Quien fuera nuestra portada en abril de 2018, el pianista Álvaro Cendoya, alcanzó la espectacular cifra de más de un millón de descargas por streaming de su grabación del piano de Manuel María Ponce (Fresnillo, Zacatecas, 8 de diciembre de 1882 - Ciudad de México, 24 de abril de 1948), para el sello Grand Piano. Actualmente, con el paso del tiempo, la cifra ya ha subido a dos millones, lo que nos da una idea de la buena acogida internacional que está teniendo esta integral, que justo cuando se celebra el décimo aniversario de Grand Piano, en los fastos del sello se publica la tercera entrega del piano del compositor mexicano, con la inclusión de la primera grabación mundial de la pieza Vespertina, casi cinco minutos deliciosos que ya están disponibles en todo el mundo.
Llegamos a un tercer volumen de la obra pianística de Ponce, lo que parecía una quimera hace unos años va tomando forma como proyecto sólido…
Es cierto, ya que he dedicado mis últimos cinco años a la preparación de este disco, con el contraste entre los Estudios de concierto, obras de juventud y que se inscriben en la tradición del gran virtuosismo que floreció en el siglo XIX y las Veinte piezas fáciles, escritas ya en 1939 con el subtítulo “Para los pequeños pianistas mexicanos”, adaptaciones pianísticas de cantos y danzas populares, abarcando desde música indígena, el internacionalmente famoso Cielito lindo, o los cantos de la Revolución mexicana entre 1910 y 1920: La cucaracha, La Valentina y La Adelita. Todo el conjunto viene a ser un bello ejemplo de nacionalismo musical, del cual Ponce fue su iniciador. La primera pieza de cada disco es quizás la que más me cuesta decidir, esta vez he incluido un estudio que no pertenece a la colección de sus Estudios de concierto, que en realidad es una difícil transcripción del famoso del Estudio Op. 70 n. 1 de Moscheles, donde Ponce traslada la parte de la mano derecha a la mano izquierda. Y he tenido el honor de grabar la pieza Vespertina como primera grabación mundial.
Esta vez ha grabado este volumen en un Auditorio, en Musikene, en lugar del habitual estudio de grabación…
Musikene, muy amablemente, me ofreció la posibilidad de llevar a cabo la grabación en su Auditorio con un magnífico Bösendorfer Concert Grand. Al haber grabado siempre en estudios, al principio fue una sensación extraña, pero poco a poco, la amplitud del escenario o el patio de butacas aún vacío me ayudaron a que todo el proceso de la grabación fuese lo más parecido a sentirme en un recital en vivo y olvidarme del micrófono, con su papel de juez que no perdona imperfecciones técnicas (para mí nunca “fallos”). Creo que es la grabación en la que más he disfrutado de todas las anteriores.
El ingeniero de sonido ha sido una parte importante en este proyecto…
Creo que a menudo se subestima la importancia que tiene el ingeniero de sonido en una grabación. Este es el tercer disco que grabo con Mikel F. Krutzaga; es indispensable, en mi caso, partir de una confianza absoluta en quien va a ser el que va a saber plasmar de la mejor manera posible todas las horas de trabajo y el esfuerzo final que supone una grabación. Durante la grabación hay también momentos poco agradables, de dudas, pasajes que en ese momento no salen como en casa, debido a acústicas diferentes, y es ahí donde un ingeniero de sonido es capaz de solucionar cualquier tipo de problema. Por ejemplo, la versión en este disco del brillante Estudio “Juventud”, dedicado a la técnica de las octavas, tiene poco que ver con la que yo había venido trabajando todo este tiempo en la última sesión de grabación, habiendo discrepado con Krutzaga por no haber quedado satisfechos de la versión anterior. Esta es el ejemplo de hasta qué punto un ingeniero de sonido atento puede solucionar un problema que el intérprete no puede por sí solo.
Precisamente, esta nueva entrega de la integral del piano de Manuel Ponce sale al mercado cuando el sello Grand Piano cumple su décimo aniversario…
Nunca pensé que me vería envuelto en el proyecto de grabar una integral de la obra pianística de algún compositor y menos tan extensa como la de Manuel Ponce, por hasta un total de 8 discos; siempre mi agradecimiento a Klaus Heymann, fundador de Naxos, quien de una manera casi inmediata y en dos mails muy cortos, me dio la oportunidad de llevar a cabo el proyecto musical más importante de mi vida. El hecho de ir aprendiendo todo un repertorio nuevo y muy complejo, como es toda la música de Ponce, me está ocupando más tiempo del que pensé en un principio. Cuento con toda la ayuda logística del profesor Paolo Mello en cuanto a manuscritos, ediciones agotadas o escritos del compositor. También mi enorme agradecimiento a Astrid Angvik, directora del sello discográfico de Grand Piano, que como dice precisamente este año cumple su décimo aniversario, con la que continuamente mantengo una relación profesional muy seria y de mutua confianza; con una persona así, el proyecto Ponce ha resultado más sencillo de lo que a priori podría parecer.
Hace unos años hablábamos en esta revista que usted era el “pianista del millón”, ya que había tenido un millón de audiciones en Spotify de una pieza de Ponce…
Sí, es cierto, y la cifra ha aumentado… La excelente acogida por parte de la crítica de mis dos discos anteriores y de los casi dos millones de Spotify streams que ha logrado Moderato malinconico, una de las piezas de mi anterior álbum, me animan a continuar aún con más ilusión cada día en este proyecto. No cabe duda que al tratarse de un repertorio prácticamente desconocido y no existir casi referencias anteriores a modo de consulta, la responsabilidad es doble, primero de cara al compositor y a toda la cultura e historia mexicanas.
por Gonzalo Pérez Chamorro
www.naxos.com/person/Alvaro_Cendoya/13447.htm
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Foto: El pianista Álvaro Cendoya se encuentra grabando la obra completa para piano de Manuel María Ponce, del que acaba de publicarse el tercer volumen.
Crédito: © Miguel Baena