José María Usandizaga, ese talentoso compositor español (1887-1915) del que en 2015 se celebró el centenario de su muerte y que pasó prácticamente desapercibido, es recordado únicamente por Las Golondrinas, ópera con felices momentos que recibió una mala puesta en escena en las primeras temporadas del Teatro Real; pero su gran obra fue La Llama, una ópera con libreto de María Lejárraga que compuso en su último año de vida, 1915, y que tras exitosas representaciones en San Sebastián y Madrid en 1918 y Barcelona (1932), desapareció. Como homenaje, Juan José Ocón la ha revisado a fondo en una tarea de años para ponerla de gala en la temporada de la Orquesta Sinfónica de Euskadi; y con mejor acierto dejar el título grabado. Lo primero que sorprende es la calidad de la música y de la historia; al lenguaje armónico aprendido en París se le suma un cuidado en la orquestación y la escritura, incluida la coral, de tintes veristas y de Rimsky-Korsakov. Y los solistas se entregan a fondo en esta tarea, con especial mención para Sabina Puértolas como Tamar, con una voz que se va granando, y Damián del Castillo como El Sultán: quédense con este nombre, uno de los tres mejores barítonos españoles en la actualidad. Con esto se rellena uno más de los tantos huecos que nos quedan por cubrir en nuestro repertorio; y a la espera quedamos de verla en un teatro.

Jerónimo Marín