Un pasticcio sensacional

Nos encontramos ante el volumen 65 de la Edición Vivaldi de Naïve, dedicado en esta ocasión a la ópera Il Tamerlano, también denominada Il Bajazet. Nos hallamos delante de un pasticcio, es decir, de una mescolanza de piezas de distintos autores y de otras del propio compositor junto a composiciones nuevas, y que todas unidas bajo un único libreto y bajo unos mágicos arreglos conforman una única obra. Este método compositivo esa muy habitual durante el siglo XVIII y satisfacía las enormes ansias del público por asistir a espectáculos nuevos, a la vez que facilitaba enormemente el trabajo del compositor. En esta ocasión escuchamos piezas de Giacomelli, Hasse y Riccardo Broschi, hermano de Carlo, el inmortal Farinelli, junto a arias, recitativos y música instrumental de Vivaldi, unificadas en el exótico y complejo libreto de Agostino Piovene.

Estrenada para el Carnaval de Verona de 1735, esta formidable sucesión de trepidantes recitativos e imaginativas y bellísimas arias merece ocupar un lugar entre el repertorio barroco operístico actual. Solamente tenemos constancia de su grabación en otra ocasión más (Biondi en 2005 para Erato).

Ottavio Dantone ha sabido reunir a un formidable elenco vocal que sorprenderá pista tras pista al oyente. Aunque el rol principal, Bajazet, encarnado por el barítono Bruno Taddia, debería ser interpretado por un barítono con un registro más amplio en los graves, no podemos sino destacar al resto del fabuloso elenco vocal. Así, Filippo Mineccia da vida a un Tamerlano lleno de energía, mostrando una soberbia técnica vocal que supera la complejísima escritura vivaldiana. Delphine Galou es la elección perfecta para el papel de Asteria, quien borda sus extraordinarias melodías de arias como “Amare un alma ingrata”. Sophie Rennert se enfrenta con pasmosa facilidad a las agudas y endiabladas situaciones que afronta como Irene, mientras que las sopranos Marina De Liso y Arianna Venditelli asombran con sus preciosos timbres y con sus fastuosas dotes actorales. Todos ellos realizan una magnífica labor teatral en los recitativos, situando al espectador en el afecto y situación precisos, a la vez que hacen prácticamente innecesaria su visión potenciando hábilmente la imaginación.

La Accademia Bizantina se encuentra en un verdadero estado de gracia durante la totalidad del extenso registro, regalando deliciosas perlas sonoras que ensoñarán al oyente en las partes más dulces, con un preciosista sonido en la cuerda de violines, apoyado en un espléndido y dúctil bajo continuo, en el que debemos subrayar la presencia de Tiziano Bagnati en el archilaúd, quien logra recrear verdaderos estados de ensoñación con sus creativos arpegios. Pero el conjunto instrumental italiano no desmerece en absoluto en los momentos más rotundos y vivos, consiguiendo un contraste vivaz fantástico con lo anteriormente descrito. Buena culpa de todo ello la tiene Dantone, quien junto a su inseparable Alessandro Tampieri como concertino han logrado conformar una de las mejores orquestas historicistas de la actualidad. 

A todo esto, debemos añadir la formidable toma y mezcla de sonido realizadas por Laure Casenave-Péré y Vincent Mons. Sin duda, una grabación que todo amante de la ópera barroca debe poseer.

Simón Andueza