En Visions de l’Amen, Messiaen hace de Messaien en grado sumo: fuertes avalanchas de acordes cromáticos, blancos como la luz que se filtra por las vidrieras de una luminosa catedral gótica, enérgicos y poderosos como una trompeta en el día del juicio final, hasta el punto que el oyente, en esta espectacular grabación, parece intimidado ante el alud sonoro de colores y sonidos que desarrolla el dúo formado por los pianistas Tamara Stefanovich y Pierre-Laurent Aimard, ambos trovadores de la música contemporánea y perfectos (el adjetivo no puede ser otro) intérpretes de la obra del compositor francés. Si la fe mueve montañas, para interpretar este ciclo rebosante de religiosidad y compuesto para Yvonne Loriod en 1943, hay que creer en él sin cuestionar sus presuntas fallas (como todo Messiaen, las tiene).

Lo que Aimard y Stefanovich ofrecen es un despliegue sin parangón (en Visiones, ya existía una enorme grabación de Argerich con Rabinovitch), ya que hasta ahora ningún dúo pianístico (estable o inestable) ha llegado a estas alturas interpretativas en un ciclo que el propio Aimard estudió junto a Messiaen y Loriod. Para enriquecer la influencia "mesiánica" se incluyen tres piezas para piano solo que evocan a Messiaen, el sonido de las campanas y en cierto modo el de la relojería antigua, como Carillon nocturne de Enescu (Aimard), Prayer Bell Sketch de Knussen (Stefanovich) y Clock IV de Birtwistle (Aimard), en un profundo ejercicio de búsqueda y encuentro en un disco ejemplar, sobresaliente.

Gonzalo Pérez Chamorro