Plácido Domingo. Orquesta de la Comunidad Valenciana / Pablo Heras Casado.
Sony, 88883733122 (CD)
HACIENDO HISTORIA
Este disco gustará tanto a unos como disgustará a otros (sobre a todos los que siempre le han negado el pan y la sal, entre los cuales hay un conocido y respetado crítico... español, por supuesto). Yo, aunque no sin alguna reserva, me encuentro rotundamente entre los primeros. Creo que, en líneas generales, puede afirmarse que Plácido ha sido uno de los más grandes cantantes de las últimas cuatro décadas y, en el terreno verdiano, especialmente admirable: muchos de sus personajes tenoriles están asociados para siempre a su nombre, sean Don Carlo, Don Alvaro, Riccardo (Gustavo III), Radamès u Otello. Comprendo que a su edad, cuando ya apenas puede abordar papeles tenoriles, desee con fuerza cantar otros baritonales, que son con frecuencia más hermosos y tentadores aún, como bien él explica en la entrevista. Dado que su voz sigue sonando bastante joven a sus 72 años, sin los defectos que suelen apreciarse a esas edades, creo que está en todo su derecho de hacerlo. Sobre todo teniendo en cuenta que posee armas poderosas para hacerles justicia: el estilo verdiano cien por cien, la musicalidad, la línea de canto y, por encima de todo, su lucidez como intérprete, como se aprecia tanto en los recitativos como en las arias. Por no hablar de su excepcional potencia expresiva. Como inconveniente, que aunque la tesitura le permite emitir casi siempre muy bien tanto los agudos como los graves, no posee verdadero color baritonal. No todas las escenas de este disco le van igualmente bien, pero hay algunas en las que convence de lleno: La traviata, Boccanegra (no conozco barítono que haya llegado tan al fondo de este personaje) o Don Carlo, sobre todo. Papeles baritonales más dramáticos como los de Macbeth o Ernani también los solventa muy bien, y en cuanto a Rigoletto, en “Cortiggiani!” conmueve hasta la médula sin los excesos de gusto dudoso de un Nucci, un año más joven. Pero en “Eri tu” del Ballo no logra la sublime línea de canto de Dieskau en su recital con Erede (Emi, 1960). Magnífica, muy verdiana, la dirección del talentoso joven Pablo Heras al frente de la mejor orquesta española.
Ángel Carrascosa Almazán