciadora: las ocurrencias de algunos sobre los podios cada vez alcanzan límites más estomagantes.
Lo de Nelsons es otra cosa. Le sigo a través de múltiples enlaces multimedia de sus conciertos con la Boston Symphony y, como les sucede a todos, claro, hay repertorios con los que se siente más a gusto y otros con los que no tanto, seguramente por ser impuestos por la dictadura de las series de abono. Sin embargo, rara vez decepciona cuando dirige la gran música orquestal romántica y postromántica, así como cuando realiza su trabajo desde el foso operístico. A mi juicio, y sobre todo para mi manera de entender la interpretación musical, se trata de uno de los mayores talentos de su generación, sino del mejor, lisa y llanamente. ¿Por qué?
La respuesta es sencilla: porque es un director que no hace trampas; que tiene la técnica y la capacidad de entregar lo que ve en el interior de la música, dejando para luego, si es que le pueda estimular, los envoltorios. Es lo que me ha parecido al escucharle Mahler o Brahms, o Lohengrin, y unas cuantas cosas más: un maestro con alma. Cada vez quedan menos así.