Manuel Barrueco, guitarra. Solistas.
São Paulo Symphony Orchestra / Giancarlo Guerrero.
Naxos 8.574018 (CD)
La música de Heitor Villa-Lobos, revestida de un halo misterioso, no acusa el paso de los años. El guitarrista Manuel Barrueco, bajo la dirección de Giancarlo Guerrero, ha creado un programa con obras muy apreciadas por los guitarristas pero menos conocidas por el gran público. El Concierto para guitarra y pequeña orquesta, dedicado a Andrés Segovia, es la última pieza que el compositor creó para el instrumento de seis cuerdas.
En 1950 Villa-Lobos era una figura reconocida que utilizaba su arte para difundir la cultura brasileña, de ahí que el folklore y la riqueza visual de su país natal le sirvieran para conformar una paleta sonora basada en melodías de una sola dirección y ritmos ágiles. Barrueco, profundo conocedor de este repertorio, se deleita en la estructura de la obra que permite a la guitarra serpentear por encima de la orquesta sin perder protagonismo.
Sus manos se deslizan con destreza por las cuerdas, pero sus años al mando del instrumento no se dejan llevar por el tempo allegro, sino que prefieren deleitar musicalmente al oyente creando un ambiente festivo, y esto es lo que la convierte en una interpretación magistral. Lo mismo sucede en el Sexteto místico, una obra con tintes impresionistas muy diferente al resto de composiciones del autor. Flauta, oboe, saxo, celesta, arpa y guitarra son los encargados de que en un único movimiento el oyente se introduzca en un mundo onírico y sienta algo parecido a la paz. De nuevo, destaca la destreza de Barrueco como intérprete y como músico.
Esther Martín