Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
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Ritmo [EDNcf:Mes] - Núm.

WAGNER: Lohengrin.

 

Domingo, Studer, Lloyd, Welker, Vejzovic.
Coro y Orquesta de la Ópera de Viena.
Dir.: Claudio Abbado.
Arthaus, 100957. (2 DVDs)

 



La crítica

Comentario crítico compartido con el DVD

WAGNER: Lohengrin.
Vogt, Dasch, Zeppenfeld, Rasilainen, Lang.
Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth.
Dir.: Andris Nelsons.
Opus Arte, OA 1071D. (2 DVDs)
 
En el momento de redactar estas líneas hacía unos días que había escuchado por Radio Clásica la versión de Lohengrin del Festival de Bayreuth del último verano. O sea, prácticamente la misma que aparece en este DVD, que procede de la edición del año 2011. Lo que escuché en la retransmisión me gustó a medias; en el caso de este DVD, como además he podido ver, me ha despejado las posibles dudas: esta es una versión que no me interesa nada. La puesta en escena de Hans Neuenfels me ha parecido excesiva, muy pedante, fea e inútil. Desde luego prefiero la muy tradicional de Wolfgang Weber (la del otro DVD aquí reseñado), donde cada cosa es lo que tiene que ser. Lo he escrito mil veces: no soy contrario a las puestas “de autor”; no me asustan las disgresiones. A lo que soy contrario es a la gratuidad y el esnobismo.En Alemania se están volviendo locos con esto de utilizar las óperas de sus grandes maestros como laboratorio para realizar nuevas interpretaciones de su propia historia. Está bien. Pero basta ya; mirarse tanto el ombligo no conduce a nada bueno. En fin, cosas peores están haciendo, y hay que aguantarse. ¿Se salvan, al menos, los cantantes y la dirección musical? Un poco los primeros y algo más la segunda. Annette Dasch es –dicen- la Elsa de hoy. Pues qué pena. A mí me parece una cantante absolutamente insuficiente para este papel. Es cierto que hace lo que puede con mucha entrega, pero el resultado es muy pobre vocalmente. Y su aportación a la sicología del peresonaje, parca; da notas, y no siempre correctamente. Otra cosa es el trabajo de Klaus Florian Vogt. Canta bien, comprende el personaje, da las notas muy bien y tiene buena presencia. Pero a la voz le falta dimensión; no volumen sino dimensión dramática, peso, color ( es muy poco viril). Pero es lo que hay hoy. Los malos Telramund y señora (Jukka Rasilainen y Petra Lang) son eso, bastante malos, y el pajarero de Georg Zeppenfeld está más que cumplido. Por último, la dirección de Andris Nelsons es plausible, a veces tirando a bruta. Pasable y con buenos detalles musicales, en todo caso, aunque sin una idea global clara de lo que quiere decir.
Sale al mercado junto a este otro Lohengrin, una reedición de la versión vienesa de 1990, también en vivo, claro, de Abbado, con Domingo y Studer. Se ve bien (es un Lohengrin con armaduras, cisnes y todas esas cosas), pero lo interesante es lo que se escucha. Claudio Abbado dirige prodigiosamente, pero sin asumir demasiados riesgos dramáticos. Su visión es ultrarromántica, y aunque hace sonar a la orquesta de manera increíblemente hermosa, a veces se le va un poco la mano en determinadas a mi juicio exageradas delicuescencias sonoras. Personalmente prefiero otras opciones; prefiero algo más de confrontación dialéctica en la idea central de la obra, de alguna manera ese insufrible grado de incomunicación física y síquica de todos hacia todos que, a la postre, los conduce a la ruina, el desastre y la muerte. Entiendo que esta ópera es algo más que un canto a los “sonidos azules” de su pasta sonora; hay mucha carne que cortar en los personajes de Elsa y Lohengrin, tan desubicada y confusa ella, tan autoritario y falso místico él. Pero en fin, esta versión sí cuenta con dos cantantes de bandera para la pareja principal. Plácido, tan intuitivo como siempre, sí sigue ese criterio, apartándose del mundo sonoro que crea Abbado.Es un Lohengrin atormentado y premonitorio, que marca un camino solitario y único. Naturalmente, además de cantarlo de ensueño. Y más claramente se aparta Elsa, para la que una Cheryl Studer en plena forma vocal reservó lo mejor de sí misma. Es una Elsa que busca y rebusca más que dejarse llevar por su desdichado destino, algo que no suelen hacer las cantantes con este rol; salen a escena ya vencidas por la fuerza de su destino. No lo hace así Studer, a mi entender, una de las mejores y más interesantes Elsas de los  últimos tiempos. Los Telramund, Ortrud y rey Enrique de, respectivamente, Hartmut Welker, Dunja Vejzovic y Robert Lloyd, muy entonados, pero a otra altura creativa.    

PGM   

 

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